Vela encoge al Atl¨¦tico
El mexicano marc¨® el primero de penalti y provoc¨® el segundo, de Willian Jos¨¦ desde los 11 metros. Segunda derrota seguida fuera del Calder¨®n. Gran partido de la Real.Real Sociedad-Celta: LaLiga
Llov¨ªa. Llov¨ªa mucho cuando ?lvarez Izquierdo pit¨® el inicio del partido en Anoeta. No dejar¨ªa de hacerlo en toda la tarde. Caer¨ªa agua del cielo y de las botas txuri-urdin. En ese momento todav¨ªa se pod¨ªa decir que fuera txirimiri, lluvia fina, que va cayendo, calando, sin que se note. La Real ten¨ªa el bal¨®n. La Real lo mov¨ªa. La Real lo intentaba. Corr¨ªa Vela su banda para ponerle un bal¨®n a Zurutuza que enviaba alto. Lo intentaba Willian Jos¨¦, con otro disparo que no lleg¨® a ning¨²n lugar y sin embargo fue otro aviso. Mientras, Simeone negaba con la cabeza en el banquillo: su equipo hab¨ªa salido sin paraguas. No encontrar¨ªa uno en los 90¡¯ que ten¨ªa por delante.
Gabi parec¨ªa cansado. Filipe, asfixiado. Koke, demasiado lejos del bal¨®n. Ninguna pelota le llegaba limpia a Griezmann. O le llegaba, simplemente. Cuenten uno, digan dos, lleguen al tres y ya. Ese era el tiempo que al Atleti le duraba la pelota. Desdibujado bajo la lluvia. Borrado. Inc¨®modo.
Despu¨¦s de que Willian Jos¨¦ le dejara su segunda tarjeta de visita, ahora con un cabezazo, Simeone agitar¨ªa su equipo para cambiar el dibujo. Griezmann dejaba solo arriba a Gameiro y ca¨ªa en banda, Sa¨²l se mov¨ªa al medio: el Atl¨¦tico poblar¨ªa el centro para intentar hacerse con la pelota. Falta a falta se fue acercando a la porter¨ªa de Rulli. Metro a metro. Estilo Simeone. Ahora, quien negaba en su banquillo, era Eusebio. Como para reafirmarle, Griezmann asist¨ªa a Sa¨²l en un bal¨®n que deten¨ªa Rulli y Gameiro picaba un bal¨®n que se estrellaba en la madera, paf, y sonaba como un tortazo que volver¨ªa a despertar a la Real.
El partido se equilibr¨®. La Real regres¨® y Vela casi lo sube al marcador, con una rosca a la escuadra que Oblak sac¨® con la puntita de sus manoplas.?Nada m¨¢s comenzar la segunda parte Griezmann rob¨® un bal¨®n y Carrasco que ten¨ªa la primera ocasi¨®n de la segunda parte. Yuri le cerr¨® y el belga envi¨® el bal¨®n al lateral de la red. Tardar¨ªa mucho tiempo en volver a pisar el Atleti el ¨¢rea de Rulli. Justo despu¨¦s, Gabi dejaba la pierna en el ¨¢rea para intentar frenar una carrera de Yuri y el silbato del ¨¢rbitro parar¨ªa el partido. Penalti. Lo lanz¨® Vela. Suavecito, a la izquierda de la porter¨ªa de un Oblak que apenas dio un paso a la derecha.
El Atleti iba de un lado a otro del c¨¦sped sin criterio, s¨®lo persiguiendo el juego que la Real impon¨ªa. Koke no estaba. Era su sombra. Un negativo de s¨ª mismo y, si Koke no est¨¢, el Atleti ha perdido su centro de gravedad y se queda como lo que en ese momento era: un rollo de papel en la cubierta de un barco en medio de una tormenta, de lado a lado, a la deriva.
En el minuto 72¡¯, Simeone hac¨ªa su tercer cambio (Thomas por Gabi) mientras Eusebio, con tranquilidad, hac¨ªa el primero (Canales por Xabi Prieto). De pronto, Carlos Vela agarraba un bal¨®n y comenz¨® a correr con los ojos puestos en Oblak. Ante ¨¦l, se abri¨® el campo, una explanada gigante a la derecha para dejarle hacer lo que quisiera. God¨ªn lleg¨® para intentar taparlo, pero era como intentar tapar el sol con un dedo. Entonces apareci¨® Correa y lo hizo con su pierna. El silbato del ¨¢rbitro pitaba por segunda vez en la tarde penalti. Esta vez lo meter¨ªa Willian Jos¨¦.
La mirada vidriosa, m¨¢s all¨¢, quien sabe donde, de Simeone en el banquillo contaba a su equipo. No era el 2-0 marcardor. Era que no hab¨ªa reacci¨®n. Como si fueran otros los jugadores que esta tarde vistieran la rojiblanca. Otros, desconocidos. No los God¨ªn, Filipe, Corre. Nunca llegaron a entrar en el partido. Ni, cuando ¨¦ste se puso feo, tampoco fue capaz de agarrarlo de las solapas y tumbarlo. Mucha culpa estaba en el entrenador del otro banquillo, Eusebio, que le ha dado a este equipo vuelo, juego, presencia.
Da gusto ver jugar a su Real. Ver a Vela correr su banda. Mirar a Oyzarbal. Observar c¨®mo mueven la pelota Zurutuza e Illarra. Es una delicia. Lo fue durante 90¡¯. Y eso que la entrada de Thomas le cambi¨® un poco el gesto al Atleti y Griezmann, quiz¨¢ inspirado por el escenario, los asientos celestes de Anoeta, el cielo gris de Donosti, la lluvia o todo lo que fue sobre esa hierba, busc¨® el gol con un disparo desde la frontal, pero Rulli lo atajar¨ªa. Volv¨ªa a arreciar la lluvia cuando el partido mor¨ªa. Y ahora era igual la del cielo que la del c¨¦sped: una tormenta de la Real, tormento para el Atleti. Es el segundo partido de la temporada que pierde. El otro fue hace dos jornadas en Sevilla. Tambi¨¦n llov¨ªa.