Jes¨²s Gil la emprende con el gerente del Compostela (1996)

Jes¨²s Gil era el estruendoso presidente del Atl¨¦tico de aquellos a?os, famoso por su voz tronante y sus intempestivas salidas de tono, tanto como por su facilidad para despedir entrenadores. Manuel Caneda era presidente del Compostela y estaba en esa misma l¨ªnea. Podr¨ªa decirse que era una fotocopia del presidente del Atl¨¦tico, aunque con la desventaja en exposici¨®n medi¨¢tica propia de quien preside el Compostela en lugar del Atl¨¦tico de Madrid. Por aquel entonces los clubes explotaban un contrato de televisi¨®n firmado en 1990 por ocho a?os, que repart¨ªa los derechos entre las auton¨®micas y Canal+. Con la proximidad del final del contrato empieza a haber movimientos de operadores y de presidentes en busca de obtener ventajas para el pr¨®ximo. En el seno de la Liga de Clubes late una discusi¨®n: c¨®mo repartir el dinero. Los m¨¢s grandes quieren la mayor parte de la tajada. Los menores admiten que los grandes cobren m¨¢s (algunos, ni eso: exigen un reparto igualitario), pero discuten las proporciones. Se sospecha que hay cuatro (Compostela, Depor, Tenerife y Valencia) que han roto la disciplina de la organizaci¨®n y que est¨¢n en marcha para sacar ventaja de un nuevo contrato con Antena 3 en detrimento del Madrid, el Bar?a y el Atl¨¦tico. Hay un fuego graneado general en las declaraciones en la prensa, en el curso del cual se distinguen los que siempre se distingu¨ªan en esas cosas, sobre todo Gil y Caneda. Este llega a atacar a Gil como alcalde de Marbella, lo que pareci¨® enfurecer particularmente a aquel.
Este d¨ªa estaba convocada una reuni¨®n en la liga, cuya sede est¨¢ en la zona de Arturo Soria de Madrid. Vienen los presidentes de todos los clubes. En la puerta hay media docena de c¨¢maras de televisi¨®n, una docena de fot¨®grafos de prensa y un buen pu?ado de periodistas, muchos de ellos con sus grabadoras para las radios. Gil, que llega con dos guardaespaldas, y Caneda, que lo hace acompa?ado por el gerente del club, Jos¨¦ Gonz¨¢lez Fidalgo, coinciden desgraciadamente en el segundo justo del minuto justo de la hora justa de aparecer en la puerta. Entre la nube de periodistas se forma una escena tabernaria.
Gil saluda a Caneda con un exaltado: ??Eres un hijoputa y un cabr¨®n!?. Caneda le contesta con palabras parecidas y se va hacia ¨¦l. Los guardaespaldas de Gil le contienen. Pero entonces es Fidalgo quien se encara con Gil, que carga el pu?o y le suelta un gancho de derecha en la cara que el gerente recibe como un buen encajador. Los guardaespaldas intervienen de nuevo y la escena se prolonga ante las c¨¢maras durante bastante tiempo m¨¢s. Hijoputa y cabr¨®n salen a relucir m¨¢s de una docena de veces. Gil acusa a Caneda de chorizo, de que cobra del club, ?mientras yo pongo dinero?. Caneda le acusa de cobarde por protegerse tras los guardaespaldas para actuar as¨ª. Gil le ofrece quedarse los dos solos en la calle. Las c¨¢maras y los micr¨®fonos lo graban todo.
La espantosa imagen colma los telediarios. Al d¨ªa siguiente una n¨ªtida foto es portada en los peri¨®dicos. Es quiz¨¢ la peor escena que ha provocado el f¨²tbol espa?ol en su historia. Gil es sancionado por la Federaci¨®n hasta el 15 de junio, pero no le importa: su equipo ganar¨¢ el doblete esa temporada, produci¨¦ndole la mayor alegr¨ªa que nunca le dio el f¨²tbol.