?Qui¨¦n fue el pol¨¦mico presidente Ram¨®n Mendoza?
Presidente del Real Madrid (1985-1995). Con ¨¦l triunf¨® la Quinta del Buitre. Fich¨® a Hugo S¨¢nchez. Gan¨® 5 Ligas seguidas. Su asignatura pendiente: la Copa de Europa.
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Madrile?o castizo, o castizo madrile?o. El orden de factores no altera el producto. As¨ª era Ram¨®n Mendoza (Madrid, 18-04-1927, Nassau, Bahamas, 04-04-2001). Un hombre forjado a s¨ª mismo desde el momento de su nacimiento. Nacido en el madrile?¨ªsimo barrio de Chamber¨ª, su padre era empleado de un laboratorio de productos farmac¨¦uticos, y su madre, una obrera gallega emigrada a Madrid, muri¨® con 18 a?os durante el parto. Criado en el Madrid de la posguerra, vivi¨® su primer partido de f¨²tbol en 1939, en el campo de Vallecas. Fue a ver un partido del Athletic-Aviaci¨®n. Ir¨ªa un par de veces m¨¢s, hasta que en uno de ellos, un jugador rojiblanco le rompi¨® las gafas de un balonazo. Logr¨® que su padre le hiciese socio del Madrid en 1942. Desde entonces tuvo un sue?o: poder llevar las riendas del conjunto blanco. Mientras, estudi¨® Derecho y Econ¨®micas, ejerciendo como abogado en la d¨¦cada de los cincuenta. Posteriormente comenz¨® su aventura comercial, tejiendo contactos con la URSS, algo que caus¨® pol¨¦mica, pero que para ¨¦l le sirvi¨® para empezar a tener contacto con ciertos prohombres del madridismo. Luis de Carlos le introdujo a Bernab¨¦u y ¨¦ste le nombr¨® vocal de la directiva el 28 de enero de 1977.
Enfado de Bernab¨¦u.
Mendoza pertenec¨ªa a una nueva generaci¨®n de madridistas y a una nueva clase de directivos: joven, con ideas novedosas¡ No cay¨® bien entre el resto de directivos: dimiti¨® al a?o siguiente, el 28 de enero de 1978, meses antes de que Bernab¨¦u falleciera, le escribi¨® una carta explic¨¢ndole los motivos de su marcha. Algo que al patriarca madridista no le sent¨® nada bien. El problema es que Mendoza le cont¨® su idea a Samaranch al coincidir en un viaje a Mosc¨². Samaranch se lo cont¨® a Ismael L¨®pez Sancho, periodista de El Pa¨ªs en la capital moscovita, y ¨¦ste lo public¨®. Cuando la misiva lleg¨® a las oficinas del club, Bernab¨¦u mont¨® en c¨®lera y recomend¨® a sus m¨¢s cercanos que Mendoza nunca deber¨ªa ser presidente del Madrid¡
Sin embargo, tras la muerte de Bernab¨¦u, Mendoza particip¨® en la b¨²squeda del sucesor adecuado. Figur¨® como vicepresidente segundo en la primera junta de De Carlos. Sin embargo, una revista, Cambio 16, public¨® un reportaje donde relacionaba a Mendoza con la KGB. El esc¨¢ndalo fue de tal calibre, que Mendoza se vio obligado a dimitir. Se presentar¨ªa a las elecciones de 1982, perdi¨¦ndolas con el propio Luis de Carlos por casi 3.100 votos.
Presidente en 1985.
Su sue?o se convirti¨® en realidad en 1985. Dej¨® a Molowny como entrenador, Grosso de segundo. Supo ilusionar al madridismo fichando a Hugo S¨¢nchez, Maceda y Gordillo. Tres refuerzos, pero sobre todo, tres complementos de lujo para fortalecer a la Quinta del Buitre. Con ese equipo, reforz¨¢ndole cada verano con jugadores de relumbr¨®n (Schuster en 1988, por ejemplo), los blancos ganaron cinco Ligas de manera consecutiva (algo que ning¨²n otro equipo ha logrado hacer, siendo seis en total), dos Copas de la UEFA y dos Copas del Rey. Pero en la d¨¦cada de los 90 todo vari¨®. Empe?ado en remodelar en Bernab¨¦u y en gestionar la plantilla, el equipo fue superado por la etapa de Dream Team del Barcelona. Los fichajes, procedentes del este de Europa no funcionaron: Hagi, Prosinecki y Spasic. Aunque estuvo a punto de ganar dos Ligas en el ¨²ltimo instante, las derrotas en Tenerife, los consecuentes cambios de entrenador, la remodelaci¨®n incompleta de la plantilla formaron un batiburrillo que le llev¨® a presentar su dimisi¨®n el 20 de noviembre de 1995, leyendo una carta que terminaba con la siguiente frase: ¡°Terminado el funeral, que el socio Ram¨®n Mendoza descanse en paz. Amen¡±.
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Deuda.
Dejaba atr¨¢s dos etapas: una magn¨ªfica, plagada de triunfos (aunque siempre se le vio dolido por no haber conseguido ganar la Copa de Europa, algo con lo que siempre so?¨® para reverdecer laureles) y otra en la que pese a la ausencia de resultados, la renovaci¨®n del Bernab¨¦u (cost¨® 5.000 millones de pesetas de las de entonces, algo m¨¢s de 30 millones de euros), en la que fue parte b¨¢sica su labor, fue otra obra culmen de su legado. El lado negativo es que dej¨® una deuda de m¨¢s de 13.000 millones de pesetas (72 millones de euros)¡
Falleci¨® v¨ªctima de un infarto mientras navegaba por el Caribe, en Nassau, Bahamas.