Al Madrid le pierde otra siesta

Otra ocasi¨®n perdida del Madrid despu¨¦s de transitar por la misma ruta: despegue vertical, desmayo repentino y arranque final sin premio. Todo sazonado con un grave patinazo del ¨¢rbitro y otro, de neuronas, de Kovacic. Sucesos todos de un gran partido.

Habl¨® Ben¨ªtez en la v¨ªspera de camachos, pirris y juanitos, personajes recurrentes en los periodos en que el equipo pierde emotividad. Este, sin ir m¨¢s lejos. El Madrid fue el del Calder¨®n, el del Pizju¨¢n y el de tantas tardes, un grupo aplicado, dominador, ordenado y solvente que en cuanto coge ventaja se aburre del partido y acaba saliendo de ¨¦l. Un elenco con excelentes condiciones y la pasi¨®n por los suelos.

Ante otra ocasi¨®n de oro, el Madrid se manej¨® con soltura en el inicio. Ben¨ªtez cerr¨® la feria de artesan¨ªa sentando a Isco, que va para cadena perpetua, y a James, anticip¨¢ndose incluso a la DGT. Se ampar¨® en Modric, Kroos y Kovacic, el punto medio: m¨¢s talentoso que Casemiro, m¨¢s esforzado que Isco y James. La tentativa se vio traicionada por la enajenaci¨®n que le cost¨® lar roja. Y el tr¨ªo dej¨® en nada al Valencia privilegiando el toque, cambiando de banda con frecuencia para descolocar al adversario y encontrando a Benzema, Bale y Cristiano, ordenados de mejor a peor.

De aquel mon¨®logo sac¨® poco provecho el Madrid porque a ratos tiende a adormilarse en su superioridad. Pero le dio para un gol de su tridente, una joya a contra estilo: recuper¨® Benzema, Bale abri¨® brecha con un taconazo, Cristiano envi¨® al espacio mirando al tendido y el franc¨¦s tambi¨¦n escribi¨® el ep¨ªlogo con un disparo colocad¨ªsimo. Todo en el espacio que ocupa un cuarto de ba?o, sin que los galgos se dieran una carrera. Un gran trabajo de orfebrer¨ªa.

A partir de ah¨ª el equipo entr¨® en un retroceso progresivo. Primero mantuvo la pelota sin esmerarse en la profundidad, despu¨¦s lleg¨® la secesi¨®n habitual de la BBC, otra vez perezosa en el regreso, y finalmente le entreg¨® el resto de la primera mitad al Valencia. Donde al principio s¨®lo estuvo Andr¨¦ Gomes, genio a tiempo parcial, acab¨® apareciendo un equipo con la ferocidad esperada que en un cuarto de hora complet¨® su saneamiento. Cancelo, el propio Andr¨¦ Gomes, Abdenour y Alc¨¢cer rondaron el empate. El Madrid entr¨® en p¨¦rdida, sin capacidad para recuperar el bal¨®n por la pereza de sus puntas. Aquello sucedi¨® hasta que S¨¢nchez Mart¨ªnez fue la tostada que cay¨® del lado de la mantequilla. Orban le hizo un penalti descomunal a Bale e instantes despu¨¦s Pepe perpetr¨® otro del mismo tama?o sobre Andr¨¦ Gomes. Se ahorr¨® el primero y pit¨® el segundo, en decisi¨®n descaradmente hogare?a y crucial.

Como en Villarreal, el volver a empezar le cost¨® extraordinariamente al Madrid. Empez¨® por los laterales. Le fue bien a Marcelo y peor a Danilo, cuyas llegadas son un vertido de malos env¨ªos, pero el Madrid no tuvo agarrado el partido como al comienzo ni el Valencia result¨® tan d¨®cil como entonces. La poco explicable salida de Benzema y un planchazo sin temple ni cabeza de Kovacic, segundos despu¨¦s de que Cristiano reclamase un penalti que ni se pareci¨® al de Bale, completaron el intento de suicidio del Madrid, que se reorden¨® con un centro del campo de cuatro (Bale, al fin, en la izquierda) y el portugu¨¦s en punta. No le fue peor que con once. Un cabezazo heroico de Bale tuvo inmediata respuesta de Alc¨¢cer, con el Madrid ensimismado en su euforia. Despu¨¦s Cristiano y Negredo perdieron goles cantados, pero no se rompi¨® nada. El Bar?a sigue a la misma distancia, el Atl¨¦tico m¨¢s lejos y el futuro de Ben¨ªtez, en el limbo.