La Stasi asesina al pr¨®fugo Eigendorf

Lutz Eigendorf era un jugador del Dinamo de Berl¨ªn a principios de los ochenta. El Dinamo de Berl¨ªn era a su vez el equipo favorito del severo r¨¦gimen de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, que utilizaba el deporte como uno de sus grandes elementos de propaganda. De hecho, el r¨¦gimen comunista hab¨ªa trasladado en bloque al Dinamo de Dresde, el mejor equipo de la RDA, a Berl¨ªn, para redenominarlo como Dinamo de Berl¨ªn, bajo el estricto control del secretario general de la Stasi (la temid¨ªsima polic¨ªa pol¨ªtica de la RDA), un tal Erich Mielke (v¨¦ase tambi¨¦n el d¨ªa 19 de marzo), un tipo al que le gustaban tanto el poder como el f¨²tbol, y que carec¨ªa de escr¨²pulos. En Dresde qued¨® un equipo menor, que se recompuso con los suplentes del Dinamo y sus juveniles.
No hay nada que temiera m¨¢s el r¨¦gimen de la RDA que la fuga de alguna de sus estrellas deportivas, de forma que entre sus campeones ol¨ªmpicos, entre los jugadores del Dinamo (o de la selecci¨®n) o en cualquier equipo notable, siempre hab¨ªa miembros de la Stasi infiltrados, que acompa?aban con especial atenci¨®n sus salidas al otro lado del Tel¨®n de Acero. Todos aquellos a los que se descubr¨ªa en alguna maniobra para quedarse fuera cuando se programaba alg¨²n viaje eran ingresados en prisi¨®n o sufr¨ªan alg¨²n accidente que les inhabilitaba para seguir en el deporte.
En 1979, el Dinamo de Berl¨ªn viaj¨® a Alemania Occidental para jugar un amistoso con el Kaiserslautern. Eigendorf consigui¨® burlar la vigilancia, escaparse del hotel y esconderse. El Dinamo tuvo que regresar sin ¨¦l. Eigendorf estuvo primero en tratos con el Eintracht Braunschweig, pero finalmente fich¨® por el Kaiserslautern, donde empez¨® a desarrollar su carrera con tranquilidad durante alg¨²n tiempo.
Pero Mielke no perdonaba f¨¢cilmente. En su opini¨®n, el r¨¦gimen de la RDA no pod¨ªa permitirse ninguna derrota moral, y todo este tipo de casos ten¨ªan que ser resueltos de manera que el fugado no se saliese con la suya, as¨ª que desde que se escap¨® Eigendorf, le envi¨® cuatro agentes de la Stasi a plena dedicaci¨®n, desplazados a la RFA para seguirle en busca de una oportunidad. Un d¨ªa aparece estrellado el coche de Eigendorf y ¨¦l gravemente herido en su interior. Cuando le recogen y le examinan, encuentran que tiene altas cotas de alcohol en la sangre, lo que extra?a a todos porque no es bebedor. A los dos d¨ªas fallece a consecuencia de las m¨²ltiples heridas. En la RFA se cierra el caso en principio como un accidente m¨¢s, aunque en los c¨ªrculos bien informados no dejan de producirse suspicacias.
Cuando en 1991, tras la ca¨ªda del Muro, se abren los archivos de la Stasi, se comprueba lo que ya se sospechaba: el accidente fue un simulacro preparado por los agentes. Una venganza de Mielke, que no pod¨ªa consentir que nadie se escapara.