M¨¢s cantera que cartera
Lucas V¨¢zquez y Morata reactivaron al Madrid en un partido sin defensas. Cristiano anduvo pele¨®n y sin punter¨ªa. Benzema a¨²n no ha vuelto. Celebraci¨®n del Real Madrid
Fue casi un ba?o y masaje, una victoria sencilla del Madrid que dej¨® algunas ense?anzas. La principal, que partidos tan desenfadados quedar¨¢n entre pocos y ninguno en lo que resta de temporada. El Madrid lo jug¨® sin precauciones y acab¨® por no gustar y no gustarse. La falta de tensi¨®n deriv¨® en falta de seriedad. Y, mientras, en las sobras del partido, Morata y Lucas V¨¢zquez volvieron a tocar la campana. Por lo que hicieron y por lo que lleva tiempo dejando de hacer Benzema, al que Zidane mantuvo los 90 minutos esperando infructuosamente que le dieran la raz¨®n.
El cruce de quien nadie tiene que perder y de quien est¨¢ seguro de ganar ofreci¨® una noche de jarana en el Bernab¨¦u. Todo empez¨® con la alineaci¨®n de Zidane, que destap¨® mucho al equipo en el centro del campo, con dos mediapuntas de profesi¨®n (Asensio y James) y otro de nacimiento (Kroos) en el intento de que al Bernab¨¦u volvieran a brillarle los ojos. El Legia colabor¨® en ese carnaval con una actitud alegre, valiente, con m¨¢s atrevimiento que plantilla. Dos equipos de ida sin vuelta, un escenario que siempre favorece a quien tiene mejores futbolistas. El Madrid lleg¨® a la goleada en coche oficial, pero aprendi¨® que vestir as¨ª el equipo s¨®lo es recomendable ante rivales de menor cuant¨ªa como el polaco, que fue un saco sin fondo en su propia ¨¢rea pero que se present¨® con opciones media docena de veces ante Keylor. Odidja estuvo en casi todas. Seguro que ante el Athletic, el domingo, Zidane devolver¨¢ al equipo la libertad vigilada.
El partido devolvi¨® la imagen del Cristiano sin gol, un le¨®n enjaulado. Le regal¨® el tercer tanto al debutante en la Champions Asensio, que a¨²n anda entre embri¨®n y realidad, y el quinto a Morata. Tuvo el consuelo del pasador.
Bale, que se sac¨® el primer gol de la nada, es un trago corto. Parece demasiado sigiloso para ser un futbolista de alt¨ªsima gama. Su banda es ignorada demasiadas veces o invadida por Danilo, premio a la combatividad y farolillo rojo como lateral. Se trag¨® una bicicleta de Radovic para cometer un penalti de juvenil (luego el ¨¢rbitro se comi¨® otro de Asensio a Guilherme). Pierde mucho en la comparaci¨®n con Marcelo, otra vez lateral de asalto y autor de medio gol (su tiro lo desvi¨® fatalmente Jodlowiec). James, en su vuelta, estuvo muy por debajo de Isco en Sevilla. Benzema dej¨® muy poco en el inventario de un partido confeccionado a su medida. Varane y Kroos pusieron el punto de cordura en aquella verbena.
El Madrid tuvo momentos de desorientaci¨®n seria en la segunda mitad, a los que Zidane aplic¨® tratamiento de cantera: Morata y Lucas V¨¢zquez. A los cinco minutos esa sociedad familiar fabric¨® el cuarto gol, con papeles cambiados. Env¨ªo del ariete y remate de volea del extremo, que en el Madrid es una empresa de servicios. Morata firm¨® la manita. Lamentablemente, uno y otro reciben m¨¢s condecoraciones que minutos.