Fiesta en Mil¨¢n
Como dos a?os antes en Lisboa, los equipos madrile?os jugaron por el t¨ªtulo. Las aficiones de Real Madrid y Atl¨¦tico tuvieron una actitud ejemplar.Milan-Torino en directo y vivo online
La final de la Copa de Europa enfrent¨® al Real Madrid y el Atl¨¦tico, dos equipos cuyos estadios se encuentran a ocho kil¨®metros de distancia. Cerca de 70.000 hinchas viajaron 1.600 kil¨®metros para presenciar la final en Mil¨¢n. Este masivo movimiento ten¨ªa caracter¨ªsticas singulares en una final de la Liga de Campeones. Como ya ocurri¨® dos a?os antes en Lisboa, se enfrentaban los representantes de una misma ciudad, baluartes de una rivalidad tan vieja como el f¨²tbol en Espa?a. En pocos lugares se vive con tanta pasi¨®n el derbi, se juegue donde se juegue, en Madrid, en Mil¨¢n o en el ¨²ltimo rinc¨®n del planeta.
La peculiaridad de esta final pod¨ªa tener rasgos alarmantes. La violencia no es nada desde?able en el f¨²tbol actual. En la Eurocopa, que comenz¨® a disputarse dos semanas despu¨¦s de la final de San Siro, el vandalismo fue noticia constante en los primeros d¨ªas del torneo. Sin embargo, el duelo madrile?o en Mil¨¢n se distingui¨® por todo lo contrario. No hubo incidentes ni en las calles, ni en el metro de la ciudad italiana, ni en el estadio.
Ni la el¨¦ctrica tensi¨®n de un partido que se resolvi¨® en la tanda de penaltis alter¨® la paz y la armon¨ªa de las dos hinchadas. Fue una jornada ejemplar que merece atribuirse a las dos aficiones y a la cuidadosa preparaci¨®n del encuentro. El derbi m¨¢s caliente del a?o se jug¨® en medio de un ambiente vibrante pero respetuoso. No se cumpli¨® ninguno de los temores y se manifest¨® la clase de civismo que tan necesario es para el f¨²tbol.
Las aficiones del Atl¨¦tico y del Real Madrid le hicieron un enorme favor al f¨²tbol espa?ol en un d¨ªa donde el mundo estaba pendiente del partido m¨¢s importante del a?o. Terminado el partido, el madridismo vivi¨® su fiesta sin ning¨²n exceso. La hinchada colchonera asumi¨® la derrota con abatimiento y elegancia. No se recuerda un s¨®lo incidente en Mil¨¢n, donde la rivalidad no impidi¨® una gran fiesta de f¨²tbol.