El Alav¨¦s merece, el Atleti espanta
El Alav¨¦s tuvo fases en las que fue mejor que los rojiblancos. Pacheco y Moy¨¢, de los mejores del partido. El d¨¦cimo pinchazo, en 20 partidos, de los de Simeone.
"El horror, el horror¡±. El grito final de Kurtz en El coraz¨®n de las tinieblas podr¨ªa haberlo entonado ayer Simeone mientras las zancadas de Theo sonaban a La cabalgata de las Valkirias de Wagner. El horror. O su equipo boqueando en el 92¡¯, agarrado a los guantes de Moy¨¢ como ¨²nico argumento para seguir 0-0, ante un Alav¨¦s que asediaba y God¨ªn, desquiciado, se intercambiaba escupitajos con Deyverson y le daba una colleja a Manu Garc¨ªa. El silbato del ¨¢rbitro puso fin a la pesadilla despu¨¦s de que nadie rematara ese bal¨®n de Theo y el Atleti despertara, aturdido y desnudo, con un punto m¨¢s en su bolsillo. A¨²n est¨¢ pregunt¨¢ndose c¨®mo. El Alav¨¦s digo.
Busc¨® el gol de todas las maneras y en todos los minutos. Quiz¨¢ la respuesta sea Moy¨¢ o su falta de punter¨ªa, pero fue tal el ba?o que la noticia para el Atleti fue sobrevivir a Mendizorroza. El Alav¨¦s avis¨® pronto: rod¨® el bal¨®n y corri¨® Camarasa mientras los rojiblancos le hac¨ªan pasillo. Ser¨ªa una constante. Noventa minutos de agua y el jab¨®n en la mano de un viejo conocido: Theo.
?l lo acaparaba todo. El v¨¦rtigo y los focos, con Marcos Llorente y Camarasa como compa?eros de recital. Uno, due?o de cada bal¨®n en el centro y, el otro, siendo desmarque, velocidad y f¨²tbol total en cada carrera. El Atleti no sab¨ªa c¨®mo frenarle. Era incapaz. No ayudaban sus bandas, ocupadas por dos ninis, Carrasco y Gait¨¢n: ni corr¨ªan ni cubr¨ªan ni defend¨ªan. Que respiraban no se supo hasta la segunda parte cuando uno, el belga, le dio una patada a una botella porque le cambiaron, y otro, el argentino, estamp¨® en el cuerpo del Pacheco la ¨²nica ocasi¨®n que el Atleti tendr¨ªa. La ¨²nica de verdad en 90¡¯. As¨ª de pobre fue.
A los veinte minutos, sobrepasado, Simeone ya hab¨ªa intentado cambiar el partido invirtiendo las bandas (Carrasco a la izquierda, Gait¨¢n a la derecha) y su equipo comenz¨® a emitir se?ales. Pulso leve, pero algo era tal y como estaba, muerto, desconocido. S¨®lo una vez logr¨® Koke bajar el bal¨®n al suelo y jugarlo: ¨¦ste pas¨® por Carrasco y Griezmann antes de terminar en Gameiro y la nada, porque al franc¨¦s, una vez m¨¢s, le falt¨® un cent¨ªmetro, ahora para controlar.
El Alav¨¦s hac¨ªa muchos minutos ya que hab¨ªa convertido en ocasiones su superioridad. La tuvo Ibai, la tuvo Manu Garc¨ªa y la tuvo Deyverson, pero una se top¨® con Moy¨¢, otra con el larguero y la ¨²ltima con el corpach¨®n de Gim¨¦nez meti¨¦ndose por medio. Cuando el ¨¢rbitro pit¨® el descanso, Mendizorroza miraba asombrado el marcador: 0-0. Los 45 minutos de agua le hab¨ªan dejado, al Atleti, al menos, la piel intacta, sin ninguna pu?alada.
La segunda parte no cambi¨® nada. El Atleti lanzaba su primer c¨®rner en el 53¡¯ (termin¨® en nada, pero al menos ya era algo) y Camarasa segu¨ªa como due?o y se?or mientras Gim¨¦nez no ten¨ªa tanto cuerpo para hacer por dos cuando God¨ªn se desconectaba. Cuerpo que, en el 54¡¯, dijo basta: en una jugada con Deyverson su aductor se rompi¨®. Su baja precipit¨® los cambios del Cholo. Fuera Gameiro y Carrasco. Dentro Torres y Correa. El primer bal¨®n que toc¨® el argentino termin¨® en parada de Pacheco, m¨¢s de lo que en los ¨²ltimos 61¡¯ hab¨ªa pasado por aquel ¨¢rea casi in¨¦dita. El campo segu¨ªa volcado hacia Moy¨¢: Edgar, que hab¨ªa salido por Ibai en el 65¡¯, lo hac¨ªa bajo el Plan Camarasa, asediando.
Fue justo despu¨¦s de que Mendizorroza despidiera a Camarasa como se le dice adi¨®s a un h¨¦roe, en pie, cuando alguien peg¨® un patad¨®n a un bal¨®n que vol¨® 25 metros y se convirti¨® en la contra que Gait¨¢n acab¨® estampando en Pacheco. Pero se esfum¨® esa ocasi¨®n y el Atleti termin¨® de desintegrarse: Filipe se llevar¨ªa con dolor la mano atr¨¢s, Correa correr¨ªa cojo y Alav¨¦s no dejar¨ªa de acorralar. Era el descuento cuando Theo galopaba como si le sobrara el aliento y Simeone hubiera podido gritar como Kurtz en El coraz¨®n de las tinieblas. O peor. Porque ah¨ª asoman el Bar?a y Messi. El horror, el horror.