ZENIT 2 - SEVILLA 2
Las siete vidas del Sevilla
Dos errores de Beto permitieron levantar al Zenit el 0-1 que hizo Bacca de penalti. Cuando m¨¢s sufr¨ªa, el franc¨¦s meti¨® al Sevilla en semis.
Otra vez Kevin Gameiro, el franc¨¦s que tir¨® cojo el cuarto penalti decisivo de la final de Tur¨ªn (¡°fuerte y al lado natural¡±, como le pidi¨® Emery), se puso el traje de h¨¦roe del Sevilla. Su derechazo cruzado en el 85¡¯ permiti¨® otro Jueves de Feria glorioso para el club de Nervi¨®n, otra vez semifinalista. Otro gol ¨¦pico, cuando estaba roto, deshecho a golpe de error de Beto, que hab¨ªa facilitado los goles de la remontada al Zenit y parec¨ªa entregado a su suerte en un partido con mil caras que pas¨® de pl¨¢cido pas¨® a dram¨¢tico insospechadamente. Y ah¨ª, cuando en el gui¨®n se intu¨ªa un mal final, corri¨® Vitolo, huyendo del fuego ruso con ambici¨®n. Hacia delante. Abri¨® las piernas para dejar pasar Iborra y mat¨® Gameiro con un estacazo de fe. El Sevilla est¨¢ en semifinales y ve a dos pasitos el Estadio Nacional de Varsovia. Es su misi¨®n.
Antes, estuvo literalmente groggy, casi en la lona. Jug¨® una primera parte pl¨¢cida en la que encontr¨® pront¨ªsimo el gol de penalti de Bacca (cometido inocentemente por Neto sobre Vitolo) y s¨®lo tuvo la mala noticia de la lesi¨®n de Pareja. Por lo dem¨¢s, y ya con Krychowiak como central y Banega moviendo con ¨¢ngel al equipo, domin¨® a placer y sin preocupaci¨®n aparente. El Petrovsky era un balneario, nada parecido al partido duro que se esperaba y que amenazaba con empeorar por la nevada con la que amaneci¨® San Petersburgo. All¨ª ten¨ªa que pasar algo.
Nada m¨¢s empezar la segunda parte, una maniobra extra?¨ªsima de Beto en un centro que se cerr¨® pero que no aparentaba dificultad alguna permiti¨® el empate de Rond¨®n, encendi¨® al Zenit y desfigur¨® al Sevilla, que no ten¨ªa en su plan de partido una irregularidad de esa escala. Lo que sucedi¨® al 1-1 fue una escalada de ocasiones del Zenit, con Hulk transformado al mando de las operaciones, que termin¨® con un misil improbable del brasile?o tierra-aire que derrib¨® a Beto. El golpeo tuvo una precisi¨®n matem¨¢tica. Fue un gol bello, pero el portugu¨¦s, ex compa?ero de Hulk en el Oporto,? tambi¨¦n pareci¨® demasiado d¨¦bil. Descolocado y con la cabeza en otras cosas. Beto, portero titular hab¨ªa regresado al once despu¨¦s de casi? tres meses KO, en una decisi¨®n basada ¨²nicamente en el criterio de Emery, que cree m¨¢s en el portugu¨¦s que en Sergio Rico y como tal act¨²a.
El Sevilla vio las cosas raras que estaba haciendo su portero y entr¨® en estado de p¨¢nico. Pareci¨® que no habr¨ªa forma de que regresase al partido. Quedaba lej¨ªsimos el Sevilla determinado de otros d¨ªas. Un mal sue?o. Esta vez s¨ª, pareci¨® que no se salvar¨ªa. A la altura del minuto 80, Beto maquill¨® su disparate con dos paradas de m¨¦rito ante Hulk y Rond¨®n y cuando los sevillistas no pod¨ªan ya ni mirar y no hab¨ªa sistema, estructura ni esperanza, gast¨® una vida m¨¢s de las siete. Gameiro, cl¨¢sico recambio de Bacca y con ¨¢ngel cuando aparece como revulsivo, toc¨® vez la gloria como en el Juventus Stadium. Tal vez el franc¨¦s a¨²n no lo sepa, pero cambi¨® de color el Jueves de Feria, otra vez rojiblanco como en 2006 cuando el tiro cruzado de Puerta. Cuanto Rizzoli pit¨®, todos corrieron hacia Beto. Un gesto solidario, pero tambi¨¦n la mejor se?al del mal rato que hab¨ªan pasado y que record¨® aquellos d¨ªas ag¨®nicos de Donetsk o estos m¨¢s cercanos de Valencia y Tur¨ªn. Pasar¨¢ tiempo antes de que el Sevilla olvide la tempestad de San Petersburgo, pero alg¨²n tipo de inercia, tal vez su fe, le endereza siempre. En el Petrovsky fue Gameiro. Su gol pasa la p¨¢gina hacia el pen¨²ltimo cap¨ªtulo. Hay quien dir¨ªa, viendo episodios as¨ª, que el final est¨¢ escrito...
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