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Chile perdi¨® estrepitosamente con Brasil. No hizo la parte de la tarea que le correspond¨ªa para ir a Rusia 2018 que era sumar al menos un punto en la ¨²ltima jornada y que s¨ª hicieron Argentina, Colombia y Per¨². El harakiri es por eso y por otras cosas m¨¢s, como los puntos perdidos antes, las malas decisiones, la tarjeta amarilla a Vidal contra Ecuador y un largo etc¨¦tera.
Parec¨ªa castigo suficiente, pero los dioses quisieron ser m¨¢s duros. Y crueles.
El castigo a Bolivia que solicit¨® Chile ante la FIFA por la mala inscripci¨®n de Nelson Cabrera lo dej¨® fuera de carrera. La paradoja de los dos puntos y los tres goles que en vez de sumar, restaron. Sin la sanci¨®n, la Roja quedaba en el repechaje y Per¨² fuera. Una burla del destino.
Pero no solo fue eso. El empate de Per¨², que desplaza a Chile en la tabla, se produce por un error absurdo e impropio de un portero de la categor¨ªa de David Ospina. Su negligencia profesional de no advertir un tiro libre indirecto le costar¨ªa el puesto y la dignidad hasta a un arquero de equipo de barrio. Si la dejaba pasar, no era gol. Ese manotazo, que es casi un autogol, llen¨® de vida a Per¨² y sepult¨® a la Roja. El destino celebr¨® mostr¨¢ndole la camiseta en la cara a un Chile que est¨¢ en el suelo.
Quiz¨¢s tanto castigo no sea tan injusto. Tal vez sea lo que merece el soberbio, el agrandado, el vecino m¨¢s pesado del barrio. Aquel que embellece su casa no para que se vea m¨¢s linda, sino que para presumir ante el resto. Aquel que cuando le empiece a ir bien, deja de saludar a los dem¨¢s y los desprecia. Aquel que tiene dinero, pero que se lo gasta en multas por c¨¢nticos homof¨®bicos y ordinarieces varias. El roto con plata.
Chile logr¨® en tiempo r¨¦cord ganarse el odio de todo el vecindario. Varios estaban felices de la ca¨ªda de la Roja: los vecinos de al lado, de quienes se burlaban en los momentos de peor desgracia; los de arriba, a quienes les fueron a rayar los muros del vestuario con consignas soberbias; los del noreste, a quienes fueron a acusar a la FIFA despu¨¦s que no pudieron ganarles y, m¨¢s encima, se burlaban de ellos dici¨¦ndoles que ver¨ªan el Mundial por TV.
El costalazo es enorme, pero deber¨ªa servir para recapacitar. La actitud es errada. Ah¨ª reci¨¦n est¨¢ el comienzo del problema.