El Mundial de Johan Cruyff
Hace casi 46 a?os del ¨²nico Mundial que jug¨® el futbolista holand¨¦s Johan Cruyff, uno de los grandes. Mostr¨® su jerarqu¨ªa, juego y goles.
El 15 de junio de 1974, hace ya casi 42 a?os, Johan Cruyf f (1947-2016) jugaba su primer partido en un Mundial. Tres semanas despu¨¦s, el crack holand¨¦s estaba disputando la final de ese? campeonato, celebrado en Alemania. Cruyff, a pesar de un brillante comienzo, perdi¨® aquella final, pero pas¨® a la historia. Igual que Holanda. Ni antes ni despu¨¦s, nunca un perdedor alcanz¨® tanta gloria. El juego de la ¡®Naranja Mec¨¢nica¡¯ qued¨® en la memoria de la gente. El resultado final se olvid¨®.
Otra prueba m¨¢s. A finales de ese 1974, Cruyff se impuso en el Bal¨®n de Oro a Beckenbauer, su gran rival y verdugo en la final del torneo mundialista. Gracias a este galard¨®n, sumado a los dos que ya ten¨ªa (1971 y 1973), a sus tres Copas de Europa (1971, 72 y 73) y a su gran actuaci¨®n en el Mundial, pas¨® directamente al Olimpo de los jugadores m¨¢s grandes de todos los tiempos, esto es, junto a Di St¨¦fano y Pel¨¦. La terna se volvi¨® cuarteto, cuando Maradona se uni¨® en los a?os 80, y todo el mundo cuenta ya con Messi.
Pero volvamos al principio. A Cruyff le llamaban el ¡®Pel¨¦ blanco¡¯ ya antes de empezar el torneo de 1974. Acababa de triunfar en el Bar?a en su primera temporada, ganando la Liga de calle, con resultados que han quedado para la historia, como el 0-5 del Bernab¨¦u, y algunos golazos que jam¨¢s se ir¨¢n de la memoria, como aquel en un escorzo imposible y de tac¨®n que le hizo al Atl¨¦tico de Miguel Reina, el padre de Pepe Reina.
Sin embargo, su selecci¨®n, Holanda, no era nada en el panorama internacional. El de 1974 era su primer Mundial desde 1938, cuando hab¨ªa ca¨ªdo en la primera fase, igual que en 1934. Holanda no se clasific¨® ninguno de los campeonatos siguientes (1950, 54, 58, 62, 66 y 70), pero alcanz¨® el Mundial de Alemania despu¨¦s de imponerse en un grupo con B¨¦lgica, Noruega e Islandia. En la fase final fue encuadrada en el grupo C, junto a Uruguay, Suecia y Bulgaria.
La atracci¨®n de ese primer partido ante Uruguay el 15 de junio de 1974 era por supuesto Johan Cruyff, aunque a Roberto Porta, seleccionador charr¨²a entonces, no le quitaba el sue?o, seg¨²n le contaba entonces a Miguel Vidal en AS: ¡°?Cruyff? Pues s¨ª, es un gran jugador, pero no le temo. Ni a ¨¦l ni a ning¨²n otro de sus compa?eros. Nosotros tambi¨¦n tenemos un Cruyff en nuestras filas que se llama Morena y, que yo sepa, nadie parece preocuparse mucho por ¨¦l¡±. Porta se refer¨ªa a Fernando Morena, un delantero que luego jugar¨ªa en el Rayo y el Valencia, pero cuya carrera se qued¨® bastante lejos de la estrella holandesa.
El seleccionador uruguayo se tuvo que comer pronto sus palabras porque el? Niedersachsenstadion de Hannover vio la primera exhibici¨®n en el torneo mundialista de una selecci¨®n en la que jugaban ¡°todos para todos¡±. Cruyff, seg¨²n se pod¨ªa leer en AS, tuvo ¡°una actuaci¨®n plena de acierto y pundonor¡±, aunque los dos goles del triunfo llevaron la firma de Rep (2-0). En el siguiente partido, disputado cuatro d¨ªas despu¨¦s, Suecia fren¨® a Holanda (0-0), pero la raz¨®n fue que ¡°los compa?eros de Johan Cruyff ¡ªel mejor del partido¡ª fallaron much¨ªsimas ocasiones de gol¡±, seg¨²n el cronista del Diario AS.
Antes del tercer encuentro de la primera fase (23 de junio, victoria 4-1 ante Bulgaria), Miguel Vidal le hizo una entrevista al crack holand¨¦s, en la que respond¨ªa con sorprendente modestia, visto el egocentrismo que lleg¨® a alcanzar despu¨¦s el personaje: ¡°Ser¨ªa tonto que yo me considerase el mejor. El hombre que as¨ª piensa de s¨ª mismo es que es tonto¡±. Tambi¨¦n confesaba cierto hartazgo de f¨²tbol: ¡°Estoy cansado de f¨²tbol y sue?o con las vacaciones. Me ir¨ªa ahora mismo a Barcelona¡±.
Cruyff ten¨ªa un esp¨ªritu contestatario, no estaba de acuerdo con las largas concentraciones que ten¨ªan que hacer los jugadores para afrontar estos campeonatos. De hecho, no disput¨® ning¨²n otro Mundial. Al de 1978, al que hubiera llegado con 31 a?os, renunci¨®, seg¨²n la excusa que puso, como protesta por la dictadura militar que viv¨ªa Argentina en esos momentos. Pero tambi¨¦n porque no lleg¨® a un acuerdo econ¨®mico con Adidas para lucir las tres tiras emblem¨¢ticas de la firma deportiva alemana en la camiseta. Como ¨¦l ten¨ªa un acuerdo con Puma, en el Mundial de 1974, fue el ¨²nico que luci¨® una camiseta con s¨®lo dos tiras negras en lugar de las tres que exhib¨ªan el resto de sus compa?eros.
Como era de esperar tras ver su gran juego, Holanda se clasific¨® primera para la segunda fase? (una liguilla que hac¨ªa las veces de semifinales) y fue incluida en otro grupo con Alemania Democr¨¢tica (en aquel Mundial participaron las dos alemanias), Argentina y Brasil.
En la segunda fase, los elogios fueron en aumento. En AS pod¨ªa leerse que Holanda fue ¡°un ballet¡± ante Argentina (4-0). Cruyff abri¨® y cerr¨® la goleada. Krol y Rep, a pase del propio Cruyff, la completaron. La exhibici¨®n pudo perfectamente acabar en humillaci¨®n. Como an¨¦cdota, cuentan que el portero Carnevali tardaba en sacar de su porter¨ªa y fue recriminado por un compa?ero. ¡°Che, qu¨¦ quieres que haga, si no pierdo tiempo, nos marcan ocho¡±, parece que fue su contestaci¨®n. Argentina se tomar¨ªa la revancha de esta derrota cuatro a?os despu¨¦s, ganando a los tulipanes, ya sin Cruyff en sus filas, la final del Mundial de 1978, con el ¡®Matador¡¯ Kempes de figura.
Tras el tr¨¢mite de la Alemania Democr¨¢tica (2-0 con goles de Neeskens y Resenbrink), Holanda se enfrentaba a la gran favorita, Brasil. Ya no ten¨ªa a Pel¨¦, pero hab¨ªa ganado tres de los ¨²ltimos cuatro mundiales (1958, 62 y 70). Ya no era la selecci¨®n que hab¨ªa maravillado al mundo s¨®lo cuatro a?os antes en M¨¦xico, pero era la actual campeona. Palabras mayores. Y algunos buenos jugadores: Luiz Pereira, Rivelino, Jairzinho¡
Quiz¨¢ consciente de su inferioridad, Brasil endureci¨® el partido y aguant¨® el 0-0 el primer tiempo. Pero a Cruyff no hab¨ªa manera de pararlo. En una ocasi¨®n, Luiz Pereira le hizo un placaje con las manos tir¨¢ndose a los pies, como si fuera rugby. Amarilla. El gran central brasile?o, que un a?o m¨¢s tarde fichar¨ªa por el Atl¨¦tico, ser¨ªa expulsado en la segunda parte tras una dura entrada, porque el ¡®Flaco¡¯ sigui¨® haciendo de las suyas. Meti¨® el pase filtrado para la carrera de Neeskens que signific¨® el 1-0 y marc¨® el segundo con un remate acrob¨¢tico con la derecha, tras un centro de Resenbrink. Fue su momento cumbre en el Mundial.
En la final (7 de julio), los holandeses se hab¨ªan convertido en los grandes favoritos, pero enfrente ten¨ªan a la anfitriona, la Alemania de Maier, Beckenbauer, Breitner, Hoeness y M¨¹ller, que adem¨¢s de buen equipo hab¨ªa ganado la Eurocopa de 1972. Alemania hab¨ªa empezado con dudas y perdiendo en la primera fase contra sus ¡®hermanos¡¯ del este por 1-0, su ¨²nica derrota, pero hab¨ªa ido a m¨¢s en el torneo.
En la previa, se produjo un hecho sorprendente. Se cambi¨® al ¨¢rbitro a ¨²ltima hora. Iba a pitar el escoc¨¦s Davidson y al final fue designado el ingl¨¦s Taylor. Davidson no se lo tom¨® demasiado bien, por supuesto. ¡°Sinceramente, no esperaba esto, ni lo comprendo ni me hace ninguna gracia¡±, dec¨ªa el colegiado en AS. Se especul¨® que pudo ser como compensaci¨®n por lo del Mundial de 1966, aquel que Inglaterra gan¨® a Alemania con el pol¨¦mico gol fantasma de Hurst.
Sin embargo, si alg¨²n holand¨¦s ten¨ªa alguna duda de Taylor, las despej¨® al primer minuto de la final. Fue tras una de las jugadas m¨¢s recordadas de la historia mundialista junto al gol de Maradona a Inglaterra. Desde el saque de centro inicial, Holanda estuvo un minuto pas¨¢ndose el bal¨®n sin que ning¨²n alem¨¢n lograra ni tocarlo. Parec¨ªa que el toque no iba a ninguna parte hasta que Cruyff aceler¨® y fue derribado en el ¨¢rea por Hoeness. Penalti y gol de Neeskens.
Empezar una final con un 1-0 en contra pod¨ªa ser un palo moral para cualquier selecci¨®n. Para cualquiera menos para Alemania. El shock s¨®lo le dur¨® unos minutos y logr¨® remontar, antes del descanso, con otro penalti trasformado por Breitner y un tanto de M¨¹ller, el cazagoles alem¨¢n. Cruyff lo intent¨® en la segunda par te, jug¨® con 38 de fiebre la final, pero no estuvo a su nivel. Sufri¨® un duro marcaje de Vogts y a¨²n as¨ª le dio dos goles cantados a Rep, que ¨¦ste no aprovech¨®.
Tras perder la final, Cruyff, qu¨¦ novedad, se quej¨® del ¨¢rbitro: ¡°No comprendo que el ¨¢rbitro me haya mostrado la tarjeta amarilla cuando nos dirig¨ªamos a los vestuarios, una vez finalizada la primera parte. Yo s¨®lo quise aclarar que Vogts se pasaba a veces en su forma de marcarme, utilizando procedimientos no muy deportivos. Ese es el motivo por el que jugu¨¦ m¨¢s retrasado el segundo tiempo. Alemania no fue superior a Holanda. Hicimos los mismos m¨¦ritos que ellos¡±.
A pesar de la derrota, la reina Juliana de Holanda condecor¨® a Michels (el seleccionador, que tambi¨¦n era entrenador del Barcelona) y a Cruyff con la insignia de Caballeros de la Orden de Orange Nassau. Holanda no hab¨ªa ganado la final, no hab¨ªa sido campeona y, a pesar de que dicen que s¨®lo se recuerda a los que ganan, aquella fue la excepci¨®n. Nunca, ni antes ni despu¨¦s, un perdedor recibi¨® tantos elogios. Casi todos gracias a Johan Cruyff, el tercer grande de la historia, que jug¨® hace m¨¢s de 40 a?os su ¨²nico Mundial.