366 Historias del f¨²tbol mundial | 2 de enero
Chamart¨ªn pasa a llamarse Santiago Bernab¨¦u (1955)
Luego se har¨ªa relativamente usual que los campos de f¨²tbol llevaran los nombres de los presidentes que los hab¨ªan construido, pero hasta ese a?o no hab¨ªa ocurrido. El campo en el que jugaba, y juega, el Madrid se llamaba simplemente Chamart¨ªn, o ¡°Nuevo Chamart¨ªn¡± para algunos, expresi¨®n que recordaba al anterior. El anterior, que databa de antes de la guerra, estaba pr¨¢cticamente en la misma ubicaci¨®n. El Nuevo Chamart¨ªn ocupaba parcialmente el mismo espacio, aunque su rect¨¢ngulo de juego estaba girado con respecto al anterior, que era paralelo a Padre Dami¨¢n, no a la Castellana, como est¨¢ ahora.
Dos directivos del Madrid, Zapater y Caso, hicieron la propuesta a la Junta Directiva, al parecer para sorpresa de Santiago Bernab¨¦u, de que se diera al estadio el nombre del presidente. La propuesta se aprob¨® por una unanimidad efusiva, a la que Bernab¨¦u, siempre seg¨²n los relatos de la ¨¦poca, no habr¨ªa decidido oponerse. As¨ª, el campo pasaba a llamarse Santiago Bernab¨¦u a los ocho a?os de su construcci¨®n, aunque el uso hizo que muchos cl¨¢sicos siguieran llam¨¢ndolo durante bastantes a?os Chamart¨ªn. Con la perspectiva del tiempo, hay que admitir que el homenaje que su directiva le hizo a Bernab¨¦u en aquel momento fue justo. Por entonces llevaba doce a?os de presidente y hac¨ªa ocho que hab¨ªa impulsado la construcci¨®n de ese estadio, con una magn¨ªfica visi¨®n de futuro. Hab¨ªa multiplicado el n¨²mero de socios (de 9.000 a 42.000) y de asistentes al campo, y, con ellos, las recaudaciones. Hab¨ªa conseguido ganar las dos ¨²ltimas Ligas, t¨ªtulo que el Madrid no lograba desde antes de la guerra, con la incorporaci¨®n de Di St¨¦fano. Hab¨ªa participado en la creaci¨®n de la Copa de Europa, cuy¨® t¨ªtulo ganar¨ªa en las cinco primeras ediciones. Se iba a mantener el cargo hasta 1978, fecha de su propia muerte, ya con 82 a?os. S¨ª, vista con perspectiva, aquella fue una decisi¨®n justa.
Chamart¨ªn, dicho sea para los no madrile?os, es el nombre del distrito sobre el que se asienta el estadio. En su d¨ªa aquello era un pueblo a las afueras de Madrid, llamado Chamart¨ªn de la Rosa, luego invadido por la ciudad. La propia presencia del campo all¨ª, que databa de 1924, fue tirando de la ciudad hacia esa zona. Cuando se inaugur¨® el nuevo, en 1947, a¨²n estaba bastante aislado, con pocas edificaciones, muchos solares y hasta alguna que otra huerta en sus alrededores. Y a¨²n en 1955, cuando se levant¨® la lateral Este, elevada hasta tres anfiteatros, y se le dio el nombre de Santiago Bernab¨¦u, la zona ten¨ªa una apariencia muy distinta a la actual. El estadio, como ha ocurrido en otros lugares, fue un gran polo de atracci¨®n para el crecimiento de la ciudad, que fue construyendo importantes edificaciones de viviendas u oficinas en sus proximidades, hasta convertirla en una de las zonas m¨¢s nobles de la ciudad.
De hecho, puede decirse que si medio siglo atr¨¢s los estadios llevaban los nombres de las zonas sobre las que se asentaban (Chamart¨ªn, Les Corts, Nervi¨®n), hoy es al rev¨¦s: son los estadios quienes dan nombre a la zona en la que se hallan, por eso se conoce como ¡°zona del Bernab¨¦u¡±, no como distrito de Chamart¨ªn. En la plaza de Lima, contigua al estadio, la estaci¨®n de metro ya no se llama Lima, sino Santiago Bernab¨¦u.