AS COLOR
Le?eros: "El f¨²tbol no es para bailarinas"
Esta frase de Gentile tras "zurrar" a Maradona y Zico en Espa?a '82 resume a la perfecci¨®n c¨®mo se emplean los caciques del ¨¢rea.
¡°El f¨²tbol no es para bailarinas¡±. Aquella ¡®bravata¡¯ de Gentile, tras adoquinar el triunfo de Italia en el Mundial del 82 con los cuerpos magullados de Maradona y Zico, ha pasado a la historia como el lema del defensa duro, del le?ero. Una especie que cada d¨ªa tiene m¨¢s reducido su h¨¢bitat por las continuas correcciones del Reglamento para que los ¨¢rbitros corten y castiguen mucho m¨¢s r¨¢pido el juego brusco. Tambi¨¦n por presi¨®n social: los partidos son grabados por m¨²ltiples c¨¢maras y la impunidad con la que contaban muchos antiguos defensas a la hora de repartir estopa ya es imposible. Hoy, las patadas se ven en ¡®slow motion¡¯ y 3D. Y si te la has perdido, alg¨²n hincha la cuelga en Youtube...
Pero la historia del f¨²tbol espa?ol ha llenado p¨¢ginas con tipos duros que aplicaban su propia ley para defender su ¨¢rea. Ya en los a?os treinta del siglo pasado, cuando s¨®lo se jugaba con dos defensas atr¨¢s, la pareja del Arenas de Guecho formada por Llantada y Arrieta y la sevillista Euskalduna y Deva (¡°pesadotes y contundentes¡±, dec¨ªa la prensa de la ¨¦poca) cre¨® fama de arrear de lo lindo. Tras la Guerra, emergi¨® un nombre propio, el de Marcelino Vaquero Gonz¨¢lez del R¨ªo, Campanal II, ¡®El Ogro¡¯. Un superdotado f¨ªsico, era el Cristiano de los a?os cincuenta. Corr¨ªa los 50 metros lisos en 5,7 segundos con su estampa de atleta griego. ¡®El Hurac¨¢n de Avil¨¦s¡¯ arras¨® con las delanteras durante 16 temporadas en el Sevilla y no dudaba en repartir como el que m¨¢s¡ hasta con los pu?os. En octavos de la Copa de Europa de 1958 organiz¨® una t¨¢ngana monumental con Marsal. ¡°Me provoc¨® y luego me escupi¨®, por eso le di un pu?etazo¡±. No ser¨ªa la ¨²nica vez que exhibiese su crochet. En un amistoso en Oporto veng¨® una brutal agresi¨®n a su compa?ero Romerito noqueando a un jugador portugu¨¦s. La bronca fue monumental. ¡°Todo el Oporto se fue a por m¨ª y tuve que defenderme con un bander¨ªn del c¨®rner¡¡±. Pas¨® dos d¨ªas en la c¨¢rcel por aquello y tuvo que intervenir la diplomacia espa?ola para conseguir su regreso. En aquellos a?os era pr¨¢ctica habitual. El lateral Antoni Argil¨¦s, 301 partidos con el Espanyol, gran icono perico y tambi¨¦n con fama de expeditivo, tumb¨® al delantero sevillista Paz en septiembre de 1953 a base de pu?etazos.
A principios de los sesenta, el sheriff a orillas del Turia era el lateral Vicente Piquer. Rudo, se especializ¨® en secar a Gento y Lapetra. Dos muescas: en septiembre de 1961 le cayeron cuatro partidos por una violenta entrada al zaragocista Seminario y en mayo de 1963, otros tantos por agredir al tinerfe?o Villar en Copa. En esa etapa llegar¨ªa a Espa?a el primero de una nueva estirpe, los caciques del ¨¢rea. Generalmente sudamericanos, con malas pulgas y pocas contemplaciones a la hora de defender su parcela. Se trataba del argentino Jorge Griffa, un mito colchonero, el primer t¨®tem de esta nueva raza. Adelardo le har¨ªa un retrato bien gr¨¢fico cuarenta a?os m¨¢s tarde: ¡°Jorge me dijo una vez: ¡®Si el nueve contrario fuera mi padre, yo le pegar¨ªa igual¡¯. Est¨¢ claro que para ¨¦l fue mejor jugar en aquella ¨¦poca, sin tanta c¨¢mara de televisi¨®n, ya me entienden¡¡±.
Sin embargo, no fue Griffa el que protagoniz¨® la acci¨®n m¨¢s pol¨¦mica de aquellos tiempos. El dudoso honor lo tuvo Joaqu¨ªn Cortizo, lateral del Zaragoza de los ¡®Cinco Magn¨ªficos¡¯, que en la campa?a 1964-65 fue castigado con 24 partidos por una entrada al rojiblanco Collar que le fractur¨® el tercio medio de la pierna izquierda. El jugador zaragocista siempre defendi¨® el car¨¢cter ¡®fortuito¡¯ de la jugada.
El ocaso de aquellos sesenta lleg¨® con el madridista De Felipe, tambi¨¦n con pocas contemplaciones, sacando la guada?a para lesionar gravemente al prometedor cul¨¦ Bustillo (nunca volvi¨® a ser el mismo), y un lateral de dureza acreditada en el Camp Nou, Eladio Silvestre. Amancio lo defin¨ªa como ¡®un adorable demonio¡¯ y lleg¨® a decir de ¨¦l, a ra¨ªz de la famosa final de las botellas de 1968, que Eladio ¡°utilizaba la pierna derecha para andar y la izquierda para sacudir¡±. El cul¨¦, hoy en d¨ªa, se defiende en broma: ¡°?l me dec¨ªa, ?Eladio, c¨®mo me pegas, ya vendr¨¢s al Bernab¨¦u, ya! Y yo le contestaba: ?m¨¢s, all¨ª te dar¨¦ m¨¢s!¡±. Fue declarado persona ¡®non grata¡¯ en B¨¦lgica junto con su compa?ero cul¨¦ Gallego, despu¨¦s del B¨¦lgica-Espa?a, en Lieja, para el Mundial de M¨¦xico ¡®70, que acab¨® a tortazo limpio.
La figura del defensa violento tuvo su momento m¨¢s ¨¢lgido en los a?os setenta, con la llegada de una nueva figura: el ¡®oriundo¡¯, los sudamericanos que pod¨ªan jugar ¡®burlando¡¯ la norma del cupo de dos extranjeros. Se perfeccion¨® el viejo arte del ¡°o pasa el delantero o la pelota, pero no los dos juntos¡±. El Granada se empe?¨® en agruparlos. Iribar reconoci¨® que se les ten¨ªa miedo y en la ¨¦poca se comentaba con malicia que los delanteros rivales se borraban cuando ve¨ªan Los C¨¢rmenes en el calendario. All¨ª les esperaban tres artistas de la patada, los ¡®granaguayos¡¯: el mediocentro tap¨®n uruguayo Montero Castillo, m¨¢s la pareja de centrales paraguayos Aguirre Su¨¢rez y Pedro Fern¨¢ndez. Incluso se divid¨ªan los roles. El primero empezaba la labor de zapa, el segundo intimidaba echando broncas infernales y el tercero finiquitaba la faena cortando por lo sano.
Su fama alcanz¨® el c¨¦nit con la pol¨¦mica lesi¨®n a Amancio en una eliminatoria copera de 1974. Fern¨¢ndez le ten¨ªa cogida la matr¨ªcula por una entrada del madridista dos a?os antes en represalia por un ¡®viaje¡¯ del paraguayo a Pirri. N¨¦stor Rossi, t¨¦cnico granadino, desvelar¨ªa tiempo despu¨¦s en Argentina los momentos previos al duelo contra el Madrid. ¡°Les dije que el partido era importante, que hab¨ªa que ir con todo. Fern¨¢ndez me respondi¨®: ¡®A Amancio d¨¦jemelo a m¨ª, m¨ªster¡±. ?El resultado? Una entrada que le rompi¨® el cu¨¢driceps al ¡®Brujo¡¯ y le tuvo cuatro meses y medio de baja, la lesi¨®n m¨¢s grave de su dilatada carrera. A Fern¨¢ndez, que no fue expulsado por el colegiado catal¨¢n Oliva, le cayeron 15 partidos. El primer m¨¦dico que atendi¨® a Amancio dio su dictamen: ¡°Parece una cornada¡±. El gallego tir¨® de iron¨ªa: ¡°Suerte que no me pude levantar, si lo hago me remata Aguirre Su¨¢rez. Fern¨¢ndez se me tir¨® casi a la altura de los test¨ªculos y sin bal¨®n en juego¡±.
No fueron los ¨²nicos. Tambi¨¦n se ganaron cartel de violentos los valencianistas An¨ªbal P¨¦rez y Barrachina, o el paraguayo Ortiz Aquino, del Espanyol. Patillas de hacha, t¨¦cnicamente excelente¡ pero le?ero. ¡°Soy fuerte o violento, defiendo con lo que sea. Soy un ¡®central-polic¨ªa¡¯ siempre pegado al delantero rival¡±, dijo nada m¨¢s aterrizar en Barajas. En marzo del 75 le midi¨® las piernas a Cruyff con una entrada que le cost¨® la roja y que la prensa de la ¨¦poca calific¨® de ¡°terror¨ªfica¡±. Uno de los exponentes m¨¢s peligrosos de aquellos a?os temibles fue el argentino Panadero D¨ªaz (¡°Me expulsaron en Argentina ocho veces, all¨ª no se admit¨ªa la dureza¡±, dijo). Reputado camorrista, fue uno de los m¨¢s guerrilleros en las semifinales de la Copa de Europa de 1974 contra el Celtic que acaba ron como el rosario de la aurora. Ya antes del partido, se pele¨® con su compa?ero Ovejero (otro toro) en Glasgow y la prensa brit¨¢nica, que le conoc¨ªa de la final de la Intercontinental a?os antes con Racing de Avellaneda, no se cort¨® ni un pelo para bautizarlo: ¡®El Asesino¡¯. Luego lleg¨® el partido, el show del ¨¢rbitro turco Babacan y el festival de patadas y agresiones, con roja para Panadero. ¡°Le pegu¨¦ una patada en las costillas a Johnstone, que me estaba dando un baile impresionante y me volv¨ªa loco¡±, confes¨® hace dos a?os en AS.
En la otra acera, la de Chamart¨ªn, se fajaba Goyo Benito. Especialista en dejar su tarjeta de visita en los primeros minutos, ¡®Hacha Brava¡¯ fue considerado un¨¢nimemente el central m¨¢s le?ero de los setenta, aunque por el camino sufri¨® cinco operaciones de rodilla, dos de nariz y una de tibia. Pegaba, pero yendo de frente, y s¨®lo fue tres veces expulsado en 317 partidos de Liga. Se las tuvo con G¨¢rate, los paraguayos Ocampos y ¡®Milonguita¡¯ Heredia (¡°Pegaba como un se?or¡±, reconoce el delantero) y Rub¨¦n Cano. Hasta el Bernab¨¦u gritaba ¡°?Benito, mata!¡±. Pero el momento que le definir¨ªa para siempre fue la s¨²plica del sevillista Biri Biri: ¡°No me pegue m¨¢s, por favor, se?or Benito¡±. El central toledano nunca rehuy¨® las cr¨ªticas: ¡°Mi fama de duro me benefici¨® para que me respetasen los delanteros. De haber jugado de otra forma, me hubiera convertido en una madre. Pero nunca actu¨¦ con mala intenci¨®n¡±.
Los ochenta se iniciaron al son de la dureza de Arteche o las patadas de Goikoetxea y ¡®Rocky¡¯ Liceranzu, m¨¢s conocidos como los representantes del ¡®f¨²tbol-estacazo¡¯. El primero, Andoni, se gan¨® el apelativo de ¡®El Carnicero de Bilbao¡¯ para ¡®The Times¡¯, que le nombr¨® el jugador m¨¢s violento de la historia por sus estremecedoras patadas en 1981 a Schuster (rotura del ligamento interno y del ligamento cruzado de la rodilla derecha) y dos a?os despu¨¦s a Maradona (afectaci¨®n del mal¨¦olo peroneal, desviaci¨®n del tobillo, arrancamiento de ligamento lateral interno y subluxaci¨®n de toda la zona). ¡®El Pelusa¡¯ estuvo 106 d¨ªas de baja. El Bar?a estall¨®. Menotti, el primero: ¡°?Debe morirse alguien para tomar medidas?¡±. N¨²?ez fue m¨¢s all¨¢: ¡°Hay que luchar contra el terrorismo en el f¨²tbol¡±. A Goiko le cayeron 18 partidos, despu¨¦s reducidos a s¨®lo siete. Casi treinta a?os despu¨¦s, sigue siendo la patada m¨¢s recordada de la historia de nuestro f¨²tbol y el protagonista no debe ser fan de Agatha Christie, porque guarda las botas del delito en una urna en su casa¡
No fue la ¨²nica entrada de ese a?o que pone los pelos de punta. ¡®Tarz¨¢n¡¯ Migueli se solt¨® de la liana para arrollar con la plancha por delante al madridista Bonet, dej¨¢ndole la rodilla izquierda hecha papilla y retir¨¢ndole del f¨²tbol. Julio Alberto le rompi¨® la tibia y el peron¨¦ al bilba¨ªno Urkiaga (un a?o y medio sin jugar), mientras que el central de los leones Patxi Salinas amenaz¨® p¨²blicamente al delantero Pedraza del Atl¨¦tico por los incidentes del partido de ida de la Copa de la Liga de aquel 1983. A los siete minutos, ya lo hab¨ªa mandado a la enfermer¨ªa. No fue ni sancionado.
A primeros de los noventa, toda Espa?a estaba pendiente de la EXPO, los Juegos de Barcelona¡ y la zaga del Sevilla. El cuarteto Diego-Prieto-Martag¨®n-Jim¨¦nez se gan¨® la fama de defensa de alto voltaje que despu¨¦s perpetuar¨ªa la dupla Pablo Alfaro-Javi Navarro. Entre aquellos cuatro juntaron 18 expulsiones en Liga. ¡®Tibur¨®n¡¯ Prieto, el alma de aquella defensa (y hoy delegado), se las sol¨ªa tener tiesas con M¨ªchel y dio uno de sus ¨²ltimos coletazos con un lamentable incidente en 2001 en el que le dio una bofetada a un linier portugu¨¦s en un amistoso contra el Farense, antes de huir por una ventana¡
En el ecuador de esa d¨¦cada, Juanma L¨®pez mostraba su dureza con su agresi¨®n al sportinguista Emilio en los t¨²neles de El Molin¨®n, o el codazo que le fractur¨® el p¨®mulo al espanyolista Arteaga el 18 de febrero del 1996. La aportaci¨®n for¨¢nea la trajo el barcelonista Fernando Couto. Ya ven¨ªa de Portugal con el sambenito de tipo conflictivo tras arrearle una bofetada a Casiraghi en un Italia-Portugal y un codazo infame sin bal¨®n al benfiquista Mozer. Su paso por Espa?a, poco pr¨®digo en f¨²tbol, qued¨® para siempre en la memoria del aficionado espa?ol como el hombre que ¡®veng¨®¡¯ a Julen Guerrero. Unos meses despu¨¦s de que Simeone le clavase los tacos en una de las acciones m¨¢s sucias de la historia de la Liga, Couto le dio de su propia medicina al argentino con una acci¨®n parecida. Algunos lo llamar¨¢n ¡®karma¡¯.
El tr¨¢nsito de finales de los noventa al nuevo siglo lo cubri¨® Amedeo Carboni. R¨²stico lateral, tiene el r¨¦cord de rojas en la historia del Valencia, con 12. La primera, en su debut en 1997, por probar la dureza de las espinilleras de Figo. Dur¨® 44 minutos. Al d¨ªa siguiente tir¨® de humor italiano: ¡°A Figo le gusta saltar¡±. Un mes despu¨¦s, le expulsaron contra el Celta por dos amarillas¡ en el minuto 14. Tambi¨¦n estaba en todas las grescas, como su roja (dos partidos europeos de sanci¨®n) en la Copa de la UEFA por un altercado con Ince y McManaman, y la roja directa en un Valencia-Osasuna con otro amante del l¨ªo de por medio, el uruguayo Pablo Garc¨ªa. Su compa?ero Roberto Fabi¨¢n Ayala no se quedaba atr¨¢s. El argentino ¡®bail¨®¡¯ sobre el cuerpo de Simao el 20 de enero de 2001. Fue durante un Valencia-Bar?a y el argentino primero agredi¨® al extremo portugu¨¦s con un fuerte codazo (fue penalti) y despu¨¦s le pisote¨® hasta cinco veces mientras ambos ca¨ªan. L¨®pez Nieto no dijo ni ¡®mu¡¯ en el acta, pero el Comit¨¦ le castig¨® con tres partidos.
En la ¨²ltima d¨¦cada, dos nombres son los que provocaron m¨¢s escalofr¨ªos: el d¨²o Pablo Alfaro- Javi Navarro. En Sevilla, donde los b¨¦ticos le apodaron ¡®Doctor Muerte¡¯, a¨²n se recuerda vivamente el entrad¨®n del primero a Capi en un derbi en noviembre de 2000. El ¡®hachazo¡¯ le provoc¨® un esguince del ligamento lateral externo. ¡°Un poco m¨¢s y me retiran¡±, dijo Capi desde el hospital. Pero donde se especializ¨® Alfaro fue en polemizar con el Madrid, como su pisot¨®n a Salgado (le cayeron cuatro partidos), sus rifirrafes con Zidane o su incidente con Valdano en los vestuarios del Pizju¨¢n. Cuando colg¨® las botas, en 2007, su expediente dejaba pocas dudas: 28 expulsiones (18 por roja directa y 10 por doble amarilla), r¨¦cord absoluto de la Liga. Mientras jugaba, repet¨ªa el discurso habitual en el gremio: ¡°El f¨²tbol es para hombres. Acepto que digan que soy un jugador duro y contundente, pero no un camorrista, un macarra o un portero de discoteca. ?Ya est¨¢ bien!¡±. Ya retirado, en 2011, rebaj¨® el tono: ¡°Comet¨ª errores puntuales, pero era un buen deportista. Duro, s¨ª, pero jugaba en una zona en la que ten¨ªa que hacerme respetar¡±.
De esa agua tambi¨¦n beb¨ªa Javi Navarro. En 2001 cumpli¨® cuatro partidos por agredir al espanyolista Rotchen y en 2005 le dio una coz en la entrepierna al b¨¦tico Dani. Pero ser¨ªa su codazo salvaje a Arango, en marzo de ese mismo a?o, el que le marcar¨¢ para los restos. El venezolano del Mallorca pas¨® tres d¨ªas en la UCI con traumatismo craneoencef¨¢lico, rotura del hueso malar y estallido de uno de sus labios por el impacto. Tard¨® un mes en reaparecer. Competici¨®n pas¨® de puntillas y la sanci¨®n fue de cinco partidos.
De los futbolistas en activo, varios est¨¢n en la picota por violentos. Amorebieta, especializado en marcajes agresivos a Messi, y con once expulsiones a cuestas, r¨¦cord en la historia del Athletic. No le desmerece Marchena, que cumpli¨® tres partidos por un codazo sin bal¨®n a Arizmendi en la 2005-06, y hace unas campa?as le arre¨® una patada a Alves y despu¨¦s le pis¨®. El sevillano se especializ¨® en ¡®sacar¡¯ expulsiones al nueve rival. En el M¨¢laga-Villarreal de la misma temporada dio dos patadas¡ y despu¨¦s simul¨® que le agred¨ªa Eliseu. Maniobra que ya hab¨ªa probado con ¨¦xito en la 2007-08 con Soldado. La UEFA le endos¨® cuatro partidos por la vergonzosa batalla campal en el Valencia-Inter de 2007 en el que David Navarro us¨® a Burdisso de punching-ball. El valenciano pag¨® con siete meses de inhabilitaci¨®n por aquello y en el Levante manch¨® sus codos con la sangre de Llorente y Cristiano Ronaldo. Tambi¨¦n le arre¨® al zaragocista Sapunaru. En ninguna se le pit¨® ni falta.
Menci¨®n aparte merece Pepe, siempre pasado de revoluciones en los Cl¨¢sicos (pisot¨®n sin sanci¨®n a la mano de Messi incluido) y que sufri¨® un cortocircuito completo pateando al getafense Casquero tras hacerle penalti y cuando estaba ca¨ªdo en el suelo, en una de las acciones m¨¢s vergonzosas de la historia de nuestro f¨²tbol. Competici¨®n le empapel¨®: cuatro partidos por lo de Casquero, otros cuatro por un pu?etazo al uruguayo Alb¨ªn en la t¨¢ngana posterior, uno por la roja, y el ¨²ltimo por insultar a los colegiados. ¡°Casquero iba pic¨¢ndome, eso me hizo perder la cabeza¡±, dir¨ªa meses despu¨¦s el portugu¨¦s.
Muchos de los zagueros mencionados excusaron durante a?os sus actos sobre el c¨¦sped. Qui¨¦n sabe si por verg¨¹enza. Pero, por incre¨ªble que parezca, otros llegaron a sacar pecho. Ah¨ª tienen al presidente sevillista Jos¨¦ Mar¨ªa Del Nido, en AS: ¡°Yo jugaba de central le?ero, ?me lo dec¨ªa hasta el entrenador!¡±.