366 Historias del f¨²tbol mundial | 15 de enero
?Breitner es mao¨ªsta! (1975)
Paul Breitner era un jugador alem¨¢n que fich¨® el Madrid tras el Mundial de 1974, en el que la RFA hab¨ªa salido campeona. El a?o anterior se hab¨ªan abierto las fronteras a la contrataci¨®n de extranjeros y el Madrid hab¨ªa fichado a Netzer, cerebral interior alem¨¢n, y a Pinino Mas, un extremo de violento disparo que deb¨ªa suceder a Gento. Aunque proced¨ªa del River Plate y era una celebridad internacional, no cuaj¨®. As¨ª que el Madrid le dio la baja y contrat¨® a Breitner, fichaje que sorprendi¨®. Porque Breitner era el lateral izquierdo de la RFA y del Bayern de M¨²nich, y aunque no se discut¨ªa su categor¨ªa para tal puesto, extra?¨® que se invirtiera un gran dinero y una plaza de extranjero en esa posici¨®n. Pero Miljanic, el entrenador, ten¨ªa otros planes. Hab¨ªa pensado que Breitner pod¨ªa ser un centrocampista de amplio despliegue, que podr¨ªa servir de gran apoyo a Netzer, y acert¨®. Llen¨® el medio campo y cumpli¨® perfectamente. De hecho, cuando regres¨® del Madrid a Alemania (en el Madrid estuvo tres temporadas, gan¨® dos ligas y jug¨® cien partidos con diez goles) sigui¨® actuando en esa posici¨®n.
Ten¨ªa un aspecto singular, con cara zorruna y una gran melena escarolada, que llamaba la atenci¨®n, m¨¢s bigote y algo de perilla. Todo eso le confer¨ªa un cierto aire revolucionario. Hab¨ªa estudiado pedagog¨ªa y ten¨ªa curiosidad por los fil¨®sofos de izquierdas, a los que le¨ªa en los viajes y las concentraciones. Llam¨® mucho la atenci¨®n en una Espa?a que estaba en los ¨²ltimos tiempos de vida de Franco, en la que empezaban a detectarse agitaciones pol¨ªticas que unos a?os atr¨¢s apenas hab¨ªan existido y en la que la mayor¨ªa de los futbolistas siempre se hab¨ªan limitado a dedicarse a lo suyo. Por eso no fue extra?o que unos trabajadores en huelga de la Standard se acercaran a ¨¦l para pedirle que cooperara econ¨®micamente a su caja de resistencia. Y Breitner cooper¨®, en efecto, con alg¨²n dinero. El asunto trascendi¨®, aunque ¨¦l no hizo nada porque se hiciera p¨²blico, y caus¨® cierta sensaci¨®n. ?Breitner es mao¨ªsta?, se dec¨ªa. Ser mao¨ªsta, seguidor de Mao, significaba estar en el ala m¨¢s izquierdista del comunismo. Mao tachaba por entonces de revisionistas a los l¨ªderes sovi¨¦ticos.
Con el tiempo, Breitner explic¨® que nunca fue mao¨ªsta ni nada que se le pareciera, sino simplemente un hombre con ciertas inquietudes e inclinaci¨®n hacia las ideas de izquierdas, pero su compromiso no iba m¨¢s all¨¢. A Breitner nunca le gustaba que las cosas se quedaran por hacer. En la final de la Copa del Mundo de 1974 hab¨ªa vivido una situaci¨®n curiosa. En partidos anteriores, todas las estrellas del equipo hab¨ªan fallado penaltis y antes de la final no estaba claro qui¨¦n lanzar¨ªa en caso de haber alguno. Pero lo hubo, y las estrellas se inhibieron. Breitner, lateral y un mero meritorio entre tanta estrella, se avergonz¨® de tanta pasividad, dio el paso al frente y lo tir¨®. Y lo marc¨®. Fue el empate. A la ma?ana siguiente, cuando tras el festejo se despert¨®, ya tarde, en el hotel, puso la tele. Estaban repitiendo el partido. De golpe, vio la escena del penalti y sinti¨® p¨¢nico, tanto que apag¨® la tele, como si pudiera a¨²n fallarlo. Se duch¨® y sali¨® a pasear, agitado, presa de un extra?o terror. No se explicaba c¨®mo se hab¨ªa atrevido a tirar ese penalti y le angustiaba la idea de haberlo podido fallar.