Otra vez Don Antoine
Partidazo del franc¨¦s, que liquid¨® al Celta con un golazo y una asistencia de lujo a Vitolo, que hizo el 2-0. Correa sentenci¨®. El Atleti no pierde la fe en la Liga.
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Para Griezmann, la felicidad es un estado que le sale de la bota?con forma de gol, directo a una red. El de ayer fue una maravilla, otra. Mor¨ªa la primera parte cuando el partido mejor estaba. M¨¢s abierto, con ocasiones para un Atleti trabado, con ocasiones para un Celta en ese momento con br¨ªo. Entonces, su bota. Le llovi¨® el bal¨®n encima, en el ¨¢rea peque?a, despu¨¦s de que Gim¨¦nez saltara a rematar un c¨®rner, quiz¨¢ con falta sobre el Tucu Hern¨¢ndez. Esquinado, a dos palmos y medio de la porter¨ªa y de Rub¨¦n, que tap¨® bien, Grizi control¨®, recort¨® a Jonny y tuvo tiempo hasta de pensar qu¨¦ quer¨ªa, ad¨®nde enviarlo. A la escuadra. Con la derecha. Lo escrito, un esc¨¢ndalo.
Iba la tarde de maravillas porque, no hab¨ªa comenzado apenas el partido, y su compa?ero de ataque, Costa, ya hab¨ªa dejado otra. De espaldas, encajonado por dos rivales, logr¨® sacar el bal¨®n de tac¨®n, sin darse la vuelta, con Lopetequi en el palco. ?ste lo agarr¨® Vrsaljko para convertirlo en otro de sus pases de gol, pero Grizi no lleg¨® por un poco.
El Atleti hab¨ªa salido dominador pero, como ninguno de sus intentos terminaba en la red de Rub¨¦n, le fue dejando al Celta el bal¨®n. Un Celta que resisti¨® a esos primeros minutos y que se iba presentando al Metropolitano. A su hierba, su ac¨²stica, su cielo medio techado. Pero era el suyo dominio est¨¦ril. Oblak, que estaba, pod¨ªa no estarlo: en ninguna foto sal¨ªa. Quiz¨¢ era la hora, la lluvia que iba y ven¨ªa, pero el juego tuvo un rato de siesta, horizontal, sin necesidad de porter¨ªas, hasta que volvi¨® a aparecer Costa, para devolverle pulsaciones y encabezar otro arre¨®n del Atleti. Corr¨ªa, cuerpeaba con Sergi G¨®mez, ped¨ªa bal¨®n. Un animal suelto y con hambre. Ser¨ªa el Celta, sin embargo, qui¨¦n acarici¨® primero el gol.
Fue a bal¨®n parado, jugada ensayada, 30¡¯, su primera vez ante Oblak, que s¨ª, que estaba. Pero perdon¨®. Primero fall¨® Roncaglia, a quien Aspas hab¨ªa cedido de cabeza, en corto. Despu¨¦s Sergi G¨®mez, a quien le cay¨® el bal¨®n. Dispar¨® a matar a tres metros de Oblak. Dispar¨® fatal. Por si acaso, ah¨ª apareci¨® un pie para enviar al c¨®rner. Era de God¨ªn. El mismo que en la jugada siguiente casi regala un gol al Celta. Se confi¨® en la salida y le rob¨® el bal¨®n Maxi G¨®mez, que cedi¨® a Aspas, que envi¨® fuera. Perdon¨® el Celta y cuatro minutos despu¨¦s se lo hizo pagar Griezmann, sac¨¢ndose esa maravilla de la bota.
Vitolo, lesiones, otra vez Griezmann
Regres¨® el partido de la caseta con m¨¢s batalla, golpes y un pisot¨®n: el de Sergi G¨®mez a Costa, de los que hacen da?o, de los que dejan cojo. Tambi¨¦n dejaba dos fotos de Oblak. Una, que ten¨ªa que usar la pierna de Gim¨¦nez para sacar de puerta, ¨¦l no pod¨ªa, dol¨ªa. La otra, en una ocasi¨®n de Radoja, al palo. Volv¨ªa a perdonar el Celta. Matar¨ªa el Atleti en la jugada siguiente.
Griezmann mediante, claro, con un pase del que colgar muchos adjetivos. Brutal, espectacular, marca Griezmann: se invent¨® un hueco entre las piernas de Tucu Hern¨¢ndez y all¨ª envi¨® el bal¨®n. Buscaba a Vitolo, muy participativo, que se desmarc¨® y defini¨® picando por encima del portero. Golazo, chut de confianza. La goleada la cerr¨® Correa (gran pase de Koke) nada m¨¢s entrar en el campo por Vitolo. Era tres minutos despu¨¦s de su gol. Ser¨ªa seis antes de que todo el Metropolitano, se pusiera en pie. Desped¨ªa a uno de los suyos. A Griezmann, su franc¨¦s de la bota feliz.
(Al partido le quedar¨ªan a¨²n treinta minutos pero, salvo la reca¨ªda de Aspas de su lesi¨®n, una mano de Oblak a Maxi G¨®mez y el susto de ver a Costa irse sin bota, por aquel pisot¨®n, el franc¨¦s lo hab¨ªa finiquitado ya. Don Antoine, otra vez m¨¢s).