Del infierno a la furia
Los del Cholo se fueron al descanso perdiendo 2-0 y arrollados por el Girona. Empataron despu¨¦s de que Griezmann fuera expulsado por simular un penalti que fue.
Eran las 20:17 cuando, despu¨¦s de un profundo minuto de silencio, Mart¨ªnez Munuera se llevaba el silbato a la boca y pitaba el comienzo de una historia, la de Montilivi, la del Girona en Primera, 87 a?os despu¨¦s de su propio principio. Bajo un cielo nublado y la grada llena, de emoci¨®n, esperanzas, Mach¨ªn, en su banco, libreta blanca, boli en mano, no dejaba de tomar notas. La primera fue del equipo que iba de amarillo, el Atleti: un intento de remate de Torres en el que el bal¨®n se le qued¨® largo. Ser¨ªa la ¨²ltima en mucho. Porque la siguiente anotaci¨®n fue en rojiblanco, el suyo. Y la siguiente, y la siguiente, y la siguiente... As¨ª hasta cans¨¢rsele la mano.
A los cinco minutos el Girona, hab¨ªa perdido la timidez del que llega y ya trataba de escalar el muro del Cholo por un punto flaco: la espalda de Juanfran, como si sus botas las moviera Groucho Marx, cuando dec¨ªa aquello de ¡°tengo la intenci¨®n de vivir para siempre, o morir intent¨¢ndolo¡±. Un centro lo finaliz¨® Aday, otro Stuani. El Atleti debi¨® tomarlos como un aviso.
Mach¨ªn cada vez escrib¨ªa en renglones m¨¢s erguidos: mientras el Atleti se estampaba una y otra vez contra las piernas de Bernardo y Muniesa, el Girona ten¨ªa la posesi¨®n, el f¨ªsico y el criterio, con Borja, Aday y Maffeo incisivos y Portu todo pelea arriba. La consecuencia no tardar¨ªa: era la historia, que llamaba a la puerta en Montilivi, su primer gol en Primera. Lo marc¨® Stuani, de cabeza, tras uno de esos centros de Granell que eran de seda.
Si en ¨¦ste, el primero, fall¨® Koke, despu¨¦s Carrasco y m¨¢s tarde Savic, dejando pasar el bal¨®n y los hombres rojiblancos como si no fuera con ellos, en el siguiente, dos minutos despu¨¦s, el fallo fue masivo. Pero es que ¨¦se sobre el campo era un Atleti desconocido, como si al vestir amarillo y faltarle God¨ªn se le hubiese esfumado tambi¨¦n la identidad. Cada bal¨®n colgado al ¨¢rea era un uy, su defensa, un holograma. Y Stuani lo aprovech¨® para escribir en letra m¨¢s grande su nombre en esta historia. Tambi¨¦n de cabeza, tambi¨¦n tras un centro de Granell, m¨²sica por encima de la m¨²sica.
Ni as¨ª despertar¨ªa el Atleti, cada vez m¨¢s nervioso y rampl¨®n. Nada de Gabi, nada de Griezmann, nada de nada. Tras otro fallo en cadena y parada de Oblak, Simeone se reunir¨ªa urgente en la banda con el Mono Burgos, pero s¨®lo el ¨¢rbitro con su silbato puso fin a su pesadilla en Montilivi. Nunca un descanso se dese¨® tanto.
La segunda parte comenz¨® como si nada hubiese cambiado y la banda de Juanfran una autopista para Borja y Aday a Oblak. Horrible, el lateral fue el primer cambio del Cholo que aprovech¨® para variar tambi¨¦n su dibujo y pintarse como el Girona: con un 3-5-2 tratar¨ªa de sujetar ese centro del campo donde Pons era un gigante y sus hombres agua. Pero entonces el ¨¢rbitro pidi¨® foco para precipitar a¨²n m¨¢s la noche sobre su banquillo: Griezmann cay¨® en el ¨¢rea y no s¨®lo no pit¨® penalti, sino que le sac¨® amarilla (por simular) y despu¨¦s roja (por insultar). El Atleti se quedaba con diez. Le tocaba tirar de raza, ser el Atleti, hacer de la noche el d¨ªa. Lo lograr¨ªa.
Diez minutos despu¨¦s, un zapatazo de Correa a la escuadra se col¨® en la porter¨ªa de Iraizoz como un grito enfurecido. Lo amplific¨® Gim¨¦nez en el 85¡¯, cabeceando a la red de Iraizoz una falta como si fuera la ¨²ltima de su vida. Fue el empate. Y Oblak la salvaci¨®n. Porque si el Atleti amarraba un punto cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final fue gracias a la tremenda parada que le hizo a Kayode en la ¨²ltima jugada, el ¨²ltimo suspiro. Un punto, tras tanto infierno. Un punto, por la furia. Uno. Exactamente igual que el a?o pasado, justo como no quer¨ªa Simeone.