Felipao: una buena botella de vino antes de la gran batalla
El entrenador del Guangzhou visit¨® en el hotel del Bar?a a su viejo amigo Pepe Costa. Luiz Felipe Scolari lleva 33 a?os entrenando equipos de ocho pa¨ªses diferentes, gran carrera.
A sus 67 a?os, Luiz Felipe Scolari sigue siendo Felipao. Camina por el hotel donde est¨¢ concentrado con su equipo, el Guangzhou Evergrande, con ese porte de Gene Hackman en ¡®French? Connection¡¯ y dando la sensaci¨®n de que todo, hasta los mozos de las maletas, est¨¢n bajo su control. Tras el fracaso en su segunda etapa dirigiendo a Brasil en el Mundial como local, Scolari vuelve a saborear el triunfo. Ha ganado la Super Liga China, la Champions Asi¨¢tica y ma?ana se jugar¨¢ el pase a la final del Mundial de Clubes ante el Barcelona.
Sigue siendo un hombre de costumbres al que o se le adora o se le detesta. Entre los que le adoran est¨¢ Pepe Costa, responsable de la oficina de Atenci¨®n al Jugador en el Bar?a y que fue la mano derecha de Sandro Rosell cuando ¨¦ste era el ejecutivo de Nike responsable de la selecci¨®n de Brasil que fue campeona del mundo con Scolari. Desde esa ¨¦poca, Felipao y Pepe tiene una costumbre cada vez que se encuentran por el mundo, compartir una botella de vino. Ayer no fue una excepci¨®n. Se inform¨® Scolari a qu¨¦ hora se entrenaba el Bar?a y cuando le dijeron que por la ma?ana, advirti¨®, ¡°pues por la noche Pepe estar¨¢ libre, me pasar¨¦ por su hotel a saludar al viejo amigo¡±. No importa que ma?ana tengan que enfrentarse, una costumbre es una costumbre.
El hotel donde est¨¢ concentrado el Barcelona est¨¢ al lado del de Scolari y los suyos y el martes por la ma?ana algunos de los miembros del cuerpo t¨¦cnico del Barcelona coincidieron con ¨¦l haciendo running en la zona de la Bah¨ªa de Yokohama.
A medida que pasan los a?os, a Scolari le disgusta m¨¢s el trato con la Prensa que no controla. No le hizo demasiada gracia que algunos le esperaran en su hotel para tratar de sacarle algunas palabras, pero se par¨® cortesmente para excusarse y afirmar que todo lo que tenga que decir lo dir¨¢ en rueda de prensa. El recuerdo de los palos del Mundial le han dejado marcado, incluso para un tipo tan duro como ¨¦l, y a su equipo, siempre el mismo. Sus colaboradores m¨¢s ¨ªntimos son m¨¢s que compa?eros de trabajo, son amigos. Ahora vive con ellos en Guangzhou, capital de la provincia de Cant¨®n donde es enormemente respetado. No pod¨ªa ser de otra manera despu¨¦s de ganar los primeros 28 partidos en los que dirigi¨® al equipo, que remont¨® posiciones hasta alzarse con el campeonato.
Lleva 33 a?os entrenando equipos de ocho pa¨ªses diferentes. Algunos, los ha llegado a entrenar hasta en cuatro per¨ªodos diferentes como es el caso del Gr¨¦mio y se ha sentado en banquillos tan diferentes como el de el Al-Ahli de Arabia Saudita como el del Chelsea pasando por el Bonyodkor uzbeco. En todo ese tiempo ha conocido la gloria y la derrota, pero siempre con la pose de duro, detestado por sus enemigos y tom¨¢ndose un buena copa de vino cada vez que se cruza con uno de sus amigos. Como ayer hizo con Pepe Costa.