Creyendo se llega a la final
El Atleti estar¨¢ en Mil¨¢n el 28 de mayo despu¨¦s de un partido de sufrimiento extremo ante el Bayern en M¨²nich. M¨¹ller y Torres fallaron dos penaltis (pararon Oblak y Neuer). Griezmann hizo el gol de la clasificaci¨®n.
Querido Luis, lo primero, perd¨®name el atrevimiento, pero ten¨ªa que escribirte, cont¨¢rtelo, a ti el primero. El Atleti va a jugar su tercera final de Champions, la segunda en dos a?os y, para alcanzar ¨¦sta, mat¨® un fantasma, el Bayern, ?te acuerdas? Esa parte de la historia est¨¢ enterrada, Luis, vengada. Simeone se ha encargado, por vosotros y por ellos. No pod¨ªa ser otro. Ayer cost¨®, y se sufri¨®, mucho, much¨ªsimo, pero nadie mejor que t¨² lo sabe: si fuera f¨¢cil el Atleti no lo har¨ªa.
Se esperaba agua en M¨²nich y as¨ª fue: el Bayern arreci¨® desde el minuto uno. La primera gota sali¨® de la bota de Lewandowski, que remat¨® un bal¨®n de M¨¹ller. Despu¨¦s vino el disparo de Rib¨¦ry al cielo, la rosca de Vidal y un ob¨²s de Lahm. Lluvia y lluvia alemana. Lluvia desde todas partes. El partido, para el Atleti ya era un sufrimiento. Pero no era el Atleti, Luis, no lo era. Sali¨® como si tuviera miedo, como si con el gol de Sa¨²l en la ida fuera suficiente. No presionaba arriba, no ten¨ªa el bal¨®n y cuando lo ten¨ªa, no le duraba. Viv¨ªa encerrado a los pies de Oblak.
Entonces lleg¨® el minuto 29, s¨ª, aquel en el que Hoeness hizo el 1-0 en la final de desempate del 74. Pues en ¨¦se, el mismo, el Bayern hizo el 1-0. Cruel destino. Augusto lleg¨® tarde a un bal¨®n en la frontal y derrib¨® a Alaba, ?akir pit¨® la falta y Xabi Alonso la meti¨®. Y cuatro minutos despu¨¦s todo pudo ponerse peor. Gim¨¦nez quiso llevarse en el bolsillo a Javi Mart¨ªnez dentro del ¨¢rea y ?akir pit¨® penalti, pero Oblak par¨® dos veces. Primero el lanzamiento de M¨¹ller, despu¨¦s el remate de Xabi Alonso. Fue un milagro, Luis, otro m¨¢s de este portero.
En el descanso, Simeone cambi¨® su plan y apost¨® por Carrasco nada m¨¢s comenzar. El de Guardiola fue m¨¢s sencillo: regar y regar la parte del campo en la que atacaba. Dio igual porque en el 53, el Atleti hab¨ªa hecho su propia mueca a la historia: Torres cedi¨® a Griezmann, que se escap¨® entre Alaba y Javi Mart¨ªnez y, mientras Alaba se quedaba pidiendo fuera de juego, el franc¨¦s hac¨ªa el gol. Era la primera del Atleti, fue el gol: el Bayern ten¨ªa que hacer dos. Lo ¨²nico que en ese momento se escuchaba en el Allianz eran 2.700 gargantas rojiblancas. ?Y sabes qu¨¦ cantaban, Luis? Tu nombre, Luis Aragonessss, al cielo de M¨²nich.
El Bayern acus¨® el golpe. Nervioso, parec¨ªa el Atleti de la primera parte. No atinaba. Los balones en largo no encontraban a Lewandowski, Vidal no le ganaba la espalda a la defensa del Atleti y all¨¢ donde uno mirara ya no estaba Rib¨¦ry. El Bayern trenzaba poco y, si lo hac¨ªa, daba igual: al final de cada jugada siempre un paraguas, Oblak.
Guardiola, superado, apost¨® por el plan que le cambi¨® el partido ante la Juve: Coman. Ni un minuto tard¨® Lewandowski en hacer el 2-1. Fue de cabeza, despu¨¦s de que Vidal devorara a Filipe y le cediera de cabeza. Todo volv¨ªa al principio, Luis, todo. El Bayern volv¨ªa a ser una avispa que no dejaba de picar en cada ataque y el Atleti sobreviv¨ªa sitiado a los pies de Oblak. Qu¨¦ diez minutos tan largos, por Dios, qu¨¦ sufrimiento.
Entonces, volvi¨® a pasar, Luis. Fue en el minuto 82. S¨ª, aquel donde Hoeness hac¨ªa el ¨²ltimo del Bayern en 1974, el 4-0, en 2016 Javi Mart¨ªnez zancadilleaba a Torres fuera del ¨¢rea pero el ¨¢rbitro lo ve¨ªa dentro y pitaba penalti. Parec¨ªa el cierre perfecto. El gol de El Ni?o, la locura. Pero Torres lo err¨®. Segu¨ªa tocando sufrir. Y fiarse a Oblak.
La lluvia otra vez ven¨ªa de todas partes. Balones en largo, desde los costados y en el ¨¢rea; todos a la desesperada. En ese momento, cada ataque del Bayern era un susto, una taquicardia. Era tal el sufrir, Luis, que Simeone hasta le daba un manotazo a Pedro Pablo, el delegado atl¨¦tico, por no levantar el cartel¨®n del cambio de Savic por Koke. Imag¨ªnate, as¨ª se sufr¨ªa, as¨ª. Todos envejecimos a?os en esos cinco minutos de descuento, pero Oblak bloc¨® un remate desde fuera del ¨¢rea de Alaba, la m¨¢s clara del Bayern, y el Atleti resisti¨®, aguant¨®, y cuando ?akir pit¨® el final todos ¨¦ramos 42 a?os m¨¢s j¨®venes, incluso los que en 1974 no hab¨ªamos nacido.
Vuelvo al principio, Luis. El Atleti estar¨¢ en la final de Mil¨¢n, la tercera de Champions de su historia, la segunda en dos a?os. Ahora s¨®lo falta ponerle a la historia el punto que falt¨® en 1974, en 2014; la orejona. ?Imaginas? Una cosa es segura: t¨² nos ense?aste a ganar, ganar y volver a ganar y, ahora, nosotros, nunca dejamos de creer. Tambi¨¦n en San Siro.
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