San Lorenzo sufri¨® para ser el rival del Real Madrid en la final

San Lorenzo de Almagro ser¨¢ el rival del Real Madrid en la final del Mundial de Clubes que se celebrar¨¢ el s¨¢bado. El equipo argentino sud¨® sangre para ganar a Auckland en la pr¨®rroga y mantuvo a su afici¨®n al borde del infarto porque nunca fue claro due?o del partido, sino al rev¨¦s: mostr¨® un car¨¢cter timorato, un juego plano y tan poca autoridad que no pareci¨® un equipo argentino.

El problema para San Lorenzo se destap¨® pronto: mostr¨® excesivos problemas para superar el esmerado orden defensivo de Auckland. El t¨¦cnico espa?ol Ram¨®n Tribulietx se lo ten¨ªa trabajado, con un mecanismo de acorde¨®n capaz de ralentizar a los argentinos, ponerles el partido espeso y achicar en la zona medular tuvo bastante para desnudar la poca magia de los ¡®cuervos¡¯ cuando se trataba de hacer da?o arriba.

Pocas garras las de San Lorenzo, juntito en las l¨ªneas, pero corto de llegada, obligaba a pensar que de plantarse con semejante falta de ambici¨®n ante el Real Madrid puede ser v¨ªctima del rodillo blanco. De esta pobre imagen s¨®lo despuntaba Pablo Barrientos, quien con su zurda sac¨® varias faltas bien tocadas, al menos con intenci¨®n, anunciando que su papel en el partido ser¨ªa trascendental.

Entretanto, el Auckland iba a lo suyo sin perder el dibujo ni los nervios, apoyado en portentos f¨ªsicos como Bilen atr¨¢s y Tade en ataque, Este ¨²ltimo se manej¨® ¡®a lo Isco¡¯ en un par de acciones que pusieron en aprietos a los centrales Kannemann y Yepes. Mal augurio para la zaga argentina si lo que se les viene encima se llama Cristiano, Benzema y Bale. Tan retratados estaban que Kannemann se revolvi¨® en una mala entrada que a¨²n lo dej¨® en peor lugar. Pero as¨ª quiso seguir San Lorenzo, picando piedra sin brillo casi hasta el descanso, cuando encontr¨® oro donde menos lo esperaba: jugada ca¨ªda a la izquierda, pase raso que cruza todo el ¨¢rea y all¨ª aparece Barrientos para llevarla a la red pegada al palo.

?Era suficiente? Pues no. Era bastante poco. Era jugar en el alambre, porque Auckland se empe?¨® en mantener la batalla abierta. Dio un paso adelante, apret¨® bandas y medular con un simple cambio t¨¢ctico y lleg¨® el premio: Berlanga empat¨® en el 67¡¯. El p¨¢nico se palp¨® en la escandalosa grada argentina. Y no call¨® s¨®lo por el gol, sino porque San Lorenzo se qued¨® de piedra hasta un remate al palo de Cauteruccio que lo despert¨®. Fue un minuto antes de que Tade (argentino de cuna) fallara lo infallable en mano a mano con Torrico. Y de ah¨ª... a la pr¨®rroga.

Tiempo a?adido en el que sac¨® tajada el oficio argentino en un bal¨®n colgado, sin veneno aparente, que mand¨® Matos a la red de zurdazo. Auckland pag¨® caro por un mal movimiento defensivo y ya en el 92¡¯ la losa result¨® muy pesada. San Lorenzo afil¨® los tacos, enred¨® el partido y pidi¨® a gritos que el ¨¢rbitro pitara el final.