El Madrid acompleja al Bar?a
Se sobrepuso al gol inicial de Neymar. Empat¨® Cristiano de penalti y luego lleg¨® el festival blanco, con dos tantos m¨¢s, de Pepe y de Benzema, la figura del partido.</br><a title="Real Madrid-Barcelona en directo y en vivo: El Clasico LaLiga" href="/futbol/2017/12/22/primera/1513956365_193765.html">Real Madrid-Barcelona: El Cl¨¢sico en directo</a>

Huyan del t¨®pico. Esta vez la victoria no s¨®lo vale tres puntos, que tambi¨¦n. Despu¨¦s de ganar al Barcelona, el Real Madrid deja en un m¨ªnimo punto la diferencia que lleg¨® a ser de seis. Pero hay m¨¢s. El triunfo, cerca de la goleada, significa tambi¨¦n una prevalencia futbol¨ªstica, la confirmaci¨®n de una superioridad que ya no es s¨®lo f¨ªsica, sino est¨¦tica y hasta filos¨®fica. Lo moderno es lo que hace el Madrid, lo vanguardista es encontrar el equilibrio entre la fortaleza y la t¨¦cnica, lo dif¨ªcil es ajustar cada jugador hasta lograr el ajuste colectivo. Eso ha logrado Ancelotti: Isco ara?a, James corre maratones y a Benzema le hierve la sangre.
Pero ordenemos el relato. La primera sorpresa fue la?titularidad de Luis Su¨¢rez?Fuimos tan incautos que pensamos que el Bar?a se guardar¨ªa el abrigo de pieles el primer d¨ªa de fr¨ªo. La siguiente conmoci¨®n fue el efecto de intimidaci¨®n que caus¨® su alineaci¨®n junto a Messi y Neymar. Inesperadamente, la defensa del Real Madrid se retras¨® unos metros, los suficientes para dar sentido al plan del Barcelona. Con el campo m¨¢s largo, el Madrid no lleg¨® a la presi¨®n y sin presi¨®n Xavi volvi¨® a tener 20 a?os.?Iniesta tambi¨¦n se quit¨® hojas del calendario y Busquets achaques de encima. As¨ª es. El Barcelona del futuro reedit¨® en 2014 (180 millones de euros despu¨¦s) el mediocampo de los grandes ¨¦xitos, de los viejos ¨¦xitos. El resultado es que durante media hora asistimos a un Cl¨¢sico de a?os atr¨¢s, controlado por el Bar?a, dominado por su superioridad t¨¦cnica en el centro del campo, por aquella m¨²sica hipn¨®tica que hac¨ªa bailar a las serpientes.
El gol de Neymar no fue una consecuencia de cuanto expongo, sino un anticipo. El brasile?o marc¨® a los tres minutos de juego despu¨¦s de recorrer la frontal y despu¨¦s de librarse, demasiado f¨¢cil, de la vigilancia de Carvajal y Pepe. Su derechazo fue impecable, tambi¨¦n hay que se?alarlo.
El ¨²ltimo asombro es que Benzema se reserv¨® el derecho de r¨¦plica.?Primero con un remate mal dirigido y luego con dos palos en cinco segundos: bal¨®n peinado y fusilamiento sin precisi¨®n. No tardamos en comprobar que el franc¨¦s era el ¨²nico madridista sobre el campo (y fuera) que no estaba groggy. Son las ventajas de sintonizar una frecuencia distinta al mundo convencional, de llevar otros sombreros. Mientras Karim se vest¨ªa de superh¨¦roe, el resto del equipo todav¨ªa era incapaz de recordar su nombre y dos apellidos.
Los minutos que siguieron fueron los del Barcelona, minutos golosos, casi pornogr¨¢ficos, de gozar con el miedo ajeno. Tras la virtud lleg¨® el pecado: el Bar?a prefiri¨® recrearse antes que sentenciar. Retras¨® el disparo mortal como esos malos de pel¨ªcula que nunca terminan de rematar al bueno, y le cuentan su proyecto diab¨®lico, y le dejan explicarse, y le invitan a un whisky, y dan tiempo a los refuerzos. La madre de todas las claves se revel¨® en el minuto 21, cuando Messi fall¨® lo que nunca falla y Casillas toc¨® lo que antes siempre tocaba, remate a bocajarro despejado por el santo. Tampoco podemos despreciar la intervenci¨®n invisible de Zarra, que tendr¨¢ una semana m¨¢s su r¨¦cord a buen recaudo.
Acto seguido, Piqu¨¦ complet¨® la salvaci¨®n del Madrid. El central cometi¨® un penalti que descubri¨® algunas incapacidades graves: fue incapaz de evitar la ca¨ªda y de encoger el brazo, de mantener la autoridad sobre su imponente 1¡¯92. No es cuesti¨®n de altura. Llega un momento, camino de los 30, en que los cuerpos ya no lo resisten todo. Quien lo prob¨® lo sabe.
Cristiano transform¨® la pena (16 goles en los primeros nueve partidos de Liga) y el Madrid se sinti¨® como si acabara de recibir el indulto del gobernador. Decidi¨® que ten¨ªa la ocasi¨®n de empezar una vida nueva y comenz¨® a vivirla. Para el Bar?a fue justo lo contrario, el tormento de las ocasiones perdidas.
Cuando se dio inicio a la segunda parte, el equipo de Ancelotti ya corr¨ªa cuesta abajo. Y no s¨®lo era una cuesti¨®n de ¨¢nimo. Sabemos que la fortaleza f¨ªsica del Madrid le da ventaja seg¨²n pasan los minutos y los 45 primeros equival¨ªan a dos horas de pista americana.
Pepe no tard¨® en adelantar a su equipo. Lo hizo con un cabezazo espl¨¦ndido, propulsado con un giro de la cintura al cuello. A su alrededor, un sinf¨ªn de bloqueos nos recordaban que los saques de esquina cada vez son parecidos al corte de UCLA. En la celebraci¨®n del gol, Pepe estuvo a punto de masticar el escudo y se entiende su alegr¨ªa can¨ªbal, porque ha sido en los Cl¨¢sicos donde ha perdido parte de su honorabilidad.
El Barcelona comenz¨® a extinguirse. La fant¨¢stica irrupci¨®n de Luis Su¨¢rez no fue suficiente para mantenerlo con vida. Por cierto. Quienes acusan al uruguayo de sobrepeso hace a?os que no se miran al espejo. Alguien ha confundido kilos con quilates. No se puede dudar jam¨¢s de los futbolistas extraordinarios y ¨¦l pertenece a esa categor¨ªa. Tambi¨¦n Neymar, aunque todav¨ªa tiene que confirmar alternativa en el Bernab¨¦u.
La sustituci¨®n de Xavi, al borde de la hora de juego, se?ala la l¨ªnea de resistencia del Bar?a, al menos bajo su antiguo modelo. A partir de entonces, el derrumbe fue estruendoso. Rakitic entr¨® para botar un c¨®rner y no hizo m¨¢s que cortar el cable equivocado.
La continuaci¨®n de esa jugada destroz¨® al Barcelona. James despej¨® el peligro desde la frontal e Isco porfi¨® por la pelota a la altura del mediocampo. Nadie crey¨® que tuviera opciones de llevarse el bal¨®n, porque tanto Iniesta como Mascherano corr¨ªan con ventaja. Sin embargo, les birl¨® la cartera y propici¨® el tercer gol: Cristiano, James (60 metros m¨¢s adelante) y por fin Benzema. El Bernab¨¦u alcanz¨® el ¨¦xtasis. Por aniquilar al Bar?a, por tener raz¨®n con Isco, por el regreso oportuno de Benzema, por el olor a Und¨¦cima, por Zarra. Por tantas cosas.
Benzema se exhibi¨® como nunca y el Madrid pudo marcar m¨¢s goles, pero ya no hicieron falta. No era necesario clavar m¨¢s pu?ales al Barcelona para detectar su debilidad, para constatar la distancia que todav¨ªa le separa de su eterno enemigo, a pesar de Su¨¢rez, Messi y Neymar. Es l¨®gico, si lo piensan, ten¨ªa que ser as¨ª, reinventarse lleva m¨¢s tiempo, el mismo que ha necesitado el Madrid para sobreponerse al complejo y proclamarse campe¨®n de Europa, rey del f¨²tbol mundial a d¨ªa de hoy. Cuatrocientos millones de espectadores lo vieron.
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