SUPERCOPA DE ESPA?A
Supercopa en el aire
Un gol de Ra¨²l Garc¨ªa a la salida de un c¨®rner en el 88' da cierta ventaja al Atl¨¦tico para la vuelta. James hizo el 1-0. Una mano de Mario Su¨¢rez en el descuento deja la pol¨¦mica abierta.
Ante un equipo tan ordenado como el Atl¨¦tico, el desorden es la clave. Frente a un equipo tan talentoso como el Madrid, el orden es la ¨²nica alternativa. En ambos casos, se trata de colar un tanque por el ojo de una aguja. Por eso la igualdad casi milim¨¦trica entre dos equipos tan diferentes. Por eso, tambi¨¦n, resulta tan importante el paso de los minutos, el desgaste f¨ªsico, la inevitable anarqu¨ªa. Cuando la tiza se borra de la pizarra y el caos gana terreno, el Madrid se aproxima a la victoria. Ocurri¨® en la final de Champions y estuvo cerca de suceder en la ida de la Supercopa, un ejemplo en miniatura. Es la deriva natural. Cada vez que el Atl¨¦tico burla ese destino conquista un imperio. Lo hizo en la final de Copa de 2013 y, hace pocas horas, lo consigui¨® en el Bernab¨¦u, en la primera parte de un logro que necesita continuaci¨®n.
Pas¨® de todo en el partido. Ten¨ªa que ser as¨ª. Las madrugadas de verano est¨¢n plagadas de sudores, solitarios o en compa?¨ªa de otros. Los que rebosaron por Chamart¨ªn fueron los t¨ªpicos de un derbi, sudores fr¨ªos y calientes. James, que parti¨® en el banquillo, marc¨® en el minuto 81¡¯, en la media tarde colombiana. Ra¨²l Garc¨ªa empat¨® a dos del tiempo reglamentario. Fall¨® la defensa del Madrid y con ellos tambi¨¦n fall¨® Casillas, desde Costa Rica ver¨¢n la cola del cometa. Un minuto despu¨¦s, el ¨¢rbitro se dej¨® sin pitar un penalti por mano de Mario Su¨¢rez, manotazo innegable. Por fin, en conferencia de prensa, Simeone calific¨® a Di Mar¨ªa como ¡°el mejor jugador¡± del Madrid. Derbis, calores.
En la primera mitad, el Madrid domin¨® sin fluidez, por puro protocolo, haciendo exhibici¨®n de una inocua colecci¨®n de hermosos pases largos. Le¨ªdo desde la otra orilla habr¨¢ que hablar de la impecable defensa del Atl¨¦tico, un equipo que se protege haciendo geometr¨ªa. En ocasiones, su disposici¨®n recuerda la formaci¨®n tortuga de las legiones romanas, el mismo caparaz¨®n de escudos, id¨¦ntico centuri¨®n implacable, Ave Cholo.
No hay quien supere al Atl¨¦tico en el arte de nadar y guardar la ropa porque el Atl¨¦tico nada vestido. El Madrid, por su parte, tiene una natural inclinaci¨®n al nudismo, una aversi¨®n gen¨¦tica hacia lo textil. De ah¨ª que ante una defensa bien cerrada muestre el mismo desconcierto que Tarz¨¢n en Nueva York.
El plan de Simeone ya es conocido (universalmente, dir¨ªa), pero no es f¨¢cil encontrar el ant¨ªdoto. Ante la avalancha de centrocampistas rojiblancos (Sa¨²l se sum¨® a Gabi, Mario, Koke y Ra¨²l Garc¨ªa), Ancelotti opt¨® por el trivote Alonso-Kroos-Modric. Ni James ni Di Mar¨ªa. Tampoco as¨ª consigui¨® superar el dique t¨¢ctico y f¨ªsico. Peor a¨²n. El Atl¨¦tico lleg¨® en mejores condiciones al gol. Entre los madridistas, s¨®lo Bale hac¨ªa da?o por la banda de Siqueira.
En la segunda parte (sin Cristiano, lesionado) sucedi¨® la previsible: se aceler¨® el juego y los contactos cada vez fueron menos honorables. Mandzukic intercambi¨® codazos y pu?os con Sergio Ramos; nada grave, as¨ª intiman centrales y delanteros. El desorden, como queda dicho, perjudic¨® m¨¢s al Atl¨¦tico y agrand¨® al Madrid. Fueron los minutos de Kroos, crecido en el tim¨®n. Fueron los minutos del gol de James, los que interrumpieron la siesta de Colombia. Y tambi¨¦n fueron los minutos de Di Mar¨ªa, recibido por el Bernab¨¦u con una ovaci¨®n (77¡¯) .
Fue Ra¨²l Garc¨ªa, casi en el ¨²ltimo instante, quien gir¨® el rumbo de un partido que parec¨ªa escrito, y que casi lo estaba (as¨ª lo crey¨® tambi¨¦n el ¨¢rbitro). El resumen es que el Atl¨¦tico no se rinde y la Supercopa est¨¢ en el aire. En el denso y c¨¢lido aire del verano.