Real Madrid 7, Eintracht de Fr¨¢ncfort, 3 (1960)

Este partido fue pasado durante muchas navidades por la BBC, hasta hacerse una tradici¨®n. Se tuvo por el partido perfecto y fue la culminaci¨®n de la tremenda serie de t¨ªtulos europeos del Madrid, que gan¨® las cinco primeras copas de Europa. Las anteriores finales fueron ante el Stade de Reims (1956, en Par¨ªs, 4-3), Fiorentina (1957, en Madrid, 2-0), Mil¨¢n (1958, Bruselas, 3-2), Stade de Reims de nuevo (1959, Fr¨¢ncfort, 2-0). En esta edici¨®n tocaba el Eintracht de Fr¨¢ncfort y la final era en Glasgow, en el colosal Hampden Park. El Madrid llega tras eliminar a la Juventus, el Niza y el Barcelona, que echar¨¢ a su m¨ªtico entrenador, Helenio Herrera, por perder esas semifinales. El Eintracht ha apartado de su camino al Petrolul, Odense, Wiener y Glasgow Rangers, a este por un colosal 12-4 en el agregado de los dos partidos. El p¨²blico de Glasgow tiene a¨²n reciente el 3-6 del partido de vuelta. Entre eso y el prestigio del Madrid abarrota el campo. Entonces apenas se desplazaban aficionados de uno u otro equipo, de manera que los 127 000 espectadores (r¨¦cord de asistencia en Copa de Europa) eran, en su inmensa mayor¨ªa, de all¨ª.
Miguel Mu?oz, el entrenador madridista, alinea a: Dom¨ªnguez; Marquitos, Santamar¨ªa, Pach¨ªn; Vidal, Z¨¢rraga; Canario, Del Sol, Di St¨¦fano, Pusk¨¢s y Gento. El partido no empieza bien para el Madrid, que no se encuentra sobre el campo, y en el 10¡¯ el rapid¨ªsimo extremo Kress se cuela y marca. Era la cuarta llegada de los alemanes. Di St¨¦fano le pide a Del Sol que se atrase algo m¨¢s y el Madrid ocupa mejor el medio campo. Di St¨¦fano marca en el 27¡¯ y en el 30¡¯, rematando dos jugadas de Canario, en acciones de oportunista. (Di St¨¦fano jugaba por todo el campo, pero llegaba a puerta y met¨ªa todos los goles que quepa esperar de un gran delantero centro.) El Eintracht encaja bien la vuelta al marcador en esos tres minutos, pero ya el que llega con m¨¢s facilidad a puerta es el Madrid. Y, justo antes del descanso, gol de Pusk¨¢s, tras escapada de Del Sol. El Eintracht se va hundido. No ha podido hacer m¨¢s y pierde 3-1. En la segunda mitad, Pusk¨¢s, en el 56¡¯ y el 60¡¯ (el primero de penalti), pone el marcador en 5-1. Ya es exhibici¨®n. Pusk¨¢s hace su cuarto gol (71¡¯), marca Stein (74¡¯), hace Di St¨¦fano su tercero en el 75¡¯, y Stein cierra el 7-3 tres minutos m¨¢s tarde.
Lo que no fueron goles fue una exhibici¨®n de taconazos, maravillas y remates, entre ellos seis a los postes, cuatro en tiros del Madrid y dos del Eintracht. Los dos porteros pararon lo suyo. Fue la fiesta del gol, la mejor tarde de f¨²tbol jam¨¢s vista hasta la fecha, situada por muchos incluso por encima de aquel m¨ªtico partido del siglo, el 3-6 de Hungr¨ªa en Wembley. Pusk¨¢s, por cierto, particip¨® en los dos encuentros, fue quiz¨¢ el ¨²nico jugador del mundo que puede mostrar dos carreras, de casi diez a?os cada una, en sendos equipos gloriosos: el Honved-selecci¨®n h¨²ngara (que casi era lo mismo) y el Real Madrid. Pusk¨¢s marcar¨ªa dos a?os despu¨¦s tres goles en otra final, ante el Benfica, pero esa la perdi¨® el Madrid, 5-3. Por su parte, Di St¨¦fano marc¨® al menos un gol en las cinco finales consecutivas ganadas por el Madrid. El equipo regres¨® victorioso, con su quinta copa, y fue recibido en Barajas y escoltado por numerosos hinchas, en coche o moto, como hab¨ªa ocurrido ya en ocasiones anteriores. Solo que esta vez hubo una diferencia: Marquitos, el racial defensa, apareci¨® vestido con faldas. Vino vestido de pies a cabeza de escoc¨¦s, con gaita y gorra incluidas.