BORUSSIA 2 - REAL MADRID 0
A semifinales tras un buen susto
Terrible sufrimiento del Madrid, que regal車 dos goles a Reus en el primer tiempo. Paradas decisivas de Casillas en el segundo. Casemiro e Isco sostuvieron al equipo al final.Sorteo Champions en directo: Octavos
Esto es Casillas. Y esto es un equipo alem芍n. Nadie se gana la fama durmiendo. Nadie se gana el respeto por nada. Iker salv車 al Madrid por en谷sima vez y el Dortmund emparent車 con los viejos ogros alemanes, el miedo estaba fundado. Al final, el madridismo disfrutar芍 de sus cuartas semifinales consecutivas y de una lecci車n fundamental: es peor perder la memoria que la cartera.
Ya no habr芍 madridistas que pongan en duda a Casillas, o quiz芍 todav赤a queden, escondidos en alguna isla remota, como aquel japon谷s que tard車 30 a?os en dar la guerra por perdida. Cuesta creerlo, pero fueron muchos los aficionados que renegaron de 谷l, fascinados por Mourinho o por el amor a los l芍tigos, colgados de una atracci車n fetichista y sexual que todav赤a hoy llena de im芍genes del entrenador del Chelsea banderas blancas, bufandas moradas y avatares diversos. Ni siquiera la iconograf赤a del Che ha tenido tanto 谷xito.
Iker resisti車. Y hasta eso le reprocharon. Si callaba era malo y si defend赤a a Diego L車pez lo hac赤a tarde. No ten赤a escapatoria, ni respaldo del club (oficial o sentimental), ni apenas partidos para reivindicarse. Pero resisti車.
Y en Dortmund avanz車 su rebeli車n pac赤fica. Iker rescat車 al Madrid cuando estaba contra las cuerdas, cuando el tercer gol hubiera aniquilado la maltrecha confianza del equipo. Entre los minutos 67 y 69, Casillas sac車 dos balones que ven赤an cargados de muerte, tiros de cerca, de los que se repelen sin pensar, por puro instinto y por puro 芍ngel.
El Dortmund entendi車 entonces que hab赤a un muro m芍s alto que el del fondo sur del Westfalenstadion. Digamos que reconoci車 a Casillas, el del Mundial y el de las Eurocopas, el de la Champions, el mito. No se deshinch車 hasta ese instante. Al contrario, con un equipo plagado de remiendos, el Borussia acorral車 a un Madrid confundido por su falta de memoria y por el mal planteamiento inicial de Ancelotti. La t芍ctica de contenci車n no est芍 hecha para este Madrid, ni para estos jugadores, durante la primera parte m芍s pendientes del reloj que de la porter赤a contraria.
El error pudo acabar en drama, aunque costaba imaginar tal cosa en los primeros minutos. No es s車lo que el Borussia estuviera expectante. A los quince minutos, Di Mar赤a fall車 un penalti o lo par車 Weidenfeller, tanto monta. El argentino, tirador inesperado, resbal車 en el momento de impactar con el bal車n. La jugada hab赤a sido absurda desde el inicio, como siempre que un defensa bracea dentro del 芍rea, como siempre que un pistolero pisa una c芍scara de pl芍tano.
Como pueden imaginar, aquello creci車 al Borussia y al estadio. Tres minutos despu谷s, los alemanes estuvieron muy cerca de adelantarse. Lewandowski le rob車 un bal車n a Illarramendi, que pretend赤a protegerlo con el cuerpo para que se perdiera por la l赤nea de fondo. Reus (sublime) continu車 la jugada, recort車 a Pepe y enganch車 el at迆n en el anzuelo de Mkhitaryan, que no supo levantar la ca?a.
En el siguiente ataque, marc車 el Borussia. Piszczek envi車 un pase largo desde el lateral derecho, insustancial, y Pepe no tuvo mejor ocurrencia que ced谷rselo de cabeza a Casillas, demasiado lejos y demasiado flojo, quiz芍 confundido por tanto rizo. Reus se plant車 frente a Iker y marc車 el primero.
La 迆nica contestaci車n del Madrid durante la primera parte fue ininteligible. Benzema condujo una contra y, en el momento de la verdad, tropez車 con algo que s車lo pudo ser un agujero negro, pues fue engullido.
Iker contuvo el 芍nimo de los alemanes hasta que Reus aprovech車 el segundo regalo madridista. Illarramendi volvi車 a ejercer de Santa Claus, Reyes Magos y Rat車n P谷rez. Ramos quiso apoyarse en 谷l y el chico perdi車 el bal車n all赤 donde est芍 prohibido bajo pena de c芍rcel. Reus mont車 la contra y prolong車 a Lewandowski, que chut車 cruzado. Iker evit車 el gol en primera instancia, con la yema de los dedos, pero la pelota rebot車 en el palo y Reus la remach車.
En la segunda mitad, Isco entr車 por Illarramendi, que sali車 muy da?ado del partido, hecho trapos, dir赤a. Le costar芍 remontar el vuelo porque en el Madrid se perdona peor la falta de car芍cter que el fallo doble. La comparaci車n con otros compa?eros resulta m芍s hiriente visto el rendimiento de Isco y Casemiro. Cuando acabe la fiesta por la clasificaci車n habr芍 que preguntar por qu谷 el brasile?o se ha pasado la temporada en el cuarto oscuro.
El Madrid mejor車: descubri車 que el Dortmund no tiene nada detr芍s de Reus y Lewandowski, s車lo un magn赤fico portero. El Borussia no se amilan車: estaba d車nde quer赤a estar, a un gol de empatar una eliminatoria perdida. Fue el momento de Casillas, el de la frustraci車n de Mkhitaryan y Grosskreutz, las v赤ctimas del santo.
Isco control車 el bal車n para abanicar al equipo y Casemiro entr車 con cien bombonas de ox赤geno para darle vida. Aunque el madridismo se comi車 las u?as hasta la primera falange (Cristiano el primero), el Madrid no sufri車 m芍s. Los alemanes se quedaron sin fuerzas, pero con el orgullo intacto. El Madrid est芍 en semifinales. El susto vendr芍 bien. Para recuperar el pulso. Y la memoria.