Salazar-Simpson: ¡°El Madrid era como un hijo para Bernab¨¦u¡±
Bernab¨¦u es la figura m¨¢s influyente del Madrid. AS charl¨® con el director de ¡®Bernab¨¦u¡¯, pel¨ªcula sobre su vida que se estrena el viernes.
?De d¨®nde surge la idea para dirigir ¡®Bernab¨¦u¡¯?
Nace cuando nos damos cuenta de que Santiago Bernab¨¦u es un personaje muy conocido pero del que la gente sabe muy poco. En mi familia somos socios del Madrid desde mi abuelo. Joaqu¨ªn And¨²jar, el guionista, me propuso la idea. Seg¨²n fuimos indagando me pareci¨® fascinante, acab¨¦ enamorado del personaje.
?Qu¨¦ es lo que le cal¨®?
Representaba una ¨¦poca, unos valores y principios que hoy se han perdido. La amistad, la lealtad¡ Fue capit¨¢n, entrenador unos meses y luego su propia junta directiva le nombr¨® presidente vitalicio. No se ha vuelto a dar algo as¨ª.
La pel¨ªcula dura 75 minutos y todo el material es hist¨®rico.
Ha sido una labor de tres a?os. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que hasta los setenta todo se grababa en cintas magn¨¦ticas que se borraban para ser reutilizadas. Al principio la pel¨ªcula duraba tres horas, utilic¨¦ cinco o seis documentalistas, dos montadores distintos, cambi¨¦ el inicio, que empezaba con el minuto de silencio por Bernab¨¦u justo antes del Mundial de Argentina, cambi¨¦ tambi¨¦n el final¡ Un enorme puzzle.
Suena a labor tit¨¢nica...
Investigamos todo. Desde la Filmoteca Nacional al Archivo General de la Administraci¨®n, en Alcal¨¢ de Henares, donde est¨¢n los Archivos de Indias. Tienes que tocar los documentos con guantes (r¨ªe). Miramos peri¨®dicos extintos como El Alc¨¢zar, colecciones particulares de fot¨®grafos de la ¨¦poca... A¨²n as¨ª, hubo an¨¦cdotas maravillosas que no pude incluir porque no ten¨ªa con qu¨¦ plasmarlas.
?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le doli¨® dejar fuera del montaje final?
Una secuencia que tiene que ver, precisamente, con AS. Bernab¨¦u no sab¨ªa que ten¨ªa un c¨¢ncer avanzado, sus allegados no se lo hab¨ªan querido decir. Y se enter¨® porque le¨ªa el AS, que ya estaba publicando un serial con el t¨ªtulo ¡®?Qui¨¦n ser¨¢ el sucesor de Bernab¨¦u?¡¯. Tras el tercer cap¨ªtulo, interrog¨® a Antonio Calder¨®n: ¡°?Es esto verdad?¡±. Calder¨®n se ech¨® a llorar y ah¨ª Bernab¨¦u supo que iba a morir. Al d¨ªa siguiente se encerr¨® en su casa y ya no sali¨® m¨¢s¡ Me pareci¨® emotivo, pero tambi¨¦n un poco morboso. Por eso lo elimin¨¦.
El film recoge una curiosa cita del Marqu¨¦s de Tortosa, amigo del padre de Bernab¨¦u. Vaticinaba que Santiago, a¨²n un ni?o entonces, ¡°iba a ser un desgraciado¡±. Menudo ojo.
La frase termina con un ¡°y carece por completo de ambici¨®n¡± (risas). Era el octavo hijo y durmi¨® con su madre hasta los siete a?os. Cuando ella muere, es saltar a la vida de golpe. Con 20 a?os muere tambi¨¦n su padre y tampoco tendr¨ªa luego hijos. Mi teor¨ªa es que por eso se abraz¨® al Madrid, era su familia. Para ¨¦l, el Madrid era como un hijo.
?Ha sido Bernab¨¦u el mayor visionario de la historia de nuestro f¨²tbol?
Hizo cosas muy importantes. Reconstruy¨® al Madrid tras la Guerra Civil y se le ocurri¨® levantar ese estadio enorme en plena posguerra, algo dificil¨ªsimo. Lo logr¨® con esa brillante idea de que fueran los socios los que ayudasen a financiarlo. Luego fich¨® a Di St¨¦fano, que cambi¨® la manera de jugar al f¨²tbol, un movimiento definitivo...
Se lo propuso L¡¯Equipe primero al Barcelona, pero ellos quer¨ªan apostar por la Liga Catalana. Al final llamaron a Bernab¨¦u un martes y ese mismo jueves ya estaba ¨¦l en un hotel de Par¨ªs sentando las bases de la futura competici¨®n¡
?Qu¨¦ pensar¨ªa del f¨²tbol actual?
No s¨¦ yo si no estar¨ªa asustado... ?l insist¨ªa en que no se pod¨ªa perder la diversi¨®n, ese esp¨ªritu amateur. Que si ¨¦l ve¨ªa eso desaparecer, ¡°dejar¨ªa de ser el patrono¡±. Porque, en el fondo, fue lo que ¨¦l vivi¨® como futbolista. En los inicios del siglo XX eran un grupo de amigotes que se divert¨ªan con el f¨²tbol, beb¨ªan, fumaban...
H¨¢bleme de la ¡®teor¨ªa de la jeta¡¯...
Bernab¨¦u se fiaba mucho de su instinto, en la primera impresi¨®n que alguien le daba cuando lo miraba. Lo gracioso es que ¨¦l mismo dec¨ªa, con retranca, que con las mujeres no le funcionaba. Pero gracias a esa intuici¨®n se rode¨® de una guardia pretoriana que fue esencial. Raimundo Saporta, Agust¨ªn Dom¨ªnguez y Antonio Calder¨®n, que hac¨ªa el papel de poli malo¡ Una organizaci¨®n impecable.
De Bernab¨¦u lleg¨® a decirse que fue de todo menos bal¨®n.
En el Madrid, desde luego. Y sin llevarse un duro. En la pel¨ªcula mostramos los terrenos anexos al estadio que le ofrecieron a 8 pesetas el metro cuadrado. No los quiso para no lucrarse gracias al Madrid. Eso valdr¨ªa hoy una fortuna. Era abogado, ayudaba a todos y sin cobrar. Se manten¨ªa de unas peque?as tierras que hered¨®, vivi¨® en Madrid de vender plata, helados¡ Ya como presidente, si cog¨ªa un peri¨®dico de las oficinas del club, iba a la caja a pagarlo. Ten¨ªa principios, era coherente con ellos y el no deberle nada a nadie le otorgaba una libertad para decir lo que quisiera sin tener que agradar.
En un momento de frustraci¨®n lleg¨® a decir que la afici¨®n del Madrid era ¡°un tumor¡±.
Quer¨ªa que la gente disfrutara, pero ve¨ªa que el Bernab¨¦u era un equivalente a Las Ventas. Un p¨²blico duro. Se deprimi¨® y dijo eso al ver que la afici¨®n abuche¨® al equipo porque se relajaron cinco minutos¡ cuando iban ganando 4-0. Para ¨¦l, lidiar con tanta exigencia, tambi¨¦n de la Prensa, fue agotador.
Impacta escucharle, en su ¨²ltima entrevista, decir que los diez d¨ªas m¨¢s felices los pas¨® en un ballenero, viendo el atardecer y los delfines...
Buscaba la soledad. Segu¨ªa dirigiendo el club pero, para ¨¦l, Madrid ya no era lo mismo. Se quejaba de que la gente ya no se saludaba en las calles. Por eso se recluy¨® en Santa Pola. Dec¨ªa que, para ¨¦l, primero estaban los ¨¢rboles, luego los animales y despu¨¦s las personas.
El preestreno de ¡®Bernab¨¦u¡¯ ser¨¢ en el estadio Santiago Bernab¨¦u. El cierre del c¨ªrculo.
Era mi ilusi¨®n, se lo ped¨ª al club y finalmente accedieron. Butrague?o la vio en Valdebebas y le encant¨®. Tambi¨¦n la ha podido ver Ignacio Bernab¨¦u de Yeste, sobrino-nieto de Santiago, y acab¨® llorando. Se emocion¨® tanto que me pidi¨® ocho entradas para el preestreno...
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