Fue la guerra y la gan¨® el Bar?a
Derbi dur¨ªsimo, con m¨¢s patadas y emoci¨®n que ocasiones y espect¨¢culo. Fern¨¢ndez Borbal¨¢n le quit¨® dos penaltis al Madrid. A Ramos le rompieron la nariz. Griezmann sali¨® pitadoCristiano en el Madrid: 16 t¨ªtulos, 4 Balones de Oro, 450 goles...
Fue un derbi vietnamita, un homenaje al viejo Metropolitano, donde se ventilaron pleitos as¨ª, tantas veces fuera de la ley. No hubo noticias de Cristiano, lento y fall¨®n, ni de Griezmann, pitado. Tampoco de Fern¨¢ndez Borbal¨¢n, que le quit¨® dos penaltis al Madrid y toler¨® un partido de los bajos fondos, salvado por una incontenible emoci¨®n, por la omnipresencia de Lucas y por Isco, que puso la m¨²sica en aquella lluvia de metralla. El Bar?a acab¨® ganando esta guerra sin pegar un solo tiro.
El Atl¨¦tico puso la coreograf¨ªa y el Madrid respondi¨® con Isco. El tambor contra el viol¨ªn. Y es que la envoltura del partido fue muy del gusto de Simeone. En maniobra sincronizada apret¨® el Wanda y apret¨® el equipo la salida de pelota del Madrid. Esa ola de fogosidad encoge mucho al equipo de Zidane en estos momentos, en los que Modric y Kroos andan sin salida. El plan pudo ser perfecto si Correa no hubiese dejado ir un doble regalo de Marcelo y Varane. Solo ante Casilla se le fue el tren con un disparo sin colocaci¨®n.
Lo que vino despu¨¦s fue un derbi a la antigua usanza, dram¨¢tico, dur¨ªsimo, de pico y pala, tan falto de f¨²tbol como de modales. Simeone meti¨® la hormigonera en el centro del campo, con Thomas y Gabi ajustando, Correa y Sa¨²l por fuera y Koke como mediapunta. Por ah¨ª se le hab¨ªan escapado los ¨²ltimos derbis y ech¨® el resto para intentar desintegrar al Madrid. El taladro top¨® en Casemiro, otro de acero, que corrigi¨® todos los desajustes blancos hasta desactivar esa amenaza de apocalipsis. El paso de los minutos le fue quitando al Atl¨¦tico la ilusi¨®n ¨®ptica de que ten¨ªa el partido en un pu?o. En realidad, desde aquel error de Correa no se asom¨® ante Casilla hasta muy al final.
La fatiga e Isco fueron metiendo al Madrid en el partido. El malague?o no es un atajo sino la ¨²nica salida de su equipo. Desde la izquierda prepar¨® todos los asaltos al ¨¢rea del Atl¨¦tico sin encontrar acompa?amiento. Es solista por obligaci¨®n, que no por devoci¨®n. Cristiano no pas¨® de varias bicicletas circenses y de dos lanzamientos de falta que rechaz¨® Oblak. A Benzema le pareci¨® que el partido se jugaba a m¨¢s temperatura de la que es capaz de soportar. Al primer tiro busca refugio.
Sin embargo, a la causa comenzaron a sumarse Carvajal y Marcelo, este con proposito de enmienda. Kroos estuvo a punto de sacar partido de una pared con Cristiano y a Ramos le quit¨® Lucas el gol y la nariz de un golpe, en penalti que Fern¨¢ndez Borbal¨¢n le neg¨® al Madrid. El capit¨¢n no regres¨® del vestuario, con una fractura nasal.
El Atl¨¦tico de la segunda mitad ya fue otro. Corto de combustible, aplic¨® un recorte dr¨¢stico a su presi¨®n. S¨®lo puntualmente se entreg¨® a ella, pero le bast¨® para seguir minimizando al Madrid, m¨¢s cuando Simeone dio el paso adelante de meter a Carrasco, ese inconstante factor diferencial que a veces suma y a veces resta, por Thomas. Correa, para entonces, ya andaba menos revoltoso que en el inicio. En las mismas andaba Isco, al que le cargaron demasiado en la mochila desde el comienzo. Y Marcelo acababa por entrar en barrena, con m¨¢s p¨¦rdidas radiactivas por su banda.
Al Atl¨¦tico la intensidad mal entendida se le empezaba a ir de las manos (tres tarjetas en 15 minutos), con la complicidad del ¨¢rbitro, y al Madrid el partido. Varane salv¨® sobre la l¨ªnea una vaselina de Gameiro. En un duelo sin camisa de fuerza Borbal¨¢n le quit¨® otro penalti al Madrid, por mano de God¨ªn. Fue la hora de Cristiano, que tuvo las dos ¨²ltimas y estuvo como en el resto del curso. El Atl¨¦tico acab¨® pidiendo la hora y el Bar?a ganando el derbi.
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