Pa?olada tras la estocada del Marsella al Athletic
Los leones fueron un juguete en manos de un equipo muy serio y trabajado. Aduriz, expulsado: ?su adi¨®s definitivo a Europa?


El Marsella dio la estocada a un Athletic que certific¨® su desti?e en esta temporada que deber¨ªa borrarse de la historia del centenario club. San Mam¨¦s se hart¨® y exhibi¨® una pa?olada (sirvieron tambi¨¦n las cartulinas del mosaico previo). ?Tomar¨¢ nota el presidente Josu Urrutia? Durante meses el equipo de Ziganda ha vivido con la falsa esperanza de que Europa ser¨ªa el pa?o de l¨¢grimas de su tormentoso curso. Pas¨® l¨ªder la fase de grupos y ventil¨® al Spartak de Mosc¨², pero nadie logr¨® espantar la sensaci¨®n de que hab¨ªa enorme fortuna por medio.
Y en estas lleg¨® un equipo serio, elaborado para cosas importantes, y dej¨® sentado que el talento habitualmente no conspira contra la eficacia. Adi¨®s a los leones, que encima soportaron dos lesiones y vivieron el vandalismo de la hinchada gala, con un ataque a un guarda de seguridad. La expulsi¨®n de Aduriz en el minuto 76 resume el desprop¨®sito no solo de la traves¨ªa europea sino del a?o: este equipo est¨¢ descabezado. El pichichi de la actual UEL recibi¨® la cl¨¢sica amarilla por protestar, esa viene de serie, y vio otra por una entrada fruto de la impotencia. Expulsado. Viendo que a este equipo no le da para el billete europeo el curso pr¨®ximo ?ser¨¢ la despedida de uno de los cracks de esta competici¨®n? Desfil¨® a la ducha pidiendo disculpas.
En esta temporada del terror en San Mam¨¦s, el descorche del partido fue agua bendita. Un gran tifo, un mosaico y una grada encendida de pasi¨®n saludaron la salida al campo de ambos equipos. Fue el aperitivo porque la puesta en escena del Athletic indujo a la esperanza. Como acu?¨® Aduriz en la previa, ¡°el que no crea que no venga¡±. Pero todo ese boato empez¨® a parecer fuego de artificio analizando m¨¢s en profundidad la expresi¨®n corporal, los gestos, de los marselleses. ?Estaban c¨®modos los t¨ªos con semejante ambientaci¨®n! Al punto de que Ocampos oblig¨® a Herrer¨ªn a lucirse en esos compases iniciales para no acabar antes de tiempo el compromiso de vuelta.
Cuando todo se tuerce, a¨²n puede hacerlo m¨¢s. En el f¨²tbol las prisas son malas consejeras. Rico se resinti¨® de su lesi¨®n muscular en el minuto 22 y Ziganda vari¨® hacia un planteamiento algo m¨¢s ofensivo con Susaeta. Tras la levadura inicial, el partido se achat¨® considerablemente. Y ese ambiente contemplativo tampoco parec¨ªa conveniente para el OM, tan din¨¢mico como es de tres cuartas partes hacia arriba. Pero ya todo daba igual. Se comport¨® como un conjunto ordenado y trabajado. Este Rudi Garc¨ªa sabe lo que se hace.
Una jugada de tiral¨ªneas desde muy lejos, con tac¨®n, ca?o, paredes y pases medidos, sirvi¨® para llegar hasta un Mitroglou que supo contemporizar. Payet se intern¨® en el ¨¢rea y Lekue, ese hombre que parece tener un im¨¢n para los penaltis, arriesg¨®, aunque no lleg¨® a cometer una pena m¨¢xima que se invent¨® el juez de ¨¢rea. Lo comido por lo servido. Una decisi¨®n del auxiliar habitualmente menos intervencionista de los partidos cambi¨® el guion. Y era una invenci¨®n, como en la ida. Marc¨® el propio Payet y fue como congelar San Mam¨¦s. Huele que se est¨¢ jugando el Mundial y cuando quiere ponerse al f¨²tbol, este muchacho es portentoso.
La segunda parte se abri¨® con un gesto absolutamente inhabitual. El OM sac¨® de medio campo y lanz¨® a fuera de banda rival para ganar metros. Ocampos se movi¨® por el balc¨®n del ¨¢rea y se sac¨® un sartenazo de ¨¦poca para marcar fuera del alcance de Herrer¨ªn. Algunos espectadores, a la vista del panorama, se fueron del campo. El resto se qued¨® para pitar el toreo final. Williams maquill¨® la afrenta. Este ciclo de entrar siempre en Europa se acab¨®. Ziganda dejar¨¢ paso a otro colega en junio. Urge un cambio de etapa.