Mensaje de Cristiano al PSG
La Champions es la primavera del Madrid. En ella se siente autor y actor. Todo florece a su alrededor, incluso despu¨¦s de inviernos como el que nos ocupa, a bajo cero en regularidad y estado de ¨¢nimo. Este s¨¢bado dej¨® ese mensaje en el contestador del PSG a cuenta de una Real de carnaval, con su tradicional buen paladar evaporado por los errores defensivos y la falta de fuego arriba.
El Madrid se recapitaliz¨® en muchas zonas del campo, algunas de las cuales han vivido un luto prolongado. Marcelo, para empezar, un permanente foco de alboroto, con empuje, precisi¨®n y la insistencia habitual. Tambi¨¦n Cristiano, que el a?o pasado hizo diez goles entre los cuartos y la final de la Champions, parece entender que ha llegado su momento. Para juzgarle basta con medir a qu¨¦ velocidad se le ocurren las cosas. Ante la Real estuvo vertiginoso. Como Asensio, que volvi¨® a hacer su agosto, en sentido casi literal. Aquel jugador que entr¨® en s¨ªndrome postvacacional parece regresar en todo su esplendor. El tr¨ªo emergi¨® en un equipo que se ha saltado la convalecencia. O que, como ocurri¨® ante el Sevilla, ha experimentado un brote de genialidad que, visto el panorama, no es descartable que desaparezca.
Un gol rel¨¢mpago
Sin ensombrecer el partido del Madrid cabe recordar que un gol a los 50 segundos es motor a reacci¨®n para cualquiera. Lo hizo Lucas V¨¢zquez, en cabezazo imponente, en¨¦sima prueba de que est¨¢ para lo que le pidan. Es un eterno paliativo en el equipo. Luego el Madrid se tom¨® un respiro, mal presagio en un grupo al que tras el calent¨®n inicial le salta el termostato y es incapaz de recuperar temperatura. No sucedi¨® esta vez. Pareci¨® que no quer¨ªa que le faltase un detalle al ensayo general y procedi¨® a descuartizar a la Real desplegando su cat¨¢logo de habilidades: cre¨® peligro y ocasiones en el juego est¨¢tico, en la elaboraci¨®n y en el contragolpe frente a un rival incapaz de rechistar.
Cristiano firm¨® un hat-trick con tres gestos de ariete: remate a quemarropa a centro de Marcelo, cabezazo a la salida de un c¨®rner y puntilla tras un rechace de Rulli. Entre medias, meti¨® Kroos una de esas roscas que espacia demasiado. Zidane no echaba en falta a Casemiro, el anticuerpo que amortigua la holgazaner¨ªa de la bbC, ni a Bale, a los que se ahorr¨® pensando que no tienen gemelo de garant¨ªas en la plantilla. El Madrid se fue al descanso con cuatro goles y dos palos, datos que retratan la magnitud del bombardeo.
La segunda parte fue ba?o y masaje, un descafeinado ap¨¦ndice del partido en el que la Real sufri¨® menos y el Madrid descans¨® m¨¢s. A la hora de partido se march¨® Modric y lleg¨® la ca¨ªda de tensi¨®n. Lo retrataron los goles de Bautista e Illarramendi casi a placer. Entre medias, Rulli le regal¨® el hat-trick a Cristiano. Eso s¨ª, pas¨® una tarde m¨¢s sin que marcara Benzema, que vive en un universo paralelo, en un para¨ªso donde al f¨²tbol se juega sin porter¨ªas. Le pitaron.
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