La bella Italia y Giaccherini pinchan el globo de B¨¦lgica

Italia volvi¨® a ser bella y B¨¦lgica, una profunda decepci¨®n. La Nazionale, patrimonio del f¨²tbol competitivo, pinch¨® el globo de los diablos rojos, que acumulan tanto talento como falta de un plan. Su debut result¨® un bluff, todo lo contrario que el de la hist¨®rica escuadra azzurra, que termin¨® en pleno ¨¦xtasis en Lyon. Cuando Graziano Pell¨¦ hizo el 0-2 en el descuento, explot¨® Italia sobre el pitido de Clattenburg. Lo hab¨ªa merecido. Jug¨® con determinaci¨®n y frescura, explor¨® las debilidades de B¨¦lgica y se dio un ba?o de autoestima. Ahora que todos hablaban del grupo de la muerte y de la posibilidad de que cayera en la primera fase, reivindic¨® su condici¨®n de patr¨®n hist¨®rico y adem¨¢s desnud¨® a B¨¦lgica, que dio una espantada. Decepcion¨® como colectivo y tambi¨¦n como colecci¨®n de cracks. De Bruyne y Hazard, s¨®lo por poner un ejemplo, estuvieron lej¨ªsimos del nivel que se les supone. Y que empieza a echarse de menos en los grandes d¨ªas. El partido invirti¨® los papeles de las dos selecciones. Italia, con piel de cordero y casi condenada por los expertos a irse rapidito de Francia, asoma como un equipo que juega con pasi¨®n y con ganas de reivindicarse: el actual finalista con un entrenador, Conte, que aplast¨® a Wilmots en los detalles t¨¢cticos. Italia ten¨ªa entrenador y B¨¦lgica no. Despu¨¦s de lo de la noche de Lyon, a los diablos rojos les va a ser muy dif¨ªcil quitarse el papel de florida aspirante y ¨¢lbum bonito de cromos. As¨ª no llegar¨¢ demasiado lejos.

Estereotipada como un grupo de soldaditos poco brillantes, Italia no se siente inc¨®moda en ese papel que hist¨®ricamente le ha dado r¨¦ditos con alguna frecuencia. Su puesta en escena fue interesante. Como Antonio Conte hab¨ªa prometido, una actuaci¨®n coral. Con un sistema poco visto estos d¨ªas pero familiar en la Nazionale, derroche f¨ªsico de los carrileros, Darmian y Candreva (6.47 kil¨®metros al descanso, el que m¨¢s), y los interiores. La Nazionale, protegida por un cuerpo de guardaespaldas de lujo, Barzagli-Bonucci-Chiellini, soport¨® con comodidad a B¨¦lgica, s¨®lo le concedi¨® un par de tiros lejanos de Nainggolan y otro de Fellaini. Y mientras Hazard se perd¨ªa en conducciones y De Bruyne fallaba pases relativamente sencillos, Italia empez¨® a crecer. Primero Pell¨¦ y, al fin, Giaccherini. Bonucci divis¨® al trot¨®n del Bolonia y le mand¨® un bal¨®n que Alderweireld se comi¨®. El interior control¨® con una pierna y dispar¨® con la otra. Un gol que hubiese firmado el jugador m¨¢s fino el mundo. Un gol que desnud¨® las carencias de B¨¦lgica, un caramelito atr¨¢s que pudo terminar de tirar el partido antes del descanso, cuando Pell¨¦, activo, cabece¨® mal con toda la porter¨ªa para ¨¦l.

Wilmots, discutido por regla general, no movi¨® nada al descanso. La segunda parte arranc¨® loca. Lukaku, en el primer descuido de Italia, se plant¨® delante de Buffon. Pic¨® con intenci¨®n la pelota pero el eterno Buffon cubri¨® mucha porter¨ªa. Pell¨¦ volvi¨® a tener el 0-2. Esta vez remat¨® entre los palos, pero encontr¨® respuesta en Courtois, a quien cualquier tipo de parecido entra la defensa de los diablos rojos y la que conoci¨® en el Atl¨¦tico le debe parecer pura casualidad. Obligado a que pasasen cosas, Wilmots hizo lo que har¨ªa cualquiera. Meti¨® a Mertens, Origi y Carrasco buscando que pasase algo mientras Conte cerraba el partido oxigenando las bandas con De Sciglio, reforzando el medio con Motta, discutid¨ªsimo dorsal diez (ten¨ªa una tarjeta a los cinco minutos de estar en el campo), y metiendo otro guerrero en ataque. Courtois salv¨® el 0-2 de Immobile, que sali¨® a dejarse la piel. B¨¦lgica apret¨® pero quien termin¨® de reventar el partido fue Graziano Pell¨¦. El delantero del Southampton le puso la firma a la apasionante noche de Lyon con un empalme que le coron¨® como uno de los jugadores del partido. Como quien le dio la asistencia, Candreva. Italia siempre nos reserva bonitas sorpresas. Por la pasi¨®n con la que lo vive, es una buena noticia para la Eurocopa.