La traslaci¨®n del Barcelona
An¨¢lisis de la transformaci¨®n del juego del FC Barcelona desde la salida de Xavi, y el impacto de Neymar en el f¨²tbol y la econom¨ªa cul¨¦.Barcelona-Atl¨¦tico en directo
La ansiedad del resultado es la mayor lacra que arrastra la sociedad, auspiciando juicios fr¨ªvolos que alimentan tesis hueras sobre las que es imposible construir un futuro sostenible. Si hubiese que elegir un m¨¢rtir por ir contra natura en el ecosistema futbol¨ªstico, Ars¨¨ne Wenger es quien m¨¢s ha sufrido y sufre a estos ¨¢vidos de trofeos, cuya longitud de miras no s¨®lo les exime de pensar en la prosperidad de un ma?ana, sino que tambi¨¦n les impide recordar la oscuridad del ayer.
Asimismo, es una pr¨¢ctica habitual de los ofuscados num¨¦ricos tratar de denostar la filosof¨ªa del franc¨¦s calific¨¢ndola de rom¨¢ntica, en un intento de cr¨ªtica que rezuma paternalismo e ignorancia a partes iguales. Desde chiquetito uno aprende -y con los a?os olvida- que la base de la poes¨ªa son las matem¨¢ticas, que la belleza del endecas¨ªlabo s¨®lo exige trabajo y, por ende, tiempo. Wenger refut¨® la hip¨®tesis sobre la que se fundamenta la codicia balomp¨¦dica de que el dinero se convierte en f¨²tbol, convirtiendo el f¨²tbol en dinero para poder seguir jugando.
No es casualidad que la primera opci¨®n de los dirigentes del Arsenal hace 20 a?os fuese Johan Cruyff. El holand¨¦s acababa de salir del Barcelona pero rechaz¨® la oferta, propiciando la llegada al banquillo gunner de un franc¨¦s que transpiraba educaci¨®n fuera y dentro del campo, con la intenci¨®n de sembrar sobre un p¨¢ramo. Fue como darle un libro a un hooligan, algo -cuanto menos- intr¨¦pido.
No fue casualidad, adem¨¢s, que Wenger rechazara la ¡°superproducci¨®n¡± -que dijo Valdano- del Real Madrid en 2009, por incompatibilidad de caracteres. Florentino P¨¦rez es un hombre de negocios que colecciona tantos entrenadores despedidos como fracasos en el club que dirige. Famoso por su paciencia, el presidente blanco no pudo seducir con dinero a un entrenador que s¨®lo entiende de confianza para enarbolar un proyecto.
No ser¨¢ casualidad, tampoco, que Wenger rechace ma?ana al Barcelona, aludiendo a esa ansiedad medi¨¢tica que asola las ra¨ªces que cultiv¨® Cruyff, acentuada desde la llegada de Sandro Rosell a la presidencia cul¨¦. De naturaleza empresarial, antes de suceder a Joan Laporta, fue el art¨ªfice del patrocinio de Nike y causante del fichaje de Ronaldinho; y una vez se erigi¨® como m¨¢ximo mandatario azulgrana, Rosell, autorizado como gur¨² del marketing deportivo, demostr¨® ser tan irresponsable en lo econ¨®mico como profano en lo deportivo.
Asimismo, el concepto de ¨¦xito m¨¢s extendido viene tergiversado por la l¨®gica cortoplacista imperante, que no es m¨¢s que una lectura esc¨¦ptica de la locuci¨®n latina tempus fugit. Por ello, en una vaga interpretaci¨®n del triunfo, el Barcelona ha pasado a exportar el legado de Cruyff para importar iconos medi¨¢ticos, en un negocio p¨¦simo, cuasi deleznable por ultraje de un patrimonio futbol¨ªstico sin precedentes.
Cambio del pragmatismo te¨®rico en el Bar?a
En el cambio del pragmatismo te¨®rico encumbrado por Guardiola confluyen diversos factores que motivan la reformulaci¨®n del paradigma t¨¦cnico cul¨¦. La muerte de Tito Vilanova, la falta de confianza en Tata Martino y un Luis Enrique que s¨®lo puede compararse con el de Sampedor de manera -futilmente- cuantitativa, impidieron la continuidad idiom¨¢tica que hab¨ªa mitificado al Barcelona.
Adem¨¢s, el fichaje de Neymar supone un punto de inflexi¨®n en el futuro de la instituci¨®n. Pues, la llegada del brasile?o condicion¨® sobremanera el juego del equipo, acelerando el ritmo de las transiciones y, por ende, la jubilaci¨®n de Xavi. Sin el cerebro que pensaba el mejor f¨²tbol de la d¨¦cada, se produce una migraci¨®n gravitatoria del epicentro del juego azulgrana.
Ante la dificultad de encontrar un sustituto para el centrocampista espa?ol, el Barcelona opt¨® por firmar curr¨ªculum medi¨¢ticos, en lugar de contrastar aptitudes y necesidades. Iniesta no es Xavi -much¨ªsimo menos lo son Ivan Rakitic o Arda Turan, ni siquiera Rafinha o Denis Su¨¢rez-, y quiz¨¢ el ¨²nico capaz de suplir al catal¨¢n es Leo Messi.
Sin embargo, eso significa utilizar el comod¨ªn en el centro del campo y hace tiempo que el conjunto cul¨¦ decidi¨® que su juego deb¨ªa orbitar en torno a la delantera. Antes, la obra se fraguaba en la medular y el argentino la firmaba; ahora, se guisa y se come todo en la misma parcela.
Asimismo, es curioso que Messi retrasa su posici¨®n cuanto m¨¢s desciende el nivel competitivo del colectivo, sin saber a ciencia cierta si esto es causa o consecuencia de los problemas del juego de su equipo. En Argentina, por ejemplo, no aprecian su sacrificio goleador por mera cuesti¨®n heur¨ªstica, no valoran que asuma el rol del centrocampista que no existe y tanto necesita la albiceleste.
Mientras depura el don de la ubicuidad que irracionalmente se le exige a Messi, ser¨ªa oportuno recordar que el rosarino es el arquetipo del cruyffismo, capaz de interpretar su posici¨®n en cualquiera de las cuadr¨ªculas del terreno de juego sin que decaiga su rendimiento.
El ¨²ltimo disc¨ªpulo
La complejidad del futbol que practica el Barcelona atesora desembolsos millonarios que han abandonado el club por la puerta de atr¨¢s, a la temporada siguiente de su llegada por falta de feeling. Independientemente de la calidad del jugador, la inteligencia y capacidad para adaptarse a la coreograf¨ªa cul¨¦ sin deslucirla determinaban su futuro en el club.
De ah¨ª, por ejemplo, que no sorprenda que Sergi Roberto -te¨®rico mediocentro- irrumpiese como el mejor lateral derecho del equipo, por delante del siempre estramb¨®tico y decadente Dani Alves -al que termin¨® 'jubilando' en Tur¨ªn-, y Aleix Vidal, firmado del Sevilla para ocupar ese mismo carril y no el banquillo.
Dec¨ªa Valdano, que el mayor m¨¦rito de Cruyff fue ¡°iluminar el estadio y numerar el f¨²tbol¡±, definir las funciones org¨¢nicas de cada uno acorde a su posici¨®n, y ¡°organizar el juego a partir del rondo, el espacio justo y necesario para dar precisi¨®n y velocidad al bal¨®n¡±.
Sergi Roberto es el ¨²ltimo disc¨ªpulo de la filosof¨ªa del Barcelona, rezuma una inteligencia inusitada en su competencia que auspicia una lectura correcta de los avatares del juego, permiti¨¦ndole desempe?ar roles variopintos seg¨²n las urgencias del gui¨®n.
Por ello, episodios como la salida de Thiago Alc¨¢ntara al Bayern de Munich son deplorados por el barcelonismo como errores hist¨®ricos del club. Al igual que tampoco se termina de entender la mirada esquiva del cuerpo t¨¦cnico y la directiva con jugadores de la casa como Marc Bartra -exiliado ahora en Dortmund-, cuando jugadores de fuera -tipo Vermaelen o Mathieu- gozaban de un benepl¨¢cito institucional sin haber demostrado mejor rendimiento que el catal¨¢n.
De igual modo, sorprende el capricho con Denis Su¨¢rez. Tomado en serio tras su marcha, a?orado despu¨¦s de firmar futbolistas de ingentes cantidades de dinero que s¨®lo destacan por sus pla?ideras medi¨¢ticas; para terminar siendo tercera -o cuarta- rotaci¨®n, por detr¨¢s de un Andr¨¦ Gomes que ni siente ni parece azulgrana. De ah¨ª que la l¨®gica termine por abandonar a las pol¨ªticas comerciales de Rosell y Bartomeu, que atentan directamente contra el Barcelona deportiva y econ¨®micamente.
La renovaci¨®n de Neymar
Adem¨¢s del impacto futbol¨ªstico directo de Neymar en el juego del Barcelona, hay una serie de da?os colaterales que subyacen del perjuicio econ¨®mico, con enorme influencia en la confecci¨®n de la plantilla blaugrana. El traspaso del brasile?o no s¨®lo acerc¨® a sus principales actores a la c¨¢rcel, sino que ha hipotecado el futuro cremat¨ªstico de la instituci¨®n.
Asimismo, el fichaje de Neymar provoc¨® la venta de Pedro, que no abandon¨® el club por decisi¨®n propia por falta de minutos, sino por la imperante necesidad del Barcelona por obtener ingresos. Sin embargo, la salida del canario debilit¨® al equipo, siendo el ¨²nico recambio ofensivo de garant¨ªas con el que contaba un Luis Enrique, al que no le reforzaron -con el dinero recibido- una plantilla inquietantemente reducida.
La ampliaci¨®n de contrato de Neymar asfixia econ¨®micamente a un Barcelona al que le urge firmar jugadores en todas las l¨ªneas del campo -salvo la porter¨ªa- para aumentar la competitividad de la plantilla. Sin olvidar que, mientras tanto, la casa sigue sin barrer. Messi acaba contrato en 2018 y, aunque la intenci¨®n del argentino es permanecer en el club, habr¨¢ que ver si el conjunto azulgrana puede afrontar una renovaci¨®n de tal magnitud.
Por ello, una vez analizadas las vicisitudes de la llegada del brasile?o al Barcelona, quiz¨¢ no suenen tan impetuosas las declaraciones de Johan Cruyff en las que afirmaba: ¡°Fichado Neymar, yo me habr¨ªa planteado vender a Leo¡±. En aquella entrevista de 2013, el holand¨¦s dej¨® a un lado la huella econ¨®mica, destacando los ¡°entornos e intereses¡± que entraban en el vestuario cul¨¦.
Hoy por hoy, los egos no han colisionado. En un contexto afable -campeones de Espa?a, Europa y el mundo-, Messi, Su¨¢rez y Neymar mostraron siempre una relaci¨®n id¨ªlica cara al p¨²blico proyectaba desde el c¨¦sped, que enmascaraba las miserias de una plantilla deficiente, dependiente del talento de sus delanteros, sin ning¨²n plan alternativo en el banquillo capaz de iluminar el camino cuando sus estrellas no brillan.