Mand¨® Arda, mand¨® el Atl¨¦tico

En el Bernab¨¦u se cerraron solemnemente el A?o del Derbi y el D¨ªa de la Marmota, a mayor gloria del Atl¨¦tico. El Madrid tuvo la pelota, ocup¨® m¨¢s territorio, vio menos tarjetas y puso m¨¢s empe?o en el remate. Lo de siempre. Tambi¨¦n se trag¨® un gol en un c¨®rner, secuencia ampliamente repetida en los ¨²ltimos encuentros, y acab¨® en el precipicio cuando Cristiano, su cabeza nuclear, se vio desactivado por la fatiga. Ayudaron al desastre, que le deja a cuatro puntos del Atl¨¦tico y seis del Bar?a, los cambios de Ancelotti, que se entrometi¨® equivocadamente en el partido. El Atl¨¦tico fue la industria pesada de casi siempre, con fiereza, testosterona y magn¨ªfica lectura del choque, m¨¢s Arda. Se hizo el antip¨¢tico al principio y el peligroso cuando entr¨® el turco, el verdadero hecho diferencial de este equipo, que no tuvo asomo de violento y s¨ª de encomiable grupo con una causa y una hoja de ruta.

El Madrid s¨®lo fue m¨¢s en el tramo final de la primera mitad, porque volvi¨® a entrar en la cita a pie cambiado. Se distrajo en el primer rodillazo de Ra¨²l Garc¨ªa a Coentrao intentando probar ante el representante de la ley, Mateu, que lo que el Atl¨¦tico define como intensidad para el Madrid es escobazo destemplado. Y mientras pretend¨ªa explicarle al juez d¨®nde estaba la frontera entre lo uno y lo otro, cedi¨® un penalti-c¨®rner. Lo sac¨® bien Koke y le remat¨® a¨²n mejor Tiago en el primer palo. Lleg¨® tarde Benzema, contemplaron la escena los dem¨¢s, Casillas incluido. Arreciaron los pitos contra el portero y luego los gritos de apoyo. El Atl¨¦tico hab¨ªa sacado al p¨²blico del partido y lo hab¨ªa metido en una manifestaci¨®n. O en dos. No hubiera imaginado inicio m¨¢s feliz.

Con el gol hab¨ªa colocado al Madrid en territorio comanche pero le falt¨® f¨²tbol despu¨¦s para echar al vecino al arc¨¦n y le sobr¨® Cristiano Ronaldo, que naci¨® y morir¨¢ solista, pero cuyo vigor levanta el ¨¢nimo del equipo. Ancelotti, sin un medio de correcci¨®n tipo Xabi Alonso, refugi¨® al Madrid en un 4-4-2, con Modric y Kroos como correa de distribuci¨®n; Bale y James en los costados y Cristiano y Benzema muy arriba. Y el equipo fue haci¨¦ndose cada minuto m¨¢s habitable frente a un Atl¨¦tico que no despein¨® ni su esquema ni su estilo, pero que se tir¨® demasiado atr¨¢s y se vio penalizado por algunas p¨¦rdidas del habitualmente seguro Gabi. Mandzukic qued¨® arriba muy solo, como desesperado instrumento de percusi¨®n.

Y as¨ª el Madrid, que ten¨ªa la pelota pero no la sorpresa, fue meti¨¦ndose en campo atl¨¦tico y entreg¨¢ndose a Cristiano, cuya actividad fue creciendo. Casi todo sucedi¨® por dentro, porque Bale no apura por la banda sabiendo que al final del camino est¨¢ su muy poco fiable pierna derecha y James anda buscando a¨²n d¨®nde dej¨® la Bota de Oro de Brasil. Le falta arrojo y decisi¨®n, no disimula su condici¨®n de reci¨¦n llegado. O de ¨²ltimo de la fila. Necesita sitio y tiempo y ni lo uno ni lo otro abundan en el Madrid.

Con todo, el equipo de Ancelotti fue empujando al Atl¨¦tico hacia el acantilado: en un remate mordido de James, en una falta de Bale magn¨ªficamente adivinada por Moy¨¢, en una aparici¨®n por sorpresa de Benzema que lo arruin¨® todo en el control, en un cabezazo del franc¨¦s salvado por el portero rojiblanco¡­ Cristiano lo dirigi¨® todo, antes y despu¨¦s del empate, incluido el penalti que le hizo Siqueira, en un arranque de incontinencia, y que ¨¦l mismo transform¨®.

El Atl¨¦tico lleg¨® al descanso pidiendo la hora y prometi¨¦ndole un partido homenaje a Moy¨¢. S¨®lo sac¨® dos manos, de Ra¨²l Jim¨¦nez y Koke, que fueron caricias para Casillas. Pero le fue muy bien el paso del ecuador. Con inteligencia y juego coral fue quit¨¢ndole el empuje al Madrid, al que acab¨® por alejar del ¨¢rea, y mejorando su alineaci¨®n, con Arda por Gabi, en el filo de la sospecha por una merecida amarilla (lo que trasladaba a Koke, su mejor pasador, al centro), y con Griezmann por Ra¨²l Jim¨¦nez. Dos jugadores de buen pie en un momento an¨ªmicamente favorable.

Menos explicables fueron las maniobras de Ancelotti, especialmente en el cap¨ªtulo de los salientes. Benzema hab¨ªa hecho tolerable su falta de gol con buenos movimientos. Este derbi no est¨¢ entre sus veinte peores partidos, aunque se traspapelara tozudamente en boca de gol. Y Bale resulta dif¨ªcilmente prescindible en situaciones de emergencia como la que nos ocupa. El caso es que los cambios acabaron en cambiazo y en esas idas y venidas el Atl¨¦tico fue haci¨¦ndose cada vez mejor y acab¨® por matar al Madrid con un golazo de Arda, que acert¨® a la tercera, tras centro de Juanfran y gran maniobra de distracci¨®n de Ra¨²l Garc¨ªa. Es el turco quien convierte de verdad al Atl¨¦tico en equipo de dos direcciones. Su entrada en el partido fue el trueno que necesitaba su equipo y el mazazo que tem¨ªa el Madrid, que con Cristiano en las ¨²ltimas y en clara inferioridad en el centro del campo acab¨® por entregarse sin volver a exigirle a Moy¨¢. Empieza a abrirse un mundo entre ¨¦l y la Liga. Y tambi¨¦n entre ¨¦l y su p¨²blico.