Ra¨²l dice adi¨®s a lo grande: campe¨®n de la NASL y t¨ªtulo 22

Ra¨²l sali¨® del t¨²nel de vestuario serio el d¨ªa de su despedida. No era para menos. Hab¨ªa un t¨ªtulo en juego. ?ste estaba custodiado por la Guardia Montada de Canad¨¢ y un Polic¨ªa de Nueva York en presentaci¨®n de las dos ciudades que disputaban el torneo. Pero cuando hay un trofeo de por medio, el Siete no perdona. Ra¨²l lider¨® al equipo desde la mediapunta, sostenido por Senna en la sala de motores. Ambos otean ya los 40, pero ven el f¨²tbol como ninguno. Sin embargo, en el minuto 8 Cellerino, tom¨® el protagonismo. El bal¨®n saltaba como un conejo cada vez que tocaba el c¨¦sped artificial. De eso se aprovech¨® el ariete, como un tanque se escurri¨® entre los dos centrales y marc¨® por raso ante la salida del portero. Un gol de fuerza. Sucedi¨® as¨ª lo m¨¢s complicado. Abrir la lata ante un equipo que no est¨¢ construido para llevar la iniciativa.

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Entre tanto la pelota la segu¨ªa cuidando el Cosmos de Ra¨²l. El tiempo pasaba y El Fury no sab¨ªa c¨®mo reaccionar. Sus planes de inicio se hab¨ªan ido por el sumidero en los primeros diez minutos. Pero Ra¨²l le met¨ªa el miedo en el cuerpo. Tras un c¨®rner, se sac¨® un pase a Cellerino. ?ste, ante el portero mando la pelota fuera. Al contrario que en el 1-0 hac¨ªa m¨¢s falta precisi¨®n que fuerza.

En las butacas, los 9.000 espectadores coreaban de Ra¨²l y Senna para combatir la fr¨ªa noche de Nueva York. Las pancartas de agradecimiento empapelaban la grada: ¡°Adi¨®s, leyenda¡± o ¡°Gracias por 21 a?os de f¨²tbol¡±, se pod¨ªa leer. La sentencia del partido pudo llegar nada m¨¢s comenzar la segunda parte. Restrepo, el¨¦ctrico durante todo el choque, desbord¨® por banda y le cedi¨® el bal¨®n a Cellerino que la mand¨® fuera a puerta vac¨ªa.

En el minuto 65 el partido entr¨® en una cuesta debajo de locura. El ¨¢rbitro anul¨® un gol de Roversio por falta al portero. Trafford fue expulsado despu¨¦s de marcarse un zapateado sobre Freeman. Heinemann puso el empate tras definir en el uno contra uno ante Maurer. Y Cellerino marc¨® el 2-1. De locos. El delantero del Cosmos se erigi¨® en la estrella del choque, m¨¢s a¨²n cuando complet¨® el marcador al hacer su tercer tanto en una contra rapid¨ªsima en el 86¡¯.

En el ¨²ltimo minuto, Heinemann acort¨® distancias metiendo el miedo en el cuerpo del Cosmos. Pero era la noche de Ra¨²l. La suya y la de Senna. El Cosmos gan¨® el ansiado t¨ªtulo y Ra¨²l y Senna fueron manteados por sus compa?eros. En la recogida del t¨ªtulo, todos jugadores del Cosmos ced¨ªan la copa a sus dos compa?eros. Ra¨²l y Senna dijeron adi¨®s como campeones de EEUU.