A Argentina gracias a la espinilla de Rub¨¦n Cano (1977)

Se trataba de clasificarnos para el Mundial de Argentina. Eso hoy d¨ªa parece poca cosa, pero entonces no lo era. No hab¨ªamos estado ni en el de 1970, en M¨¦xico, ni en el de 1974, en Alemania. Por dos razones: porque entonces no iban m¨¢s que la mitad de equipos que van ahora y porque, la verdad, tampoco ¨¦ramos tan buenos. El sorteo nos coloc¨® en un grupo con Ruman¨ªa y Yugoslavia. La cuesti¨®n era ser campeones o quedar eliminados. Ten¨ªamos un grupo de jugadores digno pero, a decir verdad, nada extraordinario. Hac¨ªa tres a?os que se hab¨ªa vuelto a abrir la puerta a la importaci¨®n de extranjeros y nuestros jugadores eran m¨¢s bien en su mayor¨ªa hombres de complemento en sus equipos. El protagonismo era para los de fuera. Hab¨ªa gente seria, s¨ª, como Pirri, Asensi, Migueli, Camacho, Juanito, Leal, Rub¨¦n Cano¡­ Pero nadie para las listas del Bal¨®n de Oro, ni por asomo. El seleccionador era Kubala, que hab¨ªa entrado en v¨ªsperas de M¨¦xico-70, sin posibilidades ya de meternos, y hab¨ªa fracasado en el intento de clasificarnos para Alemania-74, tras perder un desempate frente a Yugoslavia. Precisamente Yugoslavia. Ganamos en casa a Yugoslavia (1-0) y a Ruman¨ªa (2-0). Perdimos en Ruman¨ªa (1-0). El ¨²ltimo partido del grupo era nuestra visita a Yugoslavia.

En realidad, nos val¨ªa empatar o hasta perder por la m¨ªnima, cosa que con el tiempo se ha olvidado. Pero era Yugoslavia, dichosa Yugoslavia, la misma que nos hab¨ªa dejado sin ir a Alemania. Bastante renovada, s¨ª. Ya no estaba Katalinski, el enorme l¨ªbero que nos hab¨ªa marcado el mencionado (13 de febrero) gol decisivo al coger un rechace de Iribar. Tampoco estaba Iribar, cuya plaza se disputaban esos a?os Miguel ?ngel y Arconada. Pero era Yugoslavia, quedaba el recuerdo, se extend¨ªa el fatalismo. Kubala se esforzaba en elevar el optimismo, ten¨ªa buena prensa, su equipo era conocido como los ?Kubala boys?, ¨¦l lanzaba continuamente una especie de eslogan optimista (?Chicos bien, moral ¨®ptima?), pero nadie se fiaba.

As¨ª que aquel d¨ªa todos nos sentamos ante la televisi¨®n temiendo lo peor. Y discutiendo: hay que salir a empatar, hay que salir a ganar, hay que salir atr¨¢s porque por mal que se d¨¦ no te meter¨¢n m¨¢s de uno si no sales de tu ¨¢rea. El campo del Estrella Roja, el llamado Peque?o Maracan¨¢ de Belgrado, es una olla a presi¨®n. Kubala saca un equipo con oficio: Miguel ?ngel; Marcelino, Migueli, Pirri, Camacho; San Jos¨¦, Leal, Asensi, Carde?osa; Juanito y Rub¨¦n Cano. Se trata de controlar el partido, entretener un poco el juego y salir r¨¢pido en busca de Juanito. En el minuto trece, Pirri se retira, lesionado, y le reemplaza Olmo, del Bar?a, buen jugador pero a¨²n joven. Crece el pesimismo, porque Pirri era entonces para Espa?a como la tabla de un n¨¢ufrago. Pero alcanzamos el descanso con empate a cero. Ya queda menos. En el 70¡¯, buena jugada de Espa?a, que llega a merodear el ¨¢rea de Yugoslavia. Juanito, metido en el centro del ataque, mete un pase profundo a Carde?osa, que aparece con velocidad por el callej¨®n del diez, alcanza el bal¨®n cuando se va a escapar por la l¨ªnea de fondo y cruza el centro, bombeado; Rub¨¦n Cano aparece por el segundo palo, arma la pierna, empalma la volea cruzada y gol. Es gol. Todos se revuelcan abrazados. Las repeticiones muestran luego que Rub¨¦n Cano le ha pegado con la espinilla. Luego tiene la sinceridad de confesar: ?Es verdad, le di con la espinilla; si le doy con el empeine la mando a la grada?.

Es igual, ya est¨¢. Ahora Yugoslavia necesitar¨ªa tres goles. Espa?a entretiene el bal¨®n, y Juanito se mete en l¨ªos y le ense?an la amarilla, por lo que Kubala, prudente, le cambia por Dani, en el 76¡¯. Seg¨²n se retira hace la se?al del pulgar hacia abajo mirando al p¨²blico, y se lleva un botellazo. Es retirado en camilla. M¨¢s drama. Pero el partido termina as¨ª. Ganamos y fuimos al Mundial.