Islandia ser¨¢ el pa¨ªs con menos habitantes en una Euro: 331.000

Islandia ya es historia del f¨²tbol europeo. El pa¨ªs de Bjork, de los creyentes en gnomos y elfos, la naci¨®n de los m¨¢s buc¨®licos paisajes, llenos de volcanes, geiseres y piscinas termales naturales, el lugar con m¨¢s lectores y libros del Viejo Continente, el estado que no tiene ej¨¦rcito ni apenas registra homicidios, pero sobre todo la naci¨®n de los 331.000 habitantes, la octava que menos en Europa, jugar¨¢ la Eurocopa. Ser¨¢ el primer gran torneo para la seductora isla escandinava, despu¨¦s de empatar ante Kazajist¨¢n en un partido que pasar¨¢ a los anales del f¨²tbol island¨¦s y europeo por lo que supone, m¨¢s que por su vistosidad.

Nunca antes un pa¨ªs con tan poca gente se code¨® con la ¨¦lite como lo har¨¢ Islandia el pr¨®ximo verano. Sus 331.000 habitantes, los mismos que tiene Alicante, disfrutar¨¢n con una selecci¨®n que ya hab¨ªa estado cerca del ¨²ltimo Mundial ¨Ccay¨® en la repesca ante Croacia- y que sucede a Letonia, de 1.979.000 habitantes, como la menos poblada en estar en el m¨¢ximo torneo por selecciones de Europa. Los letones estuvieron en Portugal 2004.

El milagro island¨¦s se empez¨® a gestar cuando esta misma generaci¨®n lleg¨® tambi¨¦n a la Eurocopa jugando como Sub-21. Los Gislason, Gunnarson, Bjarnason, Gudmundsson, Sigurdsson, Sigthorsson o Finnbogason estuvieron all¨ª y se mantienen aqu¨ª. El salto a la absoluta y el grado de madurez perfecto de este grupo han supuesto una fase de clasificaci¨®n brillant¨ªsima, coronada con un resultado ante Kazajist¨¢n suficiente para estar por primera vez en una fase final.

Islandia hizo todo lo que sabe. Puso al lateral zurdo Skulason permanentemente en ataque, dej¨® fluir el f¨²tbol por las botas de Sigurdsson, se apoy¨® en los saques de banda al ¨¢rea de su capit¨¢n Gunnarson, abri¨® el campo por la derecha con Gudmunsson y busc¨® la cabeza de su delantero y referencia Sigthorsson. La derrota previa de Holanda en Turqu¨ªa le clasificaba con un empate, algo que no peligr¨® en ning¨²n momento. Kazajist¨¢n s¨®lo se asom¨® t¨ªmidamente en alg¨²n contragolpe y si alguno pudo marcar, sobre todo con el asedio antes del descanso, fue Islandia.

La situaci¨®n tampoco invitaba a arriesgar m¨¢s de la cuenta, sobre todo cuando llegaron los nervios finales por lo mucho que supon¨ªa el empate, y el miedo a encajar un gol fatal sobrevol¨® el estadio. Por fortuna, el pitido final origin¨® una fiesta que finalmente se produjo, bajo la lluvia de Reikiavik, ante la alegr¨ªa de los islandeses, pocos pero enfervorizados, al ver que su selecci¨®n estar¨¢ por primera vez entre las mejores de Europa. Un cuento m¨¢s para Islandia, s¨®lo que esta vez real.