ATL?TICO 4 - REAL MADRID 0
Ba?o del Atl¨¦tico al Real Madrid
Exhibiciones de Sa¨²l, Griezmann y Mandzukic. El equipo de Ancelotti no fue rival para un Atl¨¦tico que le gan¨® en todo: intensidad, f¨²tbol y acierto. Ni rastro de CristianoAtl¨¦tico - Levante: LaLiga en directo
Los caminos del Se?or son inescrutables. Los del Atl¨¦tico, tambi¨¦n. A los siete minutos de partido, el equipo de Simeone hab¨ªa perdido a Koke por una lesi¨®n muscular y God¨ªn manaba sangre por la nariz, dejando la inc¨®gnita de un tabique roto o un esqueleto fracturado. En apariencia, no resultaba un comienzo muy esperanzador. No lo hubiera sido para nadie. Pero el At¨¦tico es distinto: cuanto peor, mejor.?Para el ej¨¦rcito del Cholo no hay nada m¨¢s dulce que un partido ¨¢spero y amenazante, disputado sobre un c¨¦sped petrificado por el fr¨ªo y ante el l¨ªder del campeonato. As¨ª pinta el Atleti sus cat¨¢logos de vacaciones.
El Madrid sigue sin entender nada. Todav¨ªa se presenta a estos duelos como si fueran s¨®lo una disputa deportiva. Salvar la Champions en el 93¡¯ no le sirvi¨® de aviso. No comprende que su rival se ha pasado quince a?os madurando una venganza, de tal modo que es una tribu entera la que se enfrenta a un equipo de f¨²tbol. De ah¨ª el cambio de viento.
La consecuencia es que el Madrid ya salta al campo en inferioridad de condiciones filos¨®ficas. A diferencia de su rival, no defiende la dignidad de un pueblo, ni la revoluci¨®n proletaria, ni a los cantautores del mundo. Uno de los grandes aciertos de Simeone ha sido plantear cada derbi como un combate entre Pl¨¢cido y Sabina, donde uno tiene m¨¢s voz y el otro canta mejor. S¨®lo as¨ª se podr¨ªa explicar el aturdimiento de los madridistas ante ese enemigo cargado de buenas razones y letras pegadizas.
Volvamos a Koke en retirada y al sangrante God¨ªn. Despu¨¦s de un fundido en negro, la siguiente escena nos descubri¨® el lado m¨¢s sensible de Mandzukic, hombre de gran coraz¨®n si consideramos el tama?o de su estern¨®n. Con ese mismo pecho baj¨® el bal¨®n y con el interior de la bota se lo entreg¨® a Tiago, lazo incluido. El portugu¨¦s chut¨® con todos los m¨²sculos del cuerpo y Casillas hizo el resto. Al portero se le dobl¨® la mano o el brazo, o le traicion¨® la confianza o le taparon los ¨¢rboles. Qui¨¦n sabe y qu¨¦ importa. El caso es que la pelota entr¨® junto a su cuerpo, burlonamente cruel.
Para el desdichado Casillas, lo peor del castigo estaba por venir: el estadio comenz¨® a gritar ¡°?Iker, Iker, Iker!¡±, confirmando que la guasa tiene un efecto m¨¢s devastador que el insulto, incluso que las bombas racimo.
No hay referencia de cu¨¢ntas carreras se dio Sa¨²l antes de conseguir el segundo tanto. Pocas, dos o tres. No necesit¨® m¨¢s. Marc¨® el gol que sue?an todos los ni?os en pijama, el que so?aba ¨¦l mismo hace pocos a?os (tiene 20): chilena mortal, con vuelo en c¨¢mara lenta y bal¨®n al palo, antes de acabar en la red. A Siqueira le corresponde una parte del m¨¦rito. Penetr¨® por la izquierda como si fuera un extremo vertical y ofensivo, un zurdo con todo por delante y nada por detr¨¢s. Probablemente no hizo m¨¢s que ser fiel a su naturaleza.
El Madrid estaba groggy. En pocas ocasiones se le ha visto tan confundido, tan amn¨¦sico y descolocado. Hasta el minuto 31 no lleg¨® al ¨¢rea del Atl¨¦tico, y lo hizo a duras penas. Sin embargo, le gust¨® la experiencia. Animado por Kroos, el equipo se fue apoderando del juego hasta inclinarlo a su favor. No dispuso de grandes oportunidades, cierto es, pero el Atl¨¦tico recibi¨® el descanso con mayor satisfacci¨®n.
La primera mitad finaliz¨® sin la menor aportaci¨®n de Cristiano, que ha tenido una mala entrada en la treintena. Como su rendimiento no mejor¨® en la segunda parte habr¨¢ que pensar que algo le duele, alma, coraz¨®n o vida.
Bale tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Se le recuerda un buen regate seguido de un mal pase. Como Benzema tambi¨¦n se march¨® sin lucir lo m¨¢s m¨ªnimo, hay que convenir que el 4-3-3 es una opci¨®n v¨¢lida contra equipos de menor rango, pero inconsistente ante adversarios como el Atl¨¦tico. Si el rival concentra efectivos en el mediocampo, el tr¨ªo atacante del Madrid se desprende como un iceberg.
Jes¨¦ entr¨® por Khedira para reactivar al Madrid y el efecto se hizo notar durante algunos minutos. El visitante atac¨® con m¨¢s filo y m¨¢s futbolistas. En la reanudaci¨®n, el Atl¨¦tico se vio enterrado por un alud de atacantes blancos, aunque no tard¨® en encontrar la escapatoria del contragolpe. El Calder¨®n le dio a su equipo el resto de ox¨ªgeno que necesitaba. Cambiaron las tornas. Griezmann pudo marcar de chilena y Tiago de cabeza. El franc¨¦s no perdon¨® a la segunda oportunidad. Arda busc¨® a Sa¨²l en el segundo palo y el canterano se la puso al 'Principito' (de Saint-Exup¨¦ry), que en el otro poste se merend¨® a Varane y propici¨® el tercero.
Los cambios de Ancelotti sonaron a rendici¨®n incondicional: Illarramendi y Chicharito sustituyeron a Isco y Benzema. El Atl¨¦tico, jaleado por el estadio y la incorporaci¨®n de Torres, busc¨® el cuarto, incansable y entusiasta. Finalmente, lo marc¨® Mandzukic a pase de Torres para culminar una tarde perfecta, de absoluta sensibilidad. Sobra decir que, con tanto fuego, nadie sinti¨® fr¨ªo en la grada, s¨®lo Florentino, congelado en sentido literal y formato Pescanova.
El resumen es que Simeone gan¨® en todos los sentidos. Quien sienta la tentaci¨®n de llamar violento al Atl¨¦tico s¨®lo tiene que hacer recuento de sus goles, chilenas o taconazos. Tambi¨¦n contra eso luchaba el Atl¨¦tico: contra el rumor que se extiende y, en el fondo, contra su mala conciencia por las patadas al Bar?a. El equipo tiene m¨¢s registros de los que su entrenador reconoce.
La Liga se aprieta, por eso tambi¨¦n bailan en Barcelona. El Atl¨¦tico se coloca a cuatro puntos del l¨ªder, con el balance a favor en caso de empate. El Madrid ya encadena seis partidos consecutivos sin vencer a su vecino menos afectuoso. No s¨®lo eso: cada vez est¨¢ m¨¢s lejos de su objetivo. La alegr¨ªa va por barrios y los complejos, tambi¨¦n.
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