?M¨¢s vale perder un partido por nueve¡? (1980)

Al comienzo de la temporada 1980-1981 el Real Madrid ten¨ªa motivos para sentirse feliz. El a?o anterior hab¨ªa ganado el doblete, y en la Copa de Europa solo hab¨ªa ca¨ªdo en semifinales ante el Hamburgo, por una mala noche en el partido de vuelta. El equipo, de la mano de Bo?kov, cuajaba. Estaba en marcha la renovaci¨®n hacia el equipo de ?los Garc¨ªas? y hab¨ªa de d¨®nde echar mano para hacer mejoras: el rival en la final de Copa hab¨ªa sido el propio filial, el Castilla, del que se subieron tres jugadores: Agust¨ªn (portero), Gallego y Pineda. Tan seguro se sinti¨® el
Madrid que acept¨®, un tanto imprudentemente, un amistoso en M¨²nich cuando solo llevaba ocho d¨ªas de preparaci¨®n. El Bayern llevaba m¨¢s de tres semanas y estaba a punto para empezar la Bundesliga nueve d¨ªas despu¨¦s. Pero el dinero era interesante y¡
Y el Madrid fue y result¨® una debacle. Las v¨ªctimas fueron Garc¨ªa Rem¨®n (Agust¨ªn); P¨¦rez Garc¨ªa (Pineda), Benito (Gallego), Garc¨ªa Navajas (Sabido), Camacho; Garc¨ªa Hern¨¢ndez (Portugal), ?ngel, Stielike; Isidro, Santillana y Cunningham. Del Bosque y Juanito, que no viajaron por no estar a punto, se libraron del bochorno. Al descanso ya iba siete a cero. El Bayern se ceb¨®, con Breitner (que hab¨ªa jugado en el Madrid y hab¨ªa regresado a su club de origen), Rummenigge, Hoeness y dem¨¢s, desatados. Encima, el ¨¢rbitro, alem¨¢n, parece tener algo contra el Madrid, al que pita tres penaltis de los que dos no son, y concede un gol a pesar de la falta previa de Hoeness a Sabido, falta tan violenta que el joven central tiene que ser retirado en camilla. Pero no hay excusa ni consuelo posible para una derrota, que resulta ser la mayor que ha sufrido el Madrid en toda su historia. Sale a relucir como ¨²nico referente un 8-1 contra el Espanyol, encajado en los tiempos de Maricasta?a.
El d¨ªa siguiente, en el aeropuerto de Barajas, espera al Madrid un n¨²mero inusual de periodistas, para tratarse de un amistoso. Se espera sobre todo la explicaci¨®n de Bo?kov, el entrenador, que ten¨ªa tantas simpat¨ªas, por su modo desenfadado de ser y el buen manejo que hab¨ªa hecho del equipo, como antipat¨ªas, por su espa?ol de media lengua y por frases como aquella de ?F¨²tbol es f¨²tbol?. Esta vez se supera: ante el coro de entrevistadores, tras hacer alg¨²n an¨¢lisis del partido (?Jugamos muy mal?, no lo oculta) y sin escudarse en la falta de preparaci¨®n, que bien podr¨ªa haberlo hecho, y ante la insistencia de todos en el escandaloso monto de la derrota, suelta tan tranquilo: ?Es mejor perder un partido por nueve goles que nueve partidos por un gol?. Y todos nos quedamos pensando cu¨¢nta raz¨®n ten¨ªa.