366 HISTORIAS DEL F?TBOL MUNDIAL | 20 DE JUNIO
Panenka inventa el penalti que no existe (1976)
Para aquella Eurocopa nos hab¨ªamos clasificado entre los ocho cuartofinalistas tras ganar con ciertos apuros en un grupo en el que coincidimos con Ruman¨ªa, Escocia y Dinamarca. Fue durante esa fase de clasificaci¨®n cuando Iribar perdi¨® el puesto en la selecci¨®n, a favor de Miguel ?ngel. En cuartos, nos cay¨® Alemania y ah¨ª termin¨® todo: empate en casa y derrota por dos a cero all¨ª. Alemania entonces era todo un poder: hab¨ªa ganado la Eurocopa de 1972 y el Mundial de 1974, as¨ª que¡
As¨ª que nos quedamos sin ir a Yugoslavia, donde se jugaban las semifinales y la final. Nos quedamos a verlo por la tele, desde la que disfrutar¨ªamos con uno de los grandes prodigios de la historia del f¨²tbol. La verdad es que fueron dos semifinales animadas, ya que ambas acabaron tras pr¨®rroga, cosa que para el espectador neutral siempre es de agradecer. Se ve m¨¢s f¨²tbol pero no se sufre. Alemania, que perd¨ªa por 2-0 con Yugoslavia, la local, consigui¨® empatar casi sobre la hora y en la pr¨®rroga marc¨® dos m¨¢s. Ese d¨ªa se consagr¨® Dieter M¨¹ller, con tres goles. Ocupaba el puesto del veterano Gerd Torpedo M¨¹ller, que estaba de retirada. Pero segu¨ªa el resto de la generaci¨®n gloriosa: Maier, Vogts, Beckenbauer, Hoeness¡ Por su parte, Checoslovaquia dio la campanada ante Holanda, la ?naranja mec¨¢nica?, tenida por todos como la mejor selecci¨®n del momento: 1-1 al final y 3-1 en la pr¨®rroga. Uno de los grandes disgustos en la carrera de Cruyff, porque en caso de ganar aquel partido se podr¨ªan haber tomado la revancha sobre Alemania por la derrota en el Mundial de dos a?os antes. Aquella Checoslovaquia ten¨ªa algunos buenos jugadores. Viktor, el portero (elegido mejor jugador del campeonato), el l¨ªbero Ondru?, el lateral G?gh, el atacante Nehoda y un interior, Panenka, que pasar¨ªa a la historia. Panenka hab¨ªa nacido en Praga el 2 de diciembre de 1948 y era jugador del Bohemians. Buena visi¨®n, buen toque, algo pesado. Buen jugador, aunque no extraordinario.
La final la tiene ganada Checoslovaquia por 2-1 cuando en el minuto 90 H?lzenbein empata in extremis. Otra vez la resistencia alemana a la derrota. La pr¨®rroga pasa sin goles y por primera vez se acude en un partido de estas caracter¨ªsticas a las tandas de penaltis, invenci¨®n de un periodista gaditano (v¨¦ase el d¨ªa 2 de septiembre). Checoslovaquia marca sus cuatro primeros lanzamientos; Alemania marca los tres primeros y el cuarto lo lanza alto Hoeness. Panenka va a tirar el quinto. Si es gol, son campeones. El portero es Maier, el m¨¢s reputado del momento. Panenka se acerca al bal¨®n y hace lo nunca visto hasta entonces: le pega suave, por debajo, de manera que el bal¨®n se eleva lentamente y cae, blando, por el centro de la porter¨ªa, mientras Maier, como hacen todos los porteros, se ha lanzado hacia un lado. Checoslovaquia es campeona y Panenka da su nombre al modo m¨¢s extraordinario de ejecutar penaltis, que muy pocos jugadores se atreven a¨²n hoy a poner en pr¨¢ctica, incluso en circunstancias menos trascendentales que aquellas.
Claro que Panenka pensar¨ªa que hac¨ªa falta algo de verdad extraordinario para apartar a aquella Alemania invencible del camino del t¨ªtulo. Y lo hizo. Y pas¨® a la historia por ello.