Curiosidades del f¨²tbol en los a?os 30
La salida desde la caseta
Al llegar al estadio, los jugadores necesitaban cambiar su atuendo. Y unas casetas, que se sol¨ªan colocar en una de las esquinas del campo, serv¨ªan de improvisados vestuarios donde vestirse con comodidad y normalidad.
Balones como piedras
El bal¨®n, lo ¨²nico imprescindible para el juego, se fabricaba en tiras de cuero cosidas a mano que rodeaban la c¨¢mara de caucho. Era duro como una roca y de tonos ocuros
Borcequ¨ªes, cosidos a mano
Dicen los zapateros que los borcequ¨ªes, que as¨ª se denominaban las botas de f¨²tbol por aquella ¨¦poca, se hac¨ªan con esmero. Cuero y piel, cosidos a mano, daban muestra de austeridad. 16 pesetas costaba un buen par.
Carnet de amor al club
El carnet de socio demuestra qu el portador es m¨¢s que un aficionado. El compromiso en defensa de unos colores se refleja, apenas iniciado el profesionalismo, en una cartulina con el nombre y la foto.
La rectitud de un ¨¢rbitro
La regla dice que el ¨¢rbitro es juez supremo de la disputa futbol¨ªstica. Y como tal, se viste. De recta apariencia, los primeros colegiados saltan al terreno de juego con una elegante chaqueta negra sobre una camisa blanca.
Equipaciones
La vestimenta del jugador semeja la del guerrero antes de comenzar la pelea: una boina o un pa?uelo protegen la cabeza de la dureza del bal¨®n. La ce?ida camiseta y el ancho calz¨®n llevan el color del club.
Cu¨¢druple Porra
La primera quiniela futbol¨ªstica consist¨ªa en acertar el resultado de 7 partidos. El escrutinio se hac¨ªa de modo manual y por ello hab¨ªa que rellenar cuatro cupones iguales (A,B, C Y D). Dos de ellos eran el justificante de la apuesta.
Estadios a la intemperie
El juego deb¨ªa disputarse en un espacio que permitiera al p¨²blico disfrutar con ¨¦l. Por ello se levantaron gradas alrededor del c¨¦sped y se colocaron puertas de acceso a las mismas. Nadie pens¨® en la lluvia.
Lo suyo es afici¨®n
Los espectadores, mayoritariamente varones, disfrutan animando a los suyos. Con aspecto sobrio, corbata alcuello y traje de chaqueta, ir al estadio se convierte en la gran afici¨®n del espa?ol medio, junto con la fiesta de los toros.
Rigor y Sencillez
Para entrar al estadio el aficionado precisa un resguardo acreditativo. Es la entrada. Un color y una numeraci¨®n para cada parte del campo sirve para guiar al hincha. El rigor y la sencillez son b¨¢sicos.
Una peque?a Valla
Los primeros estadio trataban de buscar la comodidad de los espectadores a la hora de ver los partidos de f¨²tbol. Tan s¨®lo una peque?a valla de madera separaba a los futbolistas del apasionado p¨²blico.
El portero y su mundo
La peculiaridad de su puesto le hace una especia diferente y su vestimenta habla por ¨¦l. En los inicios llevaban gruesos jers¨¦is oscuros, pantal¨®n hasta las rodillas ( cubiertas con rodilleras) y medias.
El paseo de la pizarra
Cada estadio tiene su marcador (casi siempre en un poste), que refleja el resultado del partido que est¨¢ presenciando. Para informar del resto de la jornada, uno o dos muchachos pasean la pizarra con el marcador de otros campos.
El f¨²tbol en portada
La primera portada del semanario AS sobre la Liga, de noviembre de 1932, habla de una informaci¨®n en la que prima la imagen, a pesar de las rudimentarias c¨¢maras fotogr¨¢ficas. El f¨²tbol ya es el deporte rey para los lectores
Pioneros de la fotograf¨ªa
El ¨¦xito de la competici¨®n vive de su facilidad para retratar el esfuerzo de los atletas de elite. Son los fot¨®grafos deportivos, dispuestos a inmortalizar cualquier gesto desde que existe el f¨²tbol