"?Remontar? Hace no mucho el Atleti le hizo un 4-0 al Madrid..."
Habla Margarita Luengo, la mujer que desde hace 21 a?os hace crecer flores en un c¨®rner del fondo sur del Vicente Calder¨®n, un icono del estadioFiesta de celebraci¨®n del Atl¨¦tico de Madrid: recorrido y horario
Se llama Margarita Luengo, cumpli¨® 70 a?os el pasado enero y hace 21 que la primavera en el Calder¨®n es cosa suya. Es ella quien, partido a partido, hace crecer claveles en el c¨®rner derecho del fondo sur del estadio. El ramo de Pantic. Todo comenz¨® en la temporada del doblete, el 27 de enero de 1996, Atl¨¦tico-Athletic.
Dos horas antes del partido, la previa en Madrid, en la pe?a Tomahawk. Margarita que viene de Talavera, con su marido, Dionisio, ve sobre la barra unas flores. ¡°Dame cuatro¡±, pide. ¡°?Para qu¨¦?¡±, le preguntan. ¡°Porque hoy el Atleti le va a hacer cuatro goles al Bilbao y por cada uno tirar¨¦ una flor al c¨¦sped¡±. ¡°Est¨¢s loca Margarita, est¨¢s loca¡±, escuch¨®, pero se las dieron, las flores.
Las cuatro terminar¨ªan sobre el c¨¦sped.
¡°El Atleti gan¨® 4-1. El primer gol fue de Kiko, en el minuto 16¡±. Y ella se levant¨® del sitio en el que estaba junto a su marido, baj¨® a la valla y lo arroj¨®. ¡°Y tambi¨¦n cuando lo hicieron Penev y Biagini¡±, recuerda. Y Pantic, sobre todo Pantic, que hab¨ªa hecho el 2-0 (43¡¯) y ya era su rojiblanco favorito. ¡°Como lanzaba los c¨®rners. Ten¨ªa un don. Cada uno era medio gol¡±. Al domingo siguiente, Margarita ya no le pedir¨ªa flores a nadie.
Con ella y Dionisio, desde Talavera, viajar¨ªa un ramo (¡°na, chiquito¡±), para dejarlo en el c¨®rner. Por Pantic iba y Pantic lo bautizar¨ªa pocos partidos despu¨¦s cuando, con un mal gesto, lo apart¨® antes de lanzar uno. Al partido siguiente en el ramo, una nota: ¡°Pantic, no las tires, estas flores van por ti¡±. Veinti¨²n a?os despu¨¦s ¨¦l la considera una ¡°madre en Espa?a¡±. Nada como sus manos saben qu¨¦ siente el Calder¨®n. Ya es icono.
Y mira al Real Madrid de frente. ¡°Yo a mi manera de ver lo veo bien¡±. Dif¨ªcil pero bien. ¡°El Atleti te da una de cal y otra de arena¡±. La de cal ya la dio, el martes pasado, toca arena. ¡°Remontar es muy d¨ªficil, pero al Madrid hace no tanto le metimos aqu¨ª un 4-0. Yo el esp¨ªritu lo tengo. Mira si lo ten¨ªa dif¨ªcil el Bar?a ante el PSG y.... bueno, aunque nosotros tampoco hemos tenido sus ¨¢rbitros...¡±. Da igual. Los ¨¢rbitros, el 3-0 de la ida, que el rival sea el Madrid, Margarita sabe que si hay un lugar capaz de lo imposible, ese es su Calder¨®n. ?No es el ¨²nico estadio del mundo en cuya hierba crecen claveles? Pues eso.
¡°Dar¨ªa media vida por que el Atleti eliminara al Madrid¡±, susurra, con la voz de pedir deseos. ¡°A mi virgencita ya se lo he dicho, que nos ayude un poquito...¡±. ?ltimo a?o del estadio, ¨²ltima noche en Europa, ¨²ltimo derbi. ¡°Ojal¨¢ les ganemos, aunque no se remonte, pero ojal¨¢ que ganemos al Real Madrid en nuestro ¨²ltimo partido contra ellos aqu¨ª¡±.
Aqu¨ª. El Calder¨®n. El escenario de las dos grandes historias de amor de su vida. Una el Atleti, por supuesto el Atleti, lo dice ese ramo que compra en una florister¨ªa de Talavera (¡°diez euros me cuesta, me hacen precio¡±, sonr¨ªe) para dejarlo en el c¨®rner, la pegatina con el escudo del Atleti que siempre lleva en el coche. La otra es Dionisio, su Dionisio. ¡°Nos hicimos novios en los 70 y, para pasar un rato juntos, yo ven¨ªa con ¨¦l al f¨²tbol¡±. Al principio a ella ni siquiera le gustaba el Atleti. ¡°?Me daba paseos por los vomitorios...!¡±. Pero un d¨ªa mir¨® al c¨¦sped y, ay, el Atleti le cal¨®. Nunca m¨¢s volvi¨® a dejar a Dionisio solo en su asiento.
Es Margarita mujer de palabra. A Pantic le prometi¨® que mientras ella viviera sus flores estar¨ªan en el c¨®rner y s¨®lo una vez no estuvieron. Fue esta temporada, en el Atleti-Sevilla, y su falta llen¨® las redes. Se dijo que estaba enferma, pero no, nada de eso. Aquel d¨ªa un amigo (¡°muy, muy cercano¡±) hab¨ªa fallecido y el ramo fue para ¨¦l. Como lo ser¨¢ para el Wanda Metropolitano. Porque el Calder¨®n se va, pero con ¨¦l no se ir¨¢n sus claveles: ¡°Ya eleg¨ª su sitio en el nuevo estado¡±, revela. Estar¨¢n donde siempre, en su c¨®rner, a su alrededor s¨®lo les faltar¨¢ el Calder¨®n.