Mucho Silva y poco gol
Decidi車 un tanto del l赤der de Espa?a. Bielorrusia se defendi車 del asedio con brutalidad. Hubo ratos del mejor tiqui-taca, pero falt車 gol. Parada crucial de Iker en la segunda mitad.
Bastaron un tiempo de toque y magia y un gol de Silva para que Espa?a siga a la caza de Eslovaquia, con la Euro m芍s cerca. En Borisov luci車 a ratos sus mejores galas y escap車 sin demasiados moratones a la brutalidad bielorrusa, pero gast車 demasiadas balas para un solo blanco: 22 tiros y un gol. Mucho gatillo y muy poca vista.
Espa?a lleg車 al partido entre fanfarrias, con buen 芍nimo, un arrebato f赤sico impropio de las alturas de temporada que vivimos y mucha ciencia en el asalto a Bielorrusia. Del Bosque retras車 a Cazorla al entender que era la mejor aproximaci車n a Iniesta, el centrocampista que deb赤a estirarse y encogerse seg迆n conviniera y que ofreciera ese punto de genialidad que abre cajas fuertes como la de Borisov. Antes del primer minuto Pedro, jugador impagable por su generosidad en el desmarque, por su hiperactividad y por su facilidad para el gol, ya estaba repicando en la meta de Gorbunov.
De ah赤 en adelante sufri車 un acoso brutal la sider迆rgica Bielorrusia, que se defendi車 a tornillazos y que encanall車 el partido buscando los tobillos de un enemigo abrumadoramente superior. Lo permiti車 el impronunciable Sch?rgenhofer, que le limpi車 un penalti a Silva y toler車 la caza de Silva, Jordi Alba o Piqu谷.
Lo mejor sucedi車 en la izquierda, con las continuas embestidas de Jordi Alba, lateral de alegr赤a desbordante, bien ayudado por Pedro y por Silva a ratos. El canario es ahora el hecho diferencial del cuadro de Del Bosque. Va y viene, se autoexige el papel de l赤der, filtra pases, se adorna con chicuelinas y mete goles (20 lleva con la Roja en la era Del Bosque). El de Borisov, al filo del descanso, result車 crucial. Esper車 el fallo de Gorbunov, que despu谷s se sali車, y con sangre de lagarto meti車 la volea en la meta bielorrusa.
Antes de aquello Espa?a ya hab赤a merecido mejor premio porque regres車 a los buenos tiempos, con un tr芍fico fluido de la pelota, con un toque r芍pido y el谷ctrico y con un Morata esperando su ocasi車n con paciencia, la virtud que se le exige al nueve de Espa?a, obligado a decidir partidos sin que el partido pase por 谷l. Ahora tiene vuelo y jerarqu赤a. Vale como ariete de percusi車n, de desmarque y de llegada. Ser芍 dif赤cil que le saque de ah赤 el laborioso Alc芍cer o el inconstante Diego Costa.
Bielorrusia asisti車 entre la violencia y la resignaci車n a aquella sesi車n de tiqui-taca. Hleb, que se ha vuelto un jugador menos veloz pero m芍s fino y reposado, desenton車 en aquella tropa de forzudos a los que les val赤a pasar del centro del campo para que la grada se volviese combustible. Filtr車 un pase soberbio a Kornilenko que una parada-milagro de Casillas redujo a cero. Lo dicho, en la Selecci車n no hay invierno para el capit芍n.
Tambi谷n hubo peros. El m芍s notable, la ca赤da de tensi車n y de fuerzas a vuelta del descanso que hizo atrevidos a los bielorrusos. Sufri車 Espa?a alg迆n arrim車n,? preocupante por lo ajustado del marcador, a mayor lucimiento de Iker, pero lo ataj車 la entrada con burbujas de Isco. Qued車 el estilo, falt車 la constancia y nos acercamos a la Eurocopa. Jugando as赤 y mejorando la punter赤a, all赤 estaremos.