Gameiro salva otro mal d¨ªa
El Atl¨¦tico volvi¨® a sus or¨ªgenes con Simeone y venci¨® 0-1 con gol a bal¨®n parado. Gameiro marc¨® en el 31¡¯ y a partir de ah¨ª, el Celta domin¨® a un Atl¨¦tico replegadoFinal Europa League 2018: cr¨®nica de la 3? Europa League del Atl¨¦tico
Defendi¨® el Atleti su gol como si fuese el Santo Grial. Y dio igual que al Celta le dolieran las puntas de las botas de tanto buscarlo, que se ir¨ªa a la caseta sin gol y mir¨¢ndose, incr¨¦dulo, la herida que en el costado le dejaba la efectividad atl¨¦tica, el 0-1. Porque a los rojiblancos les faltar¨ªa casi todo en Vigo, f¨²tbol, ideas, remates, pero defender¨ªan su gol con u?as, dientes y unos guantes inquebrantables. Los de Oblak, el Santo de todos los d¨ªas.
Hab¨ªa comenzado el Atleti el partido como lo terminar¨ªa: perdido, timorato y demasiado atr¨¢s, desangelado, como la foto de Bala¨ªdos que mostraba la tele, con esa Grada R¨ªo un mar azul de asientos vac¨ªos. El Celta, mientras, desde el inicio tambi¨¦n mostr¨® a qu¨¦ jugar¨ªa: sali¨® con br¨ªo, dominador. En el minuto veinte, Simeone ya frunc¨ªa la boca: acababa de asistir a la primera mano milagrosa de la tarde de San Jan, que sac¨® con la puntita del guante un globo de Maxi G¨®mez. De su equipo segu¨ªa sin noticias. Ni un remate, ni una ocasi¨®n, ni una jugada. Veinte minutos y el Atleti era como esa grada de Bala¨ªdos frente al tiro de c¨¢mara: un vac¨ªo, una nada.
Piiiiii. Ese sonido de cuerpo sin vida, sin respiraci¨®n, pudo espantarlo Griezmann en el 25¡¯. El Atleti s¨®lo tuvo que terminar una jugada, mover el bal¨®n sin perderlo hasta llevarlo al ¨¢rea rival, que apareciera Correa y disparara el franc¨¦s. En la siguiente jugada, ese Piiiiii se espantar¨ªa definitivamente. Lo tapar¨ªa un alarido, un golpe en el pecho. Era de Gameiro, que cinco meses y 22 d¨ªas despu¨¦s se hab¨ªa reencontrado con el gol. Lo har¨ªa despu¨¦s de un c¨®rner, por cierto, eso que esta semana en el Atleti hab¨ªa vuelto a ensayarse, trabajarse tanto tiempo despu¨¦s.Funcion¨® el entrenamiento. Y ayud¨® Sergi G¨®mez tambi¨¦n, que al intentar despejar dejar¨ªa muerto el bal¨®n ante Gameiro: el franc¨¦s s¨®lo tuvo que empujarlo con la derecha a la red. El Atleti ya estaba en el partido. Ya estaba y ten¨ªa un deber: defender con u?as y dientes ese Santo Grial, ese gol que siempre tanto le cuesta.?
El Celta acus¨® el golpe, ser v¨ªctima de la efectividad atl¨¦tica cuando mejor estaba, y el Atleti tendr¨ªa diez minutos de presencia en el partido. Diez minutos agarrado a unas botas, las de Correa, el ¨²nico capaz de ofrecer algo diferente, el ¨²nico que miraba m¨¢s a Sergio que a Oblak. El espejismo lo finalizar¨ªa Thomas, con su en¨¦simo bal¨®n regalado en el centro. ?ste acabar¨ªa en disparo de Wass y treinta segundos de tortura rojiblanca, con el Celta buscando el gol sin que ning¨²n rojiblanco fuera capaz de saber despejarlo, sacarlo de all¨ª, enviarlo lejos. Entonces, para su respiro, se escuchar¨ªa otro Piiiiii. Era del ¨¢rbitro. El Atleti se iba a la caseta con su Santo Grial intacto. Lo guarda el mejor cerrojo, los guantes de Oblak. A los diez minutos de la segunda parte sus manos milagrosas ya eran dos. Ahora ante Aspas. Su disparo a puerta marcar¨ªa el principio del asedio.
Porque el Celta acosar¨ªa al Atleti toda la segunda parte y como respuesta s¨®lo hallar¨ªa un argumento: todos atr¨¢s. ?Resultado? Muchos centros laterales celestes, un bal¨®n al palo de Aspas y una mano de Gabi en el ¨¢rea que el ¨¢rbitro no vio. Tampoco hab¨ªa visto en la contraria un agarr¨®n claro de Cabral a God¨ªn.
El Atleti pasar¨ªa miedo. Pero no hay quien sufrir mejor sepa. Si la cuenta de remates ya iba 12 para el Celta por cuatro del Atleti y Unzu¨¦ met¨ªa m¨¢s p¨®lvora, Emre y Guidetti, Simeone replicaba con cemento: Gim¨¦nez por Gabi, Filipe por Correa. Y dar¨ªa igual cu¨¢nto lo intentara el Celta que siempre chocar¨ªa con una pierna o San Jan. El ¨²ltimo ser¨ªa Guidetti, que probar¨ªa un remate de tac¨®n, el 18, antes de que se escuchara otro Piiiiii y Sa¨²l alzara los brazos victorioso. Final. El Atleti hab¨ªa ganado, daba igual c¨®mo, regresaba a Madrid abrazado a su gol. Ahora, eso s¨ª, debe pensar en lo importante: en c¨®mo mejorar ese c¨®mo. Urge.