A la altura del campe¨®n
El juego de alta precisi¨®n de Espa?a sobrevivi¨® al empuje alem¨¢n. Gol y buen partido de Rodrigo. Empat¨® M¨¹ller desde larga distancia. Debut¨® Rodri.
Alemania y Argentina, un paseo por la quilla aceptada por Espa?a y del que, en primera instancia, la Selecci¨®n sali¨® ilesa.? Alemania est¨¢ en nuestra hoja de ruta en Rusia y Espa?a estuvo al menos a su altura. El ensayo evidenci¨® que a Isco le va mejor en Espa?a que en el Madrid, que afortunadamente Iniesta y Silva est¨¢n? de nuestro lado y que Rodrigo ha cogido el tren. Tambi¨¦n debut¨® Rodri, que un d¨ªa quiere ser Busquets. El duelo acab¨® en combate nulo, buena noticia atendiendo de d¨®nde viene La Roja.
Bendecido L?w, Alemania nos compr¨® a buen precio la posesi¨®n, el toque y hasta la paciencia, la madre de la ciencia en este modelo, que consiste en distraer al oponente hasta que se abre el cielo. Pero no pudieron comprar a Iniesta, Silva, Thiago o Isco. Compraron los Picasso pero no compraron a Picasso. Con todo, les dio para ganar un Mundial con una generaci¨®n menos castrense, forjada en el Europeo Sub-21 de 2009 (?zil, Khedira, Boateng, Hummels, Wagner), hoy treinta?era. Desde entonces, el temible tanque alem¨¢n mut¨® en veh¨ªculo ligero. Cambi¨® la posesi¨®n por el rodillo, el ingenio por la fuerza bruta, y demostr¨® al mundo que puede ganar haciendo lo uno y lo otro. Desde el 78 siempre ha estado al menos en cuartos en un Mundial.
Pero en D¨¹sseldorf, mir¨¢ndose al espejo, se vio desmejorada ante un grupo que ha superado el trastorno depresivo de Brasil 2014 y Francia 2016, un equipo que hasta esta cita s¨®lo hab¨ªa pasado un mal rato en Wembley, en el largo intervalo de 16 partidos.
Espa?a presiente su renacimiento. As¨ª se lo dicen los resultados y las sensaciones, aunque le falta pasar por el test de estr¨¦s de una gran competici¨®n.
En D¨¹sseldorf tuvo que apa?¨¢rselas sin Busquets, un jugador con muchos intangibles, m¨¢s importante para los entrenadores que para la taquilla; un jugador sin r¨¦plica y, a salvo de lo que dicte Rodri, sin sustituto. As¨ª que Lopetegui decidi¨® defenderse con la pelota, en una decisi¨®n de riesgo, con Thiago como jugador frontera. El exazulgrana ha perdido parte de su bohemia y eso la ha vuelto m¨¢s ¨²til en partidos apretados. ?l e Isco son, desde la Sub-21, la central de inteligencia de Lopetegui. Con ellos, con un Iniesta vestido de luces y con Silva muy avispado, Espa?a agarr¨® pronto el partido por el mango. Le ayud¨® un gol cuando amanec¨ªa la contienda, en pase de alta precisi¨®n de Iniesta a la espalda de Hummels y remate de primeras de Rodrigo, que prob¨® lo bien que se puede jugar al f¨²tbol sin la pelota. En su mejor a?o, present¨® candidatura ofreci¨¦ndose siempre al espacio. Werner, al otro lado, estuvo a su altura.
El rondo eterno
Perdur¨® ese largu¨ªsimo rondo de Espa?a, que ech¨® a perder en dos malos controles de Silva e Iniesta en las barbas de Ter Stegen. Perdida la iniciativa, Alemania ech¨® mano de la historia, que le ha otorgado una fiabilidad inigualable. Volvi¨® esa selecci¨®n que primero bombardeaba y luego preguntaba. Top¨® con Piqu¨¦ y Ramos, que quiso hacer un acontecimiento de su partido 150 con La Roja, y acab¨® llegando al empate con una maniobra del pasado: el zapatazo lejano. Fue magn¨ªfico el de M¨¹ller, un jugador con m¨¢s ¨¦tica que est¨¦tica. Al fin y al cabo, aun jugando bien, Espa?a topaba con la cabezoner¨ªa m¨¢s eficaz de la historia del f¨²tbol.
Ese gol y el renovado empuje alem¨¢n obligaron a Espa?a a cambiar el registro, a dar un paso atr¨¢s: Sa¨²l por Iniesta, con el atl¨¦tico como elemento de sujecci¨®n m¨¢s robusto que Thiago en una selecci¨®n que se siente inc¨®moda sin la pelota. L?w respondi¨® con una maniobra inversa: Gundogan por Khedira. El reajuste dej¨® cuatro ocasiones clarisimas: Ter Stegen y De Gea estuvieron por encima de su pelot¨®n de fusilamiento; un cabezazo de Hummels se columpi¨® en el larguero; un remate de Silva muri¨® en lateral de la red. Lopetegui hab¨ªa reformado ya su ataque con Lucas V¨¢zquez, Diego Costa y Asensio, los revulsivos del Madrid y el colmillo del Atl¨¦tico, capaz de jugar a los dos lados de la ley. El ariete debut¨® perdiendo un mano a mano por indecisi¨®n. Pero el tr¨ªo redobl¨® la presi¨®n profunda y coordinada cuando Alemania amenazaba con ech¨¢rsenos encima. No lo hizo. El empate dej¨® el mensaje de que estamos a la altura del campe¨®n.