366 HISTORIAS DEL F?TBOL MUNDIAL | 17 DE MARZO
El bambino nos parte por el eje en Roma (1954)
![Kubala, durante un partido contra la selecci¨®n de Turqu¨ªa en 1954.](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/X5MEV6T2HZLJZLI26RW7VE2VDE.jpg?auth=87042cd2fc80ddb94fe7a5f65e4364ec45adc6455ed9f7dfc79c9dcc06856a5c&width=360&height=203&smart=true)
Para ir al Mundial de 1954 el camino no parec¨ªa dif¨ªcil en principio: se trataba de eliminar a Turqu¨ªa a dos partidos, ida y vuelta. Es verdad que a los espa?oles siempre nos ha impuesto mucho eso de los turcos (a¨²n se habla, injustamente, de ?infierno turco? cada vez que alg¨²n equipo nuestro tiene que jugar all¨¢), pero nos sent¨ªamos con fuerzas sobradas. En el ¨²ltimo Mundial hab¨ªamos sido cuartos y ten¨ªamos algunos jugadores de verdad notables, entre ellos Ga¨ªnza. Y sobre todo Kubala, que ya hab¨ªa debutado con nuestra selecci¨®n. La cosa empieza bien, con un 4-1 en Chamart¨ªn, y eso que ese d¨ªa (d¨ªa de Reyes) falt¨® Kubala. Pero de repente todo se complica en la vuelta el 14 de marzo, en Estambul, porque, con Kubala y todo, jugamos mal y perdemos 1-0 en un campo seco y pelado. Entonces no se contaban los goles, sino las victorias o los empates, as¨ª que hay que desempatar. Y se fija la cita para tres d¨ªas despu¨¦s, en Roma. Viajamos con confianza. Nos sabemos superiores, y en campo neutral, con un buen c¨¦sped y noventa minutos por delante no podemos fallar. O eso pensamos.
Pero algo se tuerce justo antes del partido. Ya en el vestuario, con Kubala vestido, llega un telegrama de la FIFA en el que se advierte: ?Llamamos la atenci¨®n a Federaci¨®n espa?ola alineaci¨®n Kubala?. Kubala se hab¨ªa fugado de Hungr¨ªa, hab¨ªa sido nacionalizado espa?ol, jugaba en el Barcelona y hab¨ªa disputado ya algunos partidos con Espa?a, entre otros, el de Estambul. Pero posiblemente la FIFA hab¨ªa decidido atender las quejas de Hungr¨ªa (que entonces ten¨ªa el mejor equipo del mundo), que seg¨²n algunas versiones hab¨ªa amenazado con no acudir al Mundial de Suiza si Kubala jugaba con Espa?a. El caso es que tras debatir r¨¢pidamente el asunto, y dentro de la confianza que reinaba en la delegaci¨®n espa?ola, se decidi¨® que no merec¨ªa la pena correr ning¨²n riesgo. Pod¨ªamos ganar sin Kubala.
Kubala no sali¨® y empatamos a dos. Algo de desconcierto, descuido ante los contraataques turcos, mala suerte y dos goles anulados a Escudero, uno por fuera de juego que dimos por bien anulado, y otro porque el ¨¢rbitro crey¨® ver que Escudero se llevaba la pelota con la mano. El caso es que, al final, 2-2. Entonces, seg¨²n las previsiones del reglamento, hubo que acudir al sorteo. Las posibilidades de un nuevo partido de desempate (hab¨ªa tiempo) fueron rechazadas por los turcos, que se acogieron al reglamento. Se introdujeron en una copa dos papelitos, con los nombres de Espa?a y Turqu¨ªa. Sancho D¨¢vila, presidente de la Federaci¨®n, puso una cruz junto a la palabra Espa?a. Por all¨ª andaba un arrapiezo de catorce a?os, llamado Franco Gemma, que se hab¨ªa colado, y alguien le propuso como mano inocente. Se le vendaron los ojos, meti¨® la mano en la copa, sac¨® uno de los papelitos y all¨ª pon¨ªa¡ Turqu¨ªa. As¨ª que nos quedamos sin Mundial y fue el llanto y el crujir de dientes. Franco Gemma pas¨® de golpe a ser tan c¨¦lebre en Espa?a como Kubala.
Mirado con perspectiva, quiz¨¢ no fuera tan malo. Turqu¨ªa, que fue en nuestro lugar, cay¨® en el mismo grupo que Alemania y Hungr¨ªa, que resultar¨ªan ser las dos finalistas. Hubi¨¦ramos tenido poco que hacer.