Kubala se fuga de Hungr¨ªa en un cami¨®n militar vestido de soldado ruso (1948)

Ladislao Kubala estaba predestinado a cambiar el f¨²tbol espa?ol, pero para eso ten¨ªa que abandonar antes el ?para¨ªso comunista?, del que no era muy devoto. Naci¨® en Budapest el 10 de junio de 1927, hijo de h¨²ngaro y checoslovaca. Alcanz¨® gran fama desde muy joven, en el Slovan de Bratislava y el Vasas de Budapest, y fue internacional con Checoslovaquia y con Hungr¨ªa. M¨¢s adelante lo ser¨ªa tambi¨¦n con Espa?a, con lo que es el ¨²nico jugador de la historia que ha jugado en tres selecciones distintas partidos oficiales. Su vida fue una novela.

Harto de un sistema en el que no pod¨ªa desarrollar una carrera futbol¨ªstica profesional como las de Occidente, acudi¨® a una de las organizaciones que programaban salidas furtivas de gentes que, como ¨¦l, quer¨ªan escapar de all¨ª. Junto a otros, fue transportado en un cami¨®n militar, vestido de soldado ruso, hasta muy cerca de la frontera con Austria. En alg¨²n momento pas¨® un control, muerto de miedo por la posibilidad de que le reconocieran, pues era una celebridad nacional. El final del trayecto hubo que hacerlo andando, hasta Austria. Una vez all¨ª, fich¨® por el Pro Patria, hasta que le impidieron jugar por las presiones de Hungr¨ªa a la FIFA. Entonces colabor¨® en la fundaci¨®n de un equipo llamado Hungaria, que entrenaba su propio cu?ado, Fernando Dau?ik, y del que ¨¦l era la gran estrella. Hac¨ªan exhibiciones por toda Europa. Bernab¨¦u los contrat¨® para un partido en Madrid, donde llam¨® enormemente la atenci¨®n. Trat¨® de ficharle, pero Ricardo Cabot, secretario de la Federaci¨®n, le dijo que era imposible, dado que se hab¨ªa fugado y no era posible obtener el tr¨¢nsfer de su club de origen. Meses m¨¢s tarde lo intent¨® el Bar?a¡­ y lo consigui¨®.

El 16 de junio de 1950 firm¨® por el Bar?a, con ficha de aficionado. Pronto fue nacionalizado con estatus de refugiado pol¨ªtico, previo discreto bautizo en ?guilas, localidad natal de Mu?oz Calero, presidente de la Federaci¨®n. Y a jugar. Su presencia cambi¨® el f¨²tbol espa?ol, que nunca hab¨ªa visto un jugador con su t¨¦cnica, su control, sus pases con efecto, sus lanzamientos de falta. Encabez¨® la delantera que cant¨® Serrat: Basora, C¨¦sar, Kubala, Moreno y Manch¨®n. Nada m¨¢s llegar, gan¨® ininterrumpidamente Copa, liga, Copa, liga y Copa. Su aparici¨®n fue como el salto del cine mudo al sonoro. Fue pionero de una serie de genios que le acompa?ar¨ªan luego en el Madrid o en el propio Bar?a, como Di St¨¦fano, Kopa, Pusk¨¢s, Kocsis, Czibor, Eulogio Mart¨ªnez, Evaristo¡­ dando lugar al gran per¨ªodo cl¨¢sico del f¨²tbol espa?ol. A primeros de los sesenta pas¨®, mediante un fichaje bomba, al Espanyol, donde fue entrenador-jugador y se reuni¨® con Di St¨¦fano. En 1969 fue nombrado seleccionador. Su primer partido sirvi¨® como despedida de Gento de la selecci¨®n (v¨¦ase el d¨ªa 15 de octubre). Estuvo en el cargo durante once a?os, sin gran ¨¦xito, pero creando una agitaci¨®n muy positiva. Los seleccionados pasaron a llamarse los ?Kuba la boys? y fue entonces cuando se acu?¨® la expresi¨®n ?jugador n¨²mero doce? para la afici¨®n sevillana, por el gran ambiente con que acog¨ªa al equipo nacional.

Su muerte, el 17 de mayo de 2002, produjo enorme duelo en toda Espa?a y particularmente en Barcelona, donde su entierro fue multitudinario. Su recuerdo queda en las mentes de los viejos aficionados y en la propia existencia material del Camp Nou, construido a mediados de los a?os cincuenta porque en el viejo Les Corts no cab¨ªan todos los que quer¨ªan ver a Kubala.