Bailando a cuartos
Los de Simeone se pusieron 0-2 antes del descanso. Despu¨¦s, intercambio de goles, y uno en propia puerta de Savic envalenton¨® al Leverkusen. Torres puso la calma.Sorteo Champions en directo: Octavos
El rugir de los alemanes y sus carracas reverberado en la c¨²pula del estadio. La senda de los alemanes que Simeone y sus chicos persiguen en la Champions, al grito de ¡°dale, dale, dale, que alguna cae...¡±, otra vez kil¨®metro cero en Alemania. Griezmann que mira a Koke en el saludo inicial. Y Koke que responde con esa sonrisa c¨®mplice del reto com¨²n. La Champions, la Champions, la Champions. Cerca, en silencio, Sa¨²l, otea ese lugar del que dos a?os antes se fue en camilla, roto, con un golpe en el ri?¨®n: el BayArena. 17 minutos despu¨¦s all¨ª s¨®lo reverbera un nombre, el suyo.
Porque fue en ese momento cuando Sa¨²l cogi¨® un bal¨®n en la derecha y corri¨® para regatear a Dragovic y sacarse de su bota-chistera otro gol para la historia. Fue una rosca que pareci¨® volar a c¨¢mara lenta a la escuadra contraria de Leno. Y crec¨ªa y cre¨ªa en su curva. Y Leno se estiraba, pero no llegaba. Era imposible: el BayArena que una vez mat¨®, cerraba la herida con gloria. Sa¨²l lo celebr¨® con un beso en su mu?eca. All¨ª donde, cuando aquello pas¨®, se tatu¨® algo. ¡°La fuerza no proviene de la capacidad corporal sino de la voluntad del alma¡±. Es para siempre.
Alma. Con eso jugaba el Atleti, m¨¢s all¨¢ de la cabeza fr¨ªa de Gabi, las piernas de Gameiro y los pulmones de Vrsaljko. Alma y poder¨ªo. Fue atrapar Griezmann un bal¨®n en el minuto ocho y comenzar el baile. Leno le par¨® un mano a mano y despu¨¦s Wendell envi¨® al larguero un bal¨®n de Filipe antes de que Sa¨²l pusiera la m¨²sica apagando hasta el bramar de las carracas.
Alguna comenzaba a asomar, t¨ªmida, entre los himnos del Atleti que no dejaban de brotar de la grada cuando Grizi volvi¨® a taparlas con una sonrisa a Gameiro, que hab¨ªa fundido a Toprak y Dragovic en una carrera para esperarle al final y cederle un bal¨®n para regalarle otro gol. Van siete ya. Qu¨¦ conexi¨®n.
Y despu¨¦s hubo un mano a mano de Griezmann que detuvo Leno. Y tambi¨¦n una parada de Moy¨¢ fabulosa cuando Kampl intent¨® imitar a Sa¨²l. Y Chicharito pidi¨® un penalti tras un codazo de Gabi... Pero todo pasaba como en un segundo plano. En el primero s¨®lo estaban ellos, estos chicos tras esa palabra, Champions. Ya lo avis¨® God¨ªn en oto?o. Y ah¨ª est¨¢n en febrero, acerc¨¢ndola. F¨¦rreos atr¨¢s, fieros arriba. Jugando y emocionando como s¨®lo ellos saben cuando un bal¨®n rueda.
Pero fue comenzar la segunda parte y ahora, quien enmudec¨ªa, era el Atleti. Lo callaba Bellarabi en una jugada en tres toques con Brandt y Henrichs a la que Gameiro respondi¨® con un bal¨®n a la cruceta. All¨ª no bajaba la cabeza nadie. Ni siquiera los rojiblancos cuando Collum pit¨® penalti en un agarr¨®n de Dragovic a Gameiro que empez¨® fuera del ¨¢rea y termin¨® dentro. El propio Gameiro lo pidi¨® y lo meti¨®. ?l Atleti volaba, las alas eran sus piernas. Pero, de pronto, Savic y Moy¨¢ sesgaron el vuelo en un infortunio.
Un despeje del portero a un bal¨®n que bot¨® extra?o de Brandt, lo envi¨® el central a la red. Entonces Simeone quit¨® a Gameiro y vivi¨® diez minutos encogido en su ¨¢rea, sin tener claro de d¨®nde llegaban tantos balones. Salvaba Savic, salvaba Filipe, sufr¨ªan todos. Hasta que aquel a quien Griezmann sonre¨ªa en el saludo inicial, Koke, el del reto com¨²n, le envi¨® un bal¨®n perfecto a Vrsaljko y ¨¦ste a El Ni?o y El Ni?o a la red para volver a poner al Atleti casi en cuartos, rumbo a Cardiff. Queda lejos, pero empuja esa palabra. Champions, Champions, Champions. Como si fuera esa frase escrita en una pared perdida en el desierto de los Monegros, ¡°Suceder¨¢s, lo s¨¦¡±. ¡°Dale, dale, dale¡±, que leer¨ªa Simeone, mientras de fondo escucha c¨®mo el ale, ale, aleee ha vuelto a comerse el rugir de las carracas alemanas.