?Illa, illa, illa, Isco maravilla!

Se cumplieron todas las revisiones a la baja sobre el Madrid salvo la del resultado, tras el que se escondi¨® un partido muy oscuro y que enterr¨® a un Alav¨¦s de m¨¦rito y atrevido a ratos. Benzema e Isco, conductores y goleadores, disculparon a un equipo sin ¨¢ngel, conformista y jugando sobre el alambre en el inicio del mes del juicio final.

Entendido como brote al¨¦rgico a la competici¨®n dom¨¦stica despu¨¦s de dos semanas de desconexi¨®n, el Madrid contrajo el virus FIFA en una de sus peores cepas. A esa incomodidad general ofreci¨® su contribuci¨®n un Alav¨¦s que ha pasado del ascenso al boom. Fue un furg¨®n blindado en el Bernab¨¦u, con tres centrales, Toquero de lateral largo, Camarasa como mediocentro y Deyverson, m¨¢s obrero que artillero, en punta. Elev¨® mucho su presi¨®n para desactivar al peor Modric del a?o y se repleg¨® fugazmente en cuanto el Madrid super¨® su primera l¨ªnea. Por partidos as¨ª fuera de casa vive en la zona ajardinada de la Liga, aunque se le recuerdan tardes mejores en ¨¢rea contraria.

El Madrid pareci¨® salir con el hacha levantada, pero la lesi¨®n de Varane, que volv¨ªa despu¨¦s de un mes y medio de baja, le distrajo. Entr¨® Carvajal, Danilo hubo de cambiar de banda y Nacho pas¨® a ser central. Y se durmi¨® el Madrid, aunque gan¨® la tuneladora habitual en la banda derecha. Carvajal, sin Marcelo, se volvi¨® imprescindible.

As¨ª, el Madrid aplic¨® la tarifa plana de partidos as¨ª. Dominio sosote y poca presencia ante Pacheco, porque Isco, autor de un gol maravilloso, anduvo intermitente y Kroos fue un n¨²mero oculto. Y se ech¨® de menos a Casemiro, el jefe de mantenimiento, en la segunda mitad, cuando el Alav¨¦s dio un paso adelante ante un Madrid encogido. Y cuando lo intent¨® all¨ª estuvo Casilla, jugando muy adelantado, para no ser sorprendido por los galgos del equipo vitoriano.

Cristiano, aun desafinado en el remate, volvi¨® a estar muy por encima de Bale,? que aborta permanentemente su despegue en el Madrid, entre lesiones, expulsiones y desapariciones. Y sobre ellos qued¨® Benzema, cuya exclusi¨®n de la selecci¨®n francesa le mantuvo casi tan vivo como en San Mam¨¦s. Empieza a incubar algo parecido a la regularidad. El gol que abri¨® la cremallera fue una coproducci¨®n suya con Carvajal, aunque el franc¨¦s estaba en fuera de juego en el arranque de la jugada. El VAR le hubiera cazado. Con un zurdazo imparable Benzema le sac¨® brillo al pase preciso y retrasado del lateral. Hasta entonces, s¨®lo una vez hab¨ªa llamado el equipo de Zidane a la puerta de Pacheco.

En la segunda mitad, el Madrid qued¨® postrado por su falta de movilidad y cierta indolencia, advertida de inmediato por el Bernab¨¦u y su runr¨²n inquieto, y por el Alav¨¦s, que fue encadenando oportunidades, con Edgar a la cabeza de la carga. De ¨¦l fue la mejor ocasi¨®n, en un remate excesivamente cruzado sin mayor oposici¨®n. S¨®lo entonces apareci¨® Theo como el motor de explosi¨®n que conoc¨ªamos. Y Camarasa, gerente del partido en ese tramo gris oscuro del Madrid, que logr¨® aclarar Zidane con sus cambios. Benzema se fue aclamad¨ªsimo en el suyo. Muestra de aprobaci¨®n a su juego que ahog¨® la desaprobaci¨®n a Bale. El contorsionismo del t¨¦cnico para no crear descontento arriba (en el palco) y abajo (en el vestuario) ya no cuela. Isco puso fin al suspense con tanto? fuera de repertorio, muy de nueve, recibiendo en carrera y ametrallando sin ¨¢ngulo a Pacheco. Golazo. Nacho adorn¨® un triunfo muy a palo seco. El Bernab¨¦u esperaba otro arranque en este abril de castigo. En el recuerdo quedar¨¢ Juanito, pero no el partido.

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