366 HISTORIAS DEL F?TBOL MUNDIAL | 10 DE MARZO
Ese empate con Suiza nos dej¨® sin Mundial (1957)
Estamos en la fase de clasificaci¨®n del Mundial de Suecia, el de 1958. Espa?a ha ca¨ªdo en un grupo con Escocia y Suiza. Se trata de ganar esa liguilla. El plan es ganar los dos partidos a Suiza, y a Escocia al menos el de casa. Si se puede empatar o ganar all¨ª, mejor. Si no, por si acaso, conviene golear a Suiza, sobre todo en el Bernab¨¦u. No parece dif¨ªcil con esta delantera: Miguel, Kubala, Di St¨¦fano, Su¨¢rez y Gento. Nada menos. Hablamos del a?o de la segunda Copa de Europa, con Di St¨¦fano y Gento en su apogeo. Hablamos de Kubala, el genio que hab¨ªa obligado al Bar?a a mudarse de Les Corts para hacer un estadio m¨¢s grande, el Camp Nou, en el que m¨¢s gente pudiera verle, y que hab¨ªa sido estrenado el a?o anterior. Hablamos de Luis Su¨¢rez, estrella emergente que tres a?os m¨¢s tarde romper¨¢ el mercado mundial con su traspaso del Bar?a al Inter. Y hablamos de Miguel, extremo derecha canario de exquisita t¨¦cnica e inteligencia, que agita una de las mejores delanteras que ha tenido el Atl¨¦tico en toda su historia, con Collar en el otro extremo.
As¨ª que hay un lleno revent¨®n en Chamart¨ªn. El mism¨ªsimo Caudillo se ha acercado a ver el partido. Pero todo es diferente a lo previsto. Llueve y el campo se pone pesado. A Suiza la entrena Karl Rappan, el verdadero inventor del cerrojo. Luego se lo adjudicar¨ªa Helenio Herrera como creaci¨®n propia, pero fue Rappan, un mediocre jugador austriaco criado en los a?os grandes del wunderteam, el verdadero inventor. Lejos de sentirse estimulado por las maravillas del f¨²tbol austriaco de la ¨¦poca, que ¨¦l no pod¨ªa compartir por su incapacitaci¨®n t¨¦cnica, como entrenador se dedic¨® a combatir el buen juego. Modific¨® la WM de la ¨¦poca bajando a uno de los medios a reforzar la defensa. Aquello se conoci¨® como el b¨¦ton, verrou, bolt, catenaccio o cerrojo, seg¨²n el idioma. Y con eso nos topamos esa infausta tarde.
Y quiz¨¢ con un equipo mal hecho. Dos buenos extremos, pero la tripleta central, con los mejores, s¨ª, dif¨ªcilmente pod¨ªa combinar. Su¨¢rez era centrocampista, pero Meana le hizo jugar en punta, porque Kubala se echaba hacia atr¨¢s y Di St¨¦fano jugaba por todo el campo. As¨ª que Su¨¢rez, jugador cerebral de medio campo, con llegada y gol, se ve¨ªa obligado a jugar est¨¢tico, arriba, rodeado de defensas, en un papel que no le iba. Kubala y Di St¨¦fano, en cierto modo, se estorbaban. Total, primero una escapada suiza, 0-1, luego insistencia espa?ola hasta el 2-1 y cuando est¨¢bamos apretando para golear, con ataques in¨²tiles, otro contraataque y 2-2. En vez de goleada, un solo punto. Como luego perdimos en Escocia (4-2, aunque m¨¢s tarde les ganamos aqu¨ª por 4-1) y Escocia gan¨® sus dos partidos a Suiza, nos quedamos fuera, por m¨¢s que tambi¨¦n gan¨¢ramos despu¨¦s en la visita a Suiza.
Aquel fue el Mundial en el que apareci¨® Pel¨¦. Nunca Espa?a hab¨ªa tenido tan grandes jugadores, ni los ha vuelto a tener, ya que cont¨¢bamos con los nacionalizados Di St¨¦fano y Kubala. Pero la verdad es que estos, aun amigos personales, nunca rindieron del todo bien juntos, nunca se arm¨® una delantera en la que encajaran, y aquel tren se perdi¨®. Esa generaci¨®n de genios se qued¨® sin ir a Suecia. Di St¨¦fano s¨ª alcanzar¨ªa a ir a Chile, en 1962, pero lesionado de la espalda. No jug¨® ni un minuto. Alfredo Di St¨¦fano nunca jug¨® en el Mundial. Por culpa de aquel maldito empate¡