¡°Zidane no estar¨¢ mucho tiempo como entrenador del Madrid¡±
Rappel es un divo afable y embaucador con una biograf¨ªa digna de un agente secreto. Sus artes adivinatorias y su personalidad le han abierto las puertas de palacios y exitosos programas de televisi¨®n.
Modisto, empresario, vidente, adivino, ahora actor, ?con qu¨¦ definici¨®n se queda?
Ser humano, que es lo importante. Siempre he sido capaz de desarrollar muchas cosas poni¨¦ndole ilusi¨®n y volc¨¢ndome en lo que estaba haciendo en ese momento. Se puede triunfar en muchas cosas.
Pero m¨¢s que adivino a usted le gusta que le consideren algo as¨ª como un confidente.
Es m¨¢s bonito. Lo de adivino me suena como algo ambulante, de circo, con todos mis respetos para los se?ores del circo. Creo que si tienes un cierto don, una facultad, debes desarrollarla mediante el estudio del tarot, la astrolog¨ªa y las artes adivinatorias, para dar un servicio o ayudar a gente que lo necesita. Lo que yo tengo, ll¨¢malo intuici¨®n, premonici¨®n o corazonada, me permite al conocer a una persona saber momentos importantes de su vida y acertar la mayor¨ªa de las veces.
Tras una vida plagada de peripecias, ha dado un nuevo salto al vac¨ªo con un ¨¦xito sorprendente como actor.
La persona que escribi¨® el gui¨®n de la obra de teatro, cuando vino a buscarme y me propuso ser el protagonista, me pareci¨® una broma. Pero puso tanta seguridad y empe?o, que me convenci¨® y trabajando con gente estupenda en los ensayos, he llegado a la conclusi¨®n de que no lo debo hacer tan mal. Le voy a decir una cosa, en todo lo que he hecho he puesto los cinco sentidos para hacerlo todo bien. Pongo mi coraz¨®n, mi cabeza, todo mi ser para tratar que aquello que hago sea perfecto. Soy extremadamente perfeccionista: cuando escribo un libro lo corrijo cuarenta veces, cuando afrontaba desfiles de moda, hac¨ªa los patrones, hac¨ªa los modelos, he sido muy cr¨ªtico para m¨ª mismo.
Sin embargo presentarse en Madrid con una obra de teatro ten¨ªa riesgo.
Es que adem¨¢s una cosa es ensayar con el teatro vac¨ªo y otra enfrentarse con el d¨ªa del estreno. Me acuerdo que aquel d¨ªa, con el Teatro Rialto de Madrid lleno hasta la bandera, yo me quer¨ªa morir. Hasta mis hijos me hab¨ªan dicho que qu¨¦ necesidad ten¨ªa de arriesgarme tanto, pero yo estaba convencido de que lo iba a hacer bien y le hab¨ªa puesto tanto empe?o y tanta ilusi¨®n que aquello pudo con los nervios. Creo que ha sido el broche de oro a mi trayectoria profesional.
¡®El secuestro del adivino¡¯ ha sido uno de los ¨¦xitos del verano. Uno de los secuestradores es un hincha del Atleti. ?El malo tiene que ser del Atleti?
Los dos secuestradores son muy futboleros y es verdad que uno de ellos es un gran hincha del Atl¨¦tico. Los dos est¨¢n embarcados en fuertes deudas y deciden secuestrar a Rappel para pedir un rescate. Y hasta ah¨ª puedo contar. Lo que s¨ª puedo decirle es que la obra est¨¢ muy vinculada con el d¨ªa en que el Atl¨¦tico fue campe¨®n de Liga en el campo del Barcelona.
?De qu¨¦ equipo es Rappel?
No soy seguidor de f¨²tbol. Jam¨¢s en mi vida he estado en un campo de f¨²tbol. Me gustan los deportes que no llevan pelota, me encantan los deportes de agua y sobre todo la h¨ªpica.
Conc¨¦ntrese y d¨ªgame, ?qui¨¦n ganar¨¢ la liga?
?Hombre si acaba de empezar! Esto es un atraco a mano armada. Le dir¨¦ que la va a ganar un equipo de Madrid, que es mi ciudad.
Pero hombre, por esa regla de tres¡
No, es verdad. Cuando lo intuyo lo digo. Mire hace ya unos cuantos a?os me acuerdo que me preguntaron qui¨¦n iba a ganar la Liga. Me qued¨¦ pensando y dije lo que intu¨ª, que la iba a ganar el Barcelona y no solo ese a?o sino los siguientes. Y el caso es que acert¨¦. Y entonces aqu¨ª en Madrid, en mi tierra, me abucheaban y me dec¨ªan que cuanto me hab¨ªa pagado el Barcelona y a m¨ª no me hab¨ªa pagado ni una cerveza. Bueno, pues ya le anuncio que este a?o la Liga la va a ganar el Madrid .
Y hablando de intuiciones. ?Estar¨¢ Zidane mucho tiempo al frente del Madrid?
No.
?C¨®mo?
Que no, que le digo que no.
Pero si est¨¢ haciendo una campa?a impecable.
Da igual. No estar¨¢ mucho tiempo en el Madrid.
?Por qu¨¦?
Porque tendr¨¢ problemas con los jugadores, con el ego de los jugadores. Tenga en cuenta que tiene que ser muy dif¨ªcil organizar a este grupo de jugadores porque todos se creen reyes del mundo y la s¨¦ptima maravilla de la creaci¨®n. ?Sabe lo que pasa en el f¨²tbol? Que todo el que sube deprisa se lo cree y se convierten en peque?os reyezuelos. Y no se dan cuenta que dura muy poquito. Hace tiempo tuve a un futbolista muy conocido en mi consulta.
?Qui¨¦n?
No le puedo dar el nombre. Me pregunt¨® por su futuro y le dije que deber¨ªa prepararse para despu¨¦s de su retirada, que aprendiera idiomas, que estudiara algo. ?l me dijo que con tener millones ya le bastaba.
Bueno, ?y en el caso de Zidane?
Mire: yo me f¨ªo de mi intuici¨®n, de lo que veo. Zidane es una persona muy puntillosa, perfeccionista y sin embargo va a llegar un momento que no podr¨¢ controlar a sus futbolistas como ¨¦l quiere y eso ser¨¢ el desencadenante de su marcha.
Y a usted ?c¨®mo le dio por el tema de echar cartas? Su familia ten¨ªa un negocio de ropa.
Mi padre, mi abuelo y mi t¨ªo pasaron un tiempo en la c¨¢rcel tras la guerra y luego marcharon a Par¨ªs a trabajar con Crist¨®bal Balenciaga. El fue un aut¨¦ntico mecenas y les dej¨® dinero para que pusieran en Espa?a una tienda de telas. Aquello se convirti¨® en un buen negocio en la calle de Lagasca. All¨ª empec¨¦ yo a trabajar como modisto, me encantaba ese mundo y en ratos libres le echaba las cartas a las clientas. Ten¨ªa cierta facilidad para adivinar lo que les pasaba a aquellas mujeres.
Y entre esas mujeres iban algunas famosas.
S¨ª porque una amiga de la familia ten¨ªa muchos contactos con la alta sociedad de entonces y ejerc¨ªa un poco de relaciones p¨²blicas en el Palacio del Pardo. Empez¨® a traer por casa a Carmen Polo que buscaba telas tra¨ªdas de Par¨ªs. Entonces un d¨ªa, esta amiga nuestra me dijo que ten¨ªa que ir al Pardo a echarle las cartas a Paco.
?Franco?
Claro, as¨ª le llamaba ella. Se puede usted imaginar. Yo estaba horrorizado. Y ella me dec¨ªa que s¨ª que Franco quer¨ªa saber sobre su futuro y que le hab¨ªan hablado de mis habilidades y quer¨ªa conocerme.
?Y le ech¨® las cartas a Franco?
Desde luego. Fui al Pardo y all¨ª me recibi¨® Franco. M¨¢s bajito de lo que pensaba y con cara de bonach¨®n. Enseguida me dijo que fu¨¦ramos a su despacho particular y ech¨® el cerrojo. Nos sentamos y cuando le dije de qu¨¦ quer¨ªa saber, ¨¦l me mir¨® muy serio y me dijo: ¡°Solo voy a hacerle una pregunta. Quiero preguntarle sobre mis nietos, s¨®lo me interesan mis nietos¡±.
?Y?
Pues le ech¨¦ las cartas y vi que hab¨ªa un problema con uno de sus nietos. Entonces a Franco se le llenaron los ojos de l¨¢grimas y me dijo: ¡°La verdad, d¨ªgame la verdad por dura que sea, ese ni?o ?se va a morir o llegar¨¢ a adulto?¡± Le dije que se har¨ªa mayor y llegar¨ªa a casarse.
?Y no le pregunt¨® por ¨¦l?
No, solamente me dijo que a ¨¦l le quedaba poco tiempo y que lo ¨²nico que quer¨ªa saber si ver¨ªa la muerte de alg¨²n nieto. Estaba obsesionado. Cuando le dije que no, me mir¨® y me dijo: ¡°Ya me has hecho feliz¡±. Quiso pagarme y yo me negu¨¦.
Tambi¨¦n le estuvo echando las cartas a La Pasionaria.
S¨ª, una mujer excelente. Cuando vino a Madrid, el Partido Comunista decidi¨® regalarle un cuadro que encargaron al pintor Vicente Maeso que era ¨ªntimo amigo m¨ªo. Pasionaria viv¨ªa en un piso de Puerta de Hierro y mientras posaba hablaba con el pintor y le pregunt¨® si me conoc¨ªa porque me hab¨ªa escuchado por la radio y le encantaban todos los temas de astrolog¨ªa y adivinaci¨®n. Vicente se ofreci¨® a presentarme y all¨ª fui un d¨ªa a verla. Me pareci¨® una mujer encantadora, muy m¨ªstica, toda vestida de negro.
?A qui¨¦n le hubiera gustado echarle las cartas y se qued¨® con las ganas?
A Dal¨ª al que me presentaron en una fiesta en Barcelona. Me hubiera encantado echarle las cartas porque era un personaje fascinante. Cuando muri¨® los herederos de Dal¨ª me hicieron llegar tres cuadros suyos de los que ahora soy propietario.
?Y alguna mujer?
Me encantar¨ªa conocer y echarle las cartas a la Reina Isabel II de Inglaterra.
Para leer el futuro, ?mejor las cartas o las manos?
Pues mire, en las manos se leen rasgos de tu vida, tu personalidad. En la mano izquierda se ven cosas que te han pasado hasta los 25 o 26 a?os. A partir de entonces se lee la mano derecha que ya nunca cambia. Y con las cartas se puede ver el entorno de la persona. Es decir que t¨² me puedes preguntar por alguien de tu familia que te preocupe y no solamente por tu futuro.
?Utiliza otras formas de adivinaci¨®n?
Puedo leer los posos de caf¨¦, es la mancha que queda despu¨¦s de tomar caf¨¦. Yo lo hago muy bien con el caf¨¦ expr¨¦s y la espuma que va dejando. Siempre lo que te queda en la taza es un imprevisto que te va a pasar. Se puede ver desde que te va a tocar la loter¨ªa o que te vas a caer en la calle. Siempre algo inesperado, un imprevisto.
?Alguna vez ha tenido a un cient¨ªfico en su consulta?
A Severo Ochoa. Durante un tiempo ven¨ªa a mi consulta una mujer algo misteriosa llamada Carmen que llegaba cada seis meses de Nueva York y me ped¨ªa que hablara sobre su marido. Dec¨ªa que su marido no cre¨ªa en esto pero un d¨ªa me dijo que tenia curiosidad por conocerme pero, eso s¨ª, ten¨ªa que ser en un momento en el que no hubiera nadie en la consulta. As¨ª que organic¨¦ el encuentro una noche y vinieron los dos.
?Y qu¨¦ le dijo el nobel?
Me dijo que ¨¦l no cre¨ªa en estas cosas pero que le hab¨ªa picado la curiosidad viendo las cosas ins¨®litas que le hab¨ªa adivinado a su se?ora. Se me qued¨® mirando, se ech¨® a re¨ªr y me dijo que le gustar¨ªa abrirme la cabeza para ver si ten¨ªa el cerebro como las dem¨¢s personas. Algo tienes en tu cabeza, me dijo, que no puede estar colocada como en la de todos.