Ancelotti: ¡°El mundo se vino abajo en s¨®lo seis minutos...¡±
Narr¨® entre su autobiograf¨ªa y su libro t¨¢ctico un retrato de su segunda final, el 25-M de 2005. Su Mil¨¢n ganaba 0-3 al Liverpool y acab¨® cayendo de forma incre¨ªble en los penaltis.


Duelo t¨¢ctico en Estambul. ¡°Era la gran final en el Atat¨¹rk Stadium de Estambul. Nosotros nos alineamos con un 4-3-1-2, mientras que el Liverpool sigui¨® su prudente esquema, el 4-4-1-1. La selecci¨®n de Ben¨ªtez dejaba ver su idea de crear superioridad en el centro del campo y buscar la contra. El camino del Liverpool se hab¨ªa basado en dos datos: 1) No hab¨ªa encajado ning¨²n gol en sus ¨²ltimos tres partidos. 2) Nunca hab¨ªa perdido por dos goles de diferencia. Pero en un minuto ya gan¨¢bamos con gol de Maldini. La t¨¢ctica defensiva inglesa hab¨ªa saltado por los aires y su centro del campo, descubri¨¦ndose, era menos s¨®lido de lo previsto. Dejaban a Pirlo y Kak¨¢ posibilidades de verticalizar el juego y crear ocasiones. El 2-0 y el 3-0 de Hern¨¢n Crespo fueron la expresi¨®n de ello. ?3-0 y dominio absoluto al descanso!¡±.
Euforia en el vestuario. ¡°Los jugadores gritaban ¡®?Vamos, podemos ganar! ?Vamos chicos, lo estamos logrando!¡¯. Los futbolistas que no estaban convocados ya se estaban poniendo las camisetas del triunfo debajo del traje... Les dej¨¦ que se calmasen y les habl¨¦: ¡®Contra los equipos brit¨¢nicos el partido nunca est¨¢ acabado. Tengamos cuidado. No podemos, no debemos, caer en un colapso. Controlemos el bal¨®n y el juego. ?Vamos, Mil¨¢n!¡¯. No dije ni m¨¢s, ni menos¡±.
Hamann lo cambia todo. ¡°En la segunda parte el Liverpool volvi¨® al campo con un cambio que, entonces, no pareci¨® modificar mucho la situaci¨®n. Pero al volver a analizarlo, influy¨® de veras. Entr¨® Hamann por Finnan, centrocampista por zaguero. Yo pensaba que iba a entrar Ciss¨¦. Una extra?a t¨¢ctica de Ben¨ªtez... Ellos pasaron de un 4-4-1-1 a un 3-5-2 y eso modific¨® las fuerzas del centro del campo. Gerrard tuvo m¨¢s libertad y limitaron a Caf¨² y Maldini con la posici¨®n m¨¢s avanzada de Riise y Smicer¡±.
Se inicia la remontada. ¡°De repente, el mundo se vino abajo. Un desmayo que dur¨® seis minutos. Empezamos a tener dificultades para cubrir las bandas. El cambio de juego permit¨ªa m¨¢s incursiones por parte del defensa lateral en el espacio liberado por Gerrard con entradas dobladas y desmarques de ruptura. En una de estas, Gerrard, marc¨® de cabeza. En el 2-3 de Smicer tambi¨¦n desplazaron el bal¨®n de izquierda a derecha y se hizo patente la dificultad de nuestros centrocampistas para escalonar la cobertura. El Liverpool fue m¨¢s agresivo y compacto que nosotros. De ah¨ª la facilidad con la que Gerrard entr¨® en el ¨¢rea con el apoyo de Baros y forz¨® el penalti del empate... Mir¨¦ las manecillas del reloj, parec¨ªan correr hacia atr¨¢s. Estaba paralizado. Todo gir¨® 180 grados...¡±.
Reacci¨®n insuficiente. ¡°A menudo me preguntan qu¨¦ pas¨® por mi mente durante la remontada del Liverpool. La respuesta es simple: nada, cero. Mi cerebro era el vac¨ªo del espacio exterior... Nos recuperamos pero lleg¨® esa parada milagrosa de Dudek. Fuimos a los penaltis y mir¨¦ a mis jugadores a los ojos. Vi que algo iba mal. Estaban pensando demasiado. Antes de lanzar un penalti nunca es una buena actitud. En ese momento supe que pr¨¢cticamente est¨¢bamos acabados. Tras caer, ya en el vestuario, tuve poco que decir: ¡®En t¨¦rminos morales, ganamos esta final. Si lo damos todo, alg¨²n d¨ªa tendremos otra oportunidad¡±.
Conjura ¡®rossonera¡¯. ¡°Llegamos en el equipo a la conclusi¨®n de que aunque nos costase tiempo, volver¨ªamos a una final y saldr¨ªamos triunfantes. Ten¨ªamos que reconstruirnos primero, fue el puzzle m¨¢s dif¨ªcil al que nunca me he enfrentado. Salimos incluso m¨¢s fuertes y nos tomamos la revancha en 2007¡±.