El final de una era
Repaso de Italia en la primera parte y reacci車n fallida de Espa?a en la segunda. Marcaron Chiellini (34') y Pell谷 (92'+). De Gea y Buffon estuvieron fant芍sticos. Piqu谷 tuvo el empate en el 90'. Del Bosque se march車 sin honoresSuecia-Italia en directo online
Italia nos mand車 a casa. Fue un cl芍sico en otro tiempo y una realidad dolorosa en el presente. La Selecci車n encaden車 un segundo fracaso en una gran cita y despidi車 sin honores a Del Bosque, el t谷cnico m芍s laureado de su historia. El tiempo dir芍 si la Selecci車n ha emprendido un regreso al Medievo. Quiz芍 no, pero probablemente se abrir芍 un debate sobre el modelo. O el estilo con el que encontramos nuestro lugar en el mundo ha caducado o se han acabado los futbolistas capaces de lucirlo.?Tambi谷n puede que Espa?a, simplemente, tenga una mand赤bula de cristal, la que le quebr車 el gol de Perisic y de la que abus車 Italia.
Desconf赤en de las apariencias. Italia es una fiera, en tiempos de carest赤a (estos) o de opulencia, en la salud y en la enfermedad. La de Conte es una selecci車n sin vanidades, a su imagen y semejanza, con peones y sin reyes. Intimida desde que canta el himno. T芍ctica y vehemente a la vez, con un incre赤ble sentido del deber. Y con una geograf赤a que a Espa?a le ha resultado inabordable de forma recurrente. Su puesta en escena result車 impecable, lejos de ese catenaccio de vanguardia que se adivinaba en la v赤spera.
Sus centrales ponen en marcha la maquinaria de guerra, se mueven de forma mancomunada, emergen impenetrables y tienen buena salida de bal車n. De Rossi, mediocentro con juego en largo y en corto, se pone para todos. Parolo y Giaccherini ofrecen ida y vuelta. De Sciglio, que empez車 el torneo en el banquillo, fue un lateral de largu赤simo alcance y una provisi車n permanente de balones en el 芍rea. Pell谷, al que el f迆tbol italiano tard車 en ver, result車 una hormigonera imparable. Fant芍stico en el juego de espaldas, fue siempre soluci車n dentro y fuera del 芍rea. Una selecci車n fabricada en los altos hornos, pero con pretensiones.
Atac車 y defendi車 en manada desde el principio y provoc車 la invalidez del centro del campo espa?ol, en el que Iniesta y Silva tocaron mucho y no progresaron nada, encerrados en aquel mar azul, en aquel efecto montonera que hizo intransitable el tiquitaca. Cesc ni arm車 ni lleg車 y Nolito e Morata asistieron sin participaci車n a aquella 車pera. Ese juego de toque de la Selecci車n, sin velocidad, sin intenci車n, result車 un pelmazo.
La primera mitad se convirti車 en un suplicio. Italia, con De Rossi al volante, se cans車 de avisar. Un cabezazo de Pell谷 que se trag車 Busquets; una chilena invalidada a Giaccherini que top車 en el palo; una irrupci車n de Parolo que se march車 fuera; un despeje de Ramos que iba para autogol. Y, finalmente, el tanto de Chiellini, castigo a una cadena de pecados: falta innecesaria de Ramos y desatenci車n colectiva al rechace de De Gea a tiro de Eder al que llegaron Giaccherini primero y el central despu谷s. Un gol para resumir un ba?o de un equipo an赤mica, f赤sica y t芍cticamente superior. Un repaso dulcificado por el mejor De Gea.
Con la soga al cuello, Del Bosque peg車 un volantazo. Meti車 a Aduriz para darle una preocupaci車n a los tres tenores de Buffon y desplaz車 a Morata a la izquierda. Esa medida y un sentido m芍s aventurero del juego de Espa?a hizo girar el partido. Juanfran se atrevi車 mucho en la derecha, Silva sali車 de la madriguera, Aduriz trajo el plus de la combatividad. La Selecci車n atac車 m芍s y mejor, pero sigui車 defendiendo con el mismo desacierto, con los mismos descuidos, dejando espacios, abandon芍ndose en todos los duelos ante Pell谷, descuidando la espalda. A un cabezazo franco de Morata a las manos de Buffon le sigui車 un mano a mano que Eder, con todo a favor, perdi車 con De Gea.
La acci車n corri車 de un 芍rea a otra, una buena noticia dadas las circunstancias. M芍s con la entrada de Lucas V芍zquez, que relev車 a Morata. Un cambio bajo sospecha vista la resurrecci車n del canterano del Madrid tras el descanso y el apag車n de Cesc. Un zurdazo de Aduriz amag車 con el empate. Tambi谷n un cabezazo de Ramos, ?una volea de Iniesta, un zapatazo de Piqu谷, con Italia ya muy venida a menos, quiz芍 en la versi車n que realmente le corresponde, quiz芍 exhausta a cuenta de la exhibici車n de la primera mitad. Sobre aquel toque de queda azzurro lanz車 Espa?a una carga final sin premio. Buffon le sac車 a Piqu谷 la mano que nos dice adi車s. Y Pell谷 nos puso en el avi車n de vuelta. Como en el 94. Como tantas veces que cre赤mos haber olvidado.
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