366 HISTORIAS DEL F?TBOL MUNDIAL | 9 DE MAYO
El ?loco del Bernab¨¦u? descarga su conciencia (2001)
He aqu¨ª, de nuevo, uno de los secretos mejor guardados por el f¨²tbol durante algunos a?os. ?Qui¨¦n fue el loco del Bernab¨¦u? Una figura an¨®nima que salt¨® al campo, le peg¨® un cate al ¨¢rbitro del partido Real Madrid-Bayern de M¨²nich, semifinales de Copa de Europa de la temporada 1975-1976. El ¨¢rbitro agredido fue el austriaco Linemayer. El agresor fue capturado por Sepp Maier, el meta alem¨¢n, que se ech¨® sobre ¨¦l y le inmoviliz¨®. Luego sali¨® detenido por la polic¨ªa, pero se escurri¨®, se escap¨®, con el pretexto de que hab¨ªa perdido un zapato en el forcejeo. O es que unos polic¨ªas tan madridistas como ¨¦l fueron ben¨¦volos y le dejaron escapar. Cuando regres¨® entre el p¨²blico unos le dijeron: ??Ol¨¦ tus huevos!?, mientras otros le increpaban. El caso es que se difumin¨® entre la masa.
Era el 31 de marzo de 1976. En las radios de esa noche y las sucesivas aparecieron diversos personajes haci¨¦ndose responsables del hecho. El partido acab¨® en empate, 1-1. En la vuelta, el Madrid fue eliminado, 2-0. Amancio fue expulsado ese d¨ªa, en su ¨²ltimo partido europeo. Al Madrid aquello le cost¨® jugar las dos primeras eliminatorias de la temporada siguiente lejos de casa: se enfrent¨® al Stal Mielec en el Luis Casanova (Mestalla) y la siguiente, ante el Brujas, en La Rosaleda (M¨¢laga). Fue eliminado en esta segunda. El coliseo madridista fue rodeado de vallas tras aquello, para ludibrio del hombre que daba nombre al campo, Santiago Bernab¨¦u.
Veinticinco a?os m¨¢s tarde, el que desde entonces fue conocido como el ?loco del Bernab¨¦u?, se confiesa en el diario As. Se trata de un aficionado m¨¢s, que ese d¨ªa ha asistido al campo junto a su mujer, embarazada por entonces de seis meses. Cuenta que estaba en el segundo anfiteatro, y que, indignado por un penalti que ha sufrido Santillana y que no ha sido pitado, le dice a su mujer que va al ba?o, lo que aprovecha para ir desliz¨¢ndose por el estadio hasta abajo, donde salta y agrede al ¨¢rbitro. La foto muestra un descomunal pu?etazo propinado por un hombre joven y saludable, con la cabeza cubierta por un gorro de lana con los colores del Madrid. El ¨¢rbitro, Linemayer, recibe el impacto de lleno, a pesar de la pretendida protecci¨®n de Hoeness, el n¨²mero diez del Bayern. Maier est¨¢ cerca, pero no llega a tiempo. ?l ser¨¢ quien reduzca al agresor. Le tira al suelo y se ceba con ¨¦l, hasta que llegan los polic¨ªas para llev¨¢rselo.
?Lo que hice fue un disparate?, confiesa el agresor veinticinco a?o despu¨¦s. Se deja retratar solo de espaldas y permite que se publiquen sus siglas, pero pide que se reserve el nombre. ?Mi padre se pas¨® dos a?os sin hablarme.? Y m¨¢s: tuvo la oferta de escribir un libro, que rechaz¨®. Se arrepinti¨®. Su comparecencia en el peri¨®dico As ten¨ªa sobre todo esa intenci¨®n. Mostrar su arrepentimiento, explicar que se equivoc¨®, proteger, a¨²n, su anonimato. Lo suyo fue un error, s¨ª. Lo pag¨® su club. Sirva para que otros sepan qu¨¦ es lo que no se puede hacer.